Después de su debacle en Afganistán, EEUU no tiene posibilidad de una nueva aventura militar, en medio de la agudización de la pandemia, la hiperinflación y las elecciones intermedias de noviembre de 2022, donde no luce nada boyante el Partido Demócrata.
No es para asustar a la gente, pero lo cierto es que Estados Unidos, Rusia y China, armados con dispositivos químicos, biológicos y suficientes ojivas nucleares y termonucleares, tienen la capacidad destructiva de transformar al planeta en el campo de batalla de la Tercera Guerra Mundial (TGM), la cual sería la terminal, por lo cual es imprescindible el diálogo con atención a nudos geoestratégicos, empezando en Ucrania y Taiwán.
Pero absténgase de los noticieros de la televisión hegemónica y mire de frente al mundo: fuerzas rusas se aglomeran en la frontera con Ucrania, Moscú exige que la OTAN se aleje de sus fronteras y China insiste en su derecho a retomar Taiwán, incluso por la fuerza si es necesario. Estados Unidos quiere usar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) como un instrumento para canibalizar y estrangular el espacio estratégico de Rusia.
Etiopía está en guerra civil, el conflicto separatista en Ucrania ha cobrado más de 14.000 vidas desde 2014, la insurgencia en Siria continúa hirviendo a fuego lento y el autodenominado Estado Islámico arrasa en partes de África. “las guerras del futuro” ya están aquí.
Si las actuales se tornan hostiles, lo primero que ocurriría serían ataques cibernéticos masivos de ambas partes. Habría intentos de «cegar» al otro destruyendo sus comunicaciones, incluyendo satélites, o incluso cortando los vitales cables submarinos que transmiten datos.
China ha creado una nueva agencia llamada Fuerza de Apoyo Estratégico que se concentra en el espacio, la guerra electrónica y las capacidades cibernéticas», señala a la BBC Meia Nouwens, investigadora del Instituto Internacional para Estudios Estratégicos .
El mayor peligro militar es el recrudecimiento no planeado.” Si tus satélites no se están comunicando y tus estrategas que están sentados en sus búnkeres de comando subterráneos no pueden estar seguros de lo que está pasando, les resultará extremadamente difícil calibrar una reacción, y los deja con la opción de responder de forma «minimalista» o «maximalista», lo que lleva al riesgo de recrudecer las tensiones.
Un factor que probablemente juegue un papel principal en las guerras del futuro será la inteligencia artificial (IA). Esta podría acelerar tremendamente la toma de decisiones y los tiempos de respuesta de los comandantes, permitiéndoles procesar la información más rápidamente.
Pero hay un área donde Occidente está quedando peligrosamente rezagado respecto a Rusia y China y esos son los misiles hipersónicos, proyectiles súper potentes que pueden volar a cualquier punto entre cinco y 27 veces la velocidad del sonido y cargar ojivas convencionales o nucleares. Rusia ya anunció el éxito de pruebas con su misil crucero hipersónico Zircon, proclamando que puede destruir defensas en cualquier parte del mundo.
El presidente ruso Vladimir Putin afirmó que su línea roja es Ucrania y que ya no tenía mayor espacio para echarse más atrás, mientras lanzaba tres preguntas perturbadoras: ¿Qué diría Estados Unidos si estacionamos nuestros misiles en sus fronteras con Canadá y México?, ¿No tuvieron México y Estados Unidos disputas territoriales en el pasado? ¿A qué país pertenecía California? Putin concluye que nadie habla de esto en la forma de la que hablan de Crimea.
Obvio: Rusia nunca aceptará la instalación de misiles estadounidenses en su frontera con Ucrania a cinco minutos de Moscú, como tampoco Washington aceptaría los misiles de Rusia en el Golfo de México o en el mar Caribe, en reminiscencia de la Crisis de los Misiles en Cuba de 1962 en plena Guerra Fría.
Alerta máxima
Cuando están en alerta máxima (hair trigger) los riesgosos sistemas balísticos intercontinentales y de otros (Rusia y EU contabilizan el 90 por ciento del arsenal nuclear mundial) pueden devastar la civilización y dejar a la vida en la Tierra en estado calamitoso, en el mejor de los casos.
Las potencias juegan a imponer su hegemonía y si no recordemos las bombas atómicas lanzadas por EEUU en 1945, impactando en la posguerra, sobre todo como advertencia a los militares soviéticos, que fueron los que realmente ganaron la guerra contra Alemania nazi.
Cuando Washington usó esas armas, ya la guerra había concluido y Japón estaba vencido. El entonces presidente estadounidense Harry Truman decidió usar el monopolio atómico en la colocación militar de su país en la sucesión hegemónica de los imperios británico y francés, con la ventaja de contar con una industria intacta y alta capacidad económica, bancaria y financiera.
Desde 1945 mucha sangre ha pasado bajo el puente y se suman los fracasos militares de EEUU en Corea, Vietnam, Irak, Afganistán, Libia, Siria, además de una larga e inhumana serie de masacres –bautizadas como guerras antiterroristas (sin terroristas)- desde los no aclarados aún ataques a las Torres Gemelas y el Pentágono del 11 de setiembre de 2001, con sus cárceles clandestinas (Abu Ghrabi, Guantánamo) y torturas inhumanas en nombre de la democracia.
Todo ello acompañado de jugosos contratos con empresas de mercenarios y fabricantes de armamentos, junto a múltiples crisis y pánicos financieros en medio de una sobreextensión imperial, golpes y un 11-S encubridor de una diplomacia de fuerza con efectos que precipitan el deterioro hegemónico, como analizaba Emmanuel Wallerstein, quien afirmaba que fue desde la década de 1970 que en EEUU se hizo más perceptible una gradual declinación hegemónica.
La invasión a Irak en 2003 transformó la situación, de un declive hegemónico lento a un precipitado colapso: EEUU había perdido su credibilidad no sólo como líder económico del sistema mundo, sino también el de poder militar dominante.
En 2011 ya los acontecimientos castrenses y la persistente debacle económico-financiera y laboral confirmaban que esa era una advertencia de importancia capital por los graves riesgos que conlleva, en especial para América Latina, la propensión de EEUU de acentuar su proyección militar para neutralizar su desbarajuste económico-fiscal y monetario-financiero
Sólo la paz garantiza la sobrevida terrestre
Hoy es necesario para la paz mundial la garantía por escrito de no ampliación de la OTAN y del no ingreso a Ucrania. Bueno, la realidad es que ni siquiera lo escrito se respeta. Uno recuerda hoy el fiasco del acuerdo entre Mijail Gorbachov y George H. W. Bush de desactivar el Pacto de Varsovia a cambio de no mover la OTAN ni una pulgada al Este: fue desconocido por los sucesores de Bush.
Alentados por las sanciones económicas de Washington,que son verdaderos actos de guerra, son amenazantes los despliegues militares de la OTAN en países cercanos a Rusia y China. Esta unilateralidad bélica se asemeja a la de los nazis en la Segunda Guerra Mundial.
En documentos públicos del Departamento de Defensa se da cuenta de la creación del National Intelligence Council, un organismo creado por el gobierno de Bush II luego del 11-S para coordinar la vasta y proliferante burocracia de seguridad e inteligencia de EEUU. La primera conducción del NIC estuvo a cargo de John Dimitri Negroponte, ex embajador de triste memoria en Honduras, propulsor fr operativos de represión urbana y rural.
Global Times, del Partido Comunista Chino, expuso a la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris que señaló a la CBS que EEUU prepara lanzar sanciones nunca antes vistas contra Rusia en caso de su invasión a Ucrania.
“EEUU y Rusia ya se han culpado mutuamente de la situación en Ucrania. Estados Unidos exclama que los ejercicios militares de Rusia cerca de las fronteras de Ucrania pueden ser el preludio de una invasión a Ucrania, mientras Rusia arguye que tiene el derecho de movilizar a su ejército en su propio territorio y exigió una promesa de que la OTAN no desplegaría a sus fuerzas en Ucrania”, señaló el Global Times.
Después de su debacle en Afganistán, EEUU no tiene posibilidad de una nueva aventura militar, en medio de la agudización de la pandemia, la hiperinflación y las elecciones intermedias de noviembre de 2022, donde no luce nada boyante el Partido Demócrata.
Global Times aduce que EEUU “continuamente escala” las tensiones en Ucrania oriental. Desde el inicio de este año, ha enviado bombarderos estratégicos, incluyendo el B-52 y B-1B para abordar zonas como el mar Negro. En noviembre, envió bombarderos estratégicos y condujo ataques nucleares simulados contra Rusia, además penetró el espacio aéreo 20 kilómetroscerca de la frontera rusa, en un movimiento obviamente provocador.
Para el portal chino la estratagema del presidente Joe Biden es “Arrojar fóisforos en leña seca (…), pero evita sus llamas en forma deliberada” ya que mientras más tensa se vuelva la situación en Ucrania, más países europeos dependerán de Estados Unidos, lo que lo coloca como el máximo beneficiario de este juego peligroso. Argumenta que Estados Unidos ha convertido a Ucrania en un peón en el tablero de ajedrez europeo conforme lo empuja al Este –a su frontera de mil 944 km con Rusia, la mayor de sus siete fronteras, mientras Washington se encuentra a siete mil 855 kilómetros de Kiev.
*Sociólogo, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
https://estrategia.la/2022/01/05/apocalipsis-tomorrow-latente-amenaza-de-guerra-terminal/