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Argelia. En el IV aniversario del Hirak

Contribución en el espíritu del Hirak

Fuentes: Viento sur

En el cuarto aniversario del movimiento popular Hirak, iniciado en febrero de 2019, Argelia se hunde aún más en el autoritarismo y la represión. ¡El Estado duro se está imponiendo!

Yendo en contra de las reivindicaciones y los ideales democráticos del Hirak, de los que las libertades y la soberanía popular eran la piedra angular, el ilegítimo poder en funciones se atasca en su deriva autoritaria.

La profunda crisis del régimen en 2013, desencadenada por la enfermedad de Abdelaziz Buteflika [presidente de 1999 a 2019, fallecido en septiembre de 2021] y después por la caída del precio de los hidrocarburos en 2014, agudizaron las contradicciones internas e impulsaron el conflicto a la escena pública entre las principales facciones del poder.

El Hirak fue posible gracias a este debilitamiento interno del régimen. Por un lado la situación política a principios de 2019 ya estaba marcada por la represión y un autoritarismo rampantes, y por otro la caída del poder adquisitivo de las masas populares y las clases medias, así como la generalización del desempleo masivo endémico, constituyeron los ingredientes explosivos del mayor movimiento popular desde la independencia, llamado Hirak. El vaso ya estaba lleno y el anuncio, el 10 de febrero de 2019, de un quinto mandato no fue más que la gota que lo desbordó.

Fuera cual fuera la naturaleza de su factor desencadenante, el Hirak adquirió una magnitud que escapó y superó rápidamente a todos los aprendices de brujo y a quienes conspiraban en la sombra.

En efecto, tras las primeras manifestaciones grandilocuentes contra el quinto mandato de Buteflika y su camarilla, lo que se impuso fue la puesta en cuestión de todo el régimen y que el Ejército volviera a controlar de nuevo el poder político. En ese momento, tras derrocar a Buteflika en abril de 2019, la dinámica Hirak tomó un aire revolucionario para un cambio total y radical del régimen. «Yatnahaw Ga3» [¡Que se vayan todos!] se convirtió en un verdadero leitmotiv del movimiento.

Por eso los que están en el poder, y quienes defienden sus tesis, propagaron rápidamente la idea de un primer Hirak auténtico«, bautizado Moubarek y secuestrado en la Constitución, y de un segundo Hirak, es decir, posterior a abril de 2019, demonizado y combatido sin tregua hasta hoy.

Por esta razón, las potencias imperialistas no tardaron en aprovechar la oportunidad para aumentar su presión sobre el régimen, instándole a garantizar una estabilidad que asegurara sus intereses en el marco de la globalización neoliberal, a cambio de un reconocimiento del nuevo poder y de una colaboración económica beneficiosa para todos, tal y como recogen sus fórmulas.

Las nuevas leyes sobre hidrocarburos e inversiones, el mantenimiento del injusto acuerdo de asociación con la Unión Europea, el apoyo a la patronal y al sector privado, la constitucionalización de la intervención del Ejército fuera de nuestras fronteras, etc., fueron todas promesas de apoyo exterior a la hoja de ruta de la Nueva Argelia iniciada con las elecciones del doce-doce [del 12 de diciembre de 2019] y la nominación de Abdelmadjid Tebboune.

Pero estas presiones y amenazas externas, que tienen como objetivo nuestra riqueza nacional y el alineamiento político de nuestro país, continúan pesando -y son reales- en la evolución actual de la relación de fuerzas geoestratégicas a nivel internacional. Frente a la política represiva y autoritaria del régimen, exigen la instauración urgente de las libertades democráticas y el respeto de la soberanía popular para reforzar el frente interno y las capacidades de resistencia de nuestro país a todos los objetivos imperialistas.

La restauración autoritaria, mitigada y frágil del régimen en una primera etapa se vio reforzada en una segunda etapa por la irrupción de la pandemia del Covid-19 en marzo de 2020. Esto facilitó la represión y contuvo el nuevo aliento del Hirak; la subida de los precios de los hidrocarburos, a raíz de la guerra de Ucrania, permitió la revalorización de los ingresos del petróleo y del gas y una providencial e inesperada holgura financiera para el régimen.

De ese modo, las pequeñas medidas para calmar el frente social se han hecho posibles y se anuncian de forma pomposa y populista. No se corresponden con la magnitud del desastre social provocado por décadas de liberalismo económico y las malas prácticas que lo acompañan, ni con la estricta recuperación del poder adquisitivo que se ha retrasado durante… veinte años.

Sin embargo, hay que tener en cuenta otros factores esenciales para recordar las debilidades evidentes del Hirak y arrojar luz, modestamente, sobre el camino que queda por recorrer. Porque el reflujo actual del Hirak puede trabajar en profundidad el flujo de un inevitable nuevo Hirak popular y las luchas sociales y políticas del mañana.

En este contexto, conviene tener presentes los siguientes elementos clave y estratégicos

 El Hirak, a pesar de la espontaneidad de las masas y de la euforia que generó sobre un cambio radical y revolucionario, no fue capaz de producir un proyecto político claro y hegemónico que tradujera las reivindicaciones expresadas por millones de manifestantes durante un año para imponer las libertades, la justicia social y la soberanía popular.

 La ausencia de autoorganización del Hirak, especialmente a nivel de base, facilitó la represión y la aparición de varios oportunistas autoproclamados representantes de l movimiento. Sin una autoorganización democrática, popular e independiente en las bases, es imposible organizar el debate entre millones de ciudadanos, centralizar las reivindicaciones del Hirak en una plataforma y establecer un proceso constituyente que permitiera establecer los nuevos rasgos de una soberanía popular reconstituida.

 La debilidad del movimiento obrero y la no implicación significativa de las élites sindicales para apoyar el Hirak y darle una dimensión social más fuerte y una dirección progresista lo han reducido a menudo a empantanarse en reivindicaciones vagas y parciales, anticipando su debilitamiento y su declive. La presencia marginal del movimiento obrero en el Hirak le ha privado de importantes medios de lucha como la huelga general, que en marzo de 2019 fue la principal arma que precipitó la salida de Buteflika a principios de abril.

 En consecuencia, era imposible esperar la emergencia de una dirección unitaria, democrática, radical y progresista, que actuara bajo el control de la autoorganización popular y fuera capaz de ofrecer una alternativa al régimen y dirigir el país en la perspectiva de concretar las aspiraciones democráticas y sociales del Hirak.

Por supuesto, hay otros elementos a considerar en este debate sobre el balance del Hirak, balance que aún está por hacer. Sin embargo, en esta modesta contribución, que pide otras aportaciones, me ha parecido necesario subrayar brevemente, en este cuarto aniversario de la Hirak, los aspectos que me parecen más evidentes para ayudar a comprender la trayectoria de la Hirak y sus debilidades, por una parte, y, por otra, para sacar lecciones de esta formidable experiencia popular colectiva con el fin de prever mejor y hacer converger las luchas del mañana.

La huelga general anunciada por los sindicatos autónomos para el 28 de febrero es una buena noticia desde este punto de vista. Constituye precisamente la importancia del movimiento obrero organizado en la resistencia contra la represión de las libertades sindicales, y de las libertades democráticas en general, y del derecho de huelga. Cualquiera que sea su amplitud y su impacto, romperá el clima de represión que ha instalado un sentimiento de miedo, pero sin engendrar la resignación ni el abandono de las aspiraciones democráticas y sociales del Hirak.

Pero, a la espera de un futuro y del resurgimiento de la esperanza nacida del Hirak, la lucha debe continuar hoy prioritariamente por:

– ¡El cese inmediato de la represión en todas sus formas!

– La liberación de todos los presos políticos y de conciencia

– ¡La derogación de todas las leyes y disposiciones legales liberticidas!

– La supresión de todas las medidas y obstáculos al ejercicio efectivo de todas las libertades democráticas.

– Independencia del poder judicial y de los medios de comunicación públicos del poder político.

 -¡La apertura de un debate democrático y nacional, ante el pueblo, que permita la puesta en práctica de una auténtica soberanía popular!

Texto original: http://alencontre.org/afrique/algerie/algerie-contribution-dans-lesprit-du-hirak.html

Traducción: viento sur

 Mahmoud Rechidi, militante político, antiguo secretario general del PST (Partido Socialista de los Trabajadores), injustamente suspendido de toda actividad y reprimido. Intervención difundida en las redes sociales (traducido del árabe).

Fuente: https://vientosur.info/argelia-contribucion-en-el-espiritu-del-hirak/