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Argelia, entre la defensa de su soberanía y el chantaje occidental

Fuentes: Rebelión

Ningún gobierno está exento de los intereses y del chantaje de las potencias occidentales. Mucho menos si es reservorio de significativas reservas de petróleo y gas (12 mil millones de barriles en petróleo y 4.500 miles de millones de metros cúbicos de gas) que posee la República Argelina Democrática y Popular (RADP) [1]. Era de […]


Ningún gobierno está exento de los intereses y del chantaje de las potencias occidentales. Mucho menos si es reservorio de significativas reservas de petróleo y gas (12 mil millones de barriles en petróleo y 4.500 miles de millones de metros cúbicos de gas) que posee la República Argelina Democrática y Popular (RADP) [1].

Era de esperar que occidente (principalmente Estados Unidos y Francia) también tenga sus manos metidas, hasta el fondo, en la actual disyuntiva que enfrenta el pueblo argelino, y pretenda aprovechar la actual coyuntura política electoral, que tendrá lugar próximamente en la RADP, para imponer sus groseros intereses a través de sus más fieles representantes.

Luego de la revolución argelina, que puso fin al colonialismo francés en 1962 y proclamó el carácter socialista de dicha revolución, el pueblo argelino ha experimentado el retroceso en las políticas socialistas luego de la desaparición física del líder revolucionario Huari Bumedian (1925-1978), bajo el mandato del derechista Chadli Benyedid, en 1981, quien terminó por imponer políticas de apertura a Occidente. Nuevamente, Argelia enfrenta el dilema por una posible sucesión que podría definir su futuro.

Un poco de historia reciente.

Las rebeliones populares árabes («Primavera Árabe») iniciadas en el año 2010 en Túnez y Egipto, no alcanzaron a la RADP gracias a la rápida intervención del gobierno del Presidente Abdelaziz Bouteflika, que hizo una serie de concesiones políticas, reforzó la seguridad nacional y utilizó los ingresos provenientes de las ventas de los hidrocarburos para calmar las incipientes protestas registradas sólo en algunas pocas localidades de ese país.

De esta forma, el gobierno impidió que el caos se apoderara de Argelia, y los aparatos de seguridad lograron neutralizar rápidamente a los grupos yihadistas que aprovecharon la coyuntura política-social de toda la región, así como el apoyo militar brindado por Francia y Estados Unidos, que habían iniciado acciones terrorista en Libia, teniendo como segundo objetivo a la RADP. El gobierno argelino no iba a permitirse bajo ninguna razón o circunstancia que su país volviera a ser presa de los grupos yihadistas (Frente Islámico de Salvación), que provocaron los sangrientos episodios de la guerra terrorista suscitada en 1991.

Las rápidas políticas económicas y de seguridad desarrolladas por el gobierno de Bouteflika permitieron que éste ganara suficiente fortaleza política y el apoyo popular de las masas para poder presentarse, nuevamente, a las próximas elecciones presidenciales programadas para el 17 de abril del presente año. Muchos reconocen a Bouteflika como un factor importante para el mantenimiento de la estabilidad, la seguridad y la unidad nacional en ese país.

Sin embargo, se produce un revés en esta nueva coyuntura, derivado del accidente cerebro-vascular (ACV) adolecido por el Presidente Bouteflika en abril de 2013, se ha generado un debate político interno en Argelia sobre un posible escenario de traspaso del poder, alimentado principalmente por las pocas apariciones públicas y discursos del mandatario desde que sufrió dicha enfermedad.

Situación Actual

El pasado 22 de febrero, el Primer Ministro Abdelmalek Sellal, anunció la candidatura del Presidente Bouteflika. El Presidente hizo entregar su Carta de Intención. El Primer Ministro aseguró que a pesar de que el Presidente Bouteflika no se ha recuperado totalmente de la enfermedad, éste goza de todas sus capacidades mentales e intelectuales para seguir gobernando, y que la postulación a un cuarto mandato se da por la insistencia y el apoyo del pueblo argelino.

El Presidente Bouteflika recurre a la fortaleza de su gestión gubernamental, es decir, a la estabilidad y seguridad que ha prevalecido en Argelia bajo su gobierno. Tomando en cuentan que éste país es considerado por occidente como aliado clave en la lucha contra el terrorismo en la región (franja septentrional de África).

La candidatura del Presidente Bouteflika es respaldada por los partidos de gobierno Frente de Liberación Nacional (FLN) y la Agrupación Nacional Democrática (RND), así como también, por pequeños partidos como el Partido del Renuevo Argelino y Alianza Nacional Republicana. Sin embargo, el anuncio de la candidatura de Bouteflika es criticado por el principal partido aliado del gobierno, Movimiento Social por la Paz (MSP), y por otros como el Djil Djadid (Nueva Generación) y el Movimiento Ennahda; los cuales han hecho llamados a boicotear el proceso electoral por considerar que no están garantizadas las condiciones para la celebración de unas elecciones libres y transparentes.

La estabilidad que ofrece el Presidente Bouteflika no termina de convencer a un sector de la clase política argelina, que ven su candidatura como un intento para perpetuarse en el poder. Ese sector manifiesta desconfianza en la capacidad física e intelectual del Presidente para continuar gobernando y argumentan que en las pocas apariciones públicas que ha hecho el mandatario argelino se le ha visto en silla de ruedas y con dificultades para hablar.

Algunos medios internacionales como El País de España aseguran que existen fracturas entre el FLN y el Servicio Secreto Militar Argelino (dos de las instituciones más poderosas de Argelia). Según este medio, el servicio secreto ha hecho público una serie de actos de corrupción, donde están involucrados altos funcionarios del Ejecutivo. [2]

Las manifiestas contradicciones entre los altos funcionarios del Estado pudieran provocar divisiones en el seno de la sociedad argelina, debilitar la seguridad del Estado y facilitar la infiltración dentro del territorio argelino de los grupos yihadistas-terroristas que operan en la zona del Magreb. Situación en la que occidente pudiera sacar mayor provecho político para imponer a sus lacayos más serviles como candidatos para las próximas elecciones presidenciales. El Presidente Bouteflika ha hecho un llamado en los últimos días a la unidad y al respeto entre las instituciones públicas.

A pesar de que un sector de la clase política no apoya las aspiraciones del Presidente para un cuarto mandato, éste sigue gozando de un importante apoyo popular. El pasado 03 de marzo presentó en persona al Consejo Constitucional su candidatura, con más de un millón de firmas recolectadas en todo el país respaldando sus aspiraciones para un nuevo mandato.

Otra vez China como pretexto de las hienas

Uno de los intereses de occidente por acabar con el gobierno nacionalista de Bouteflika es la creciente penetración de China en el continente africano, siendo Argelia (y en particular bajo el gobierno de Bouteflika) uno de los principales socios en la región del gigante asiático. Esto se ve reflejado en la profundización de las relaciones que tuvo lugar el pasado 24 de febrero, donde la relación bilateral entre estos países fue llevada a una asociación estratégica, siendo la primera que establece la nación asiática con un país árabe. [3]

Aunque la mayor parte de las exportaciones de África a China son de petróleo. También China exporta hacia África equipamiento para transporte y comunicaciones, además de maquinaria y productos electrónicos. De las exportaciones que se dan desde África hacia China, un 70% son de petróleo y gas natural, un 15% de minerales y metales y un 10% de manufacturas [4], lo que ha permitido diversificar las relaciones con ese continente.

El gigante asiático que experimenta un impresionante crecimiento anual de entre 8 y 10% de producto interno bruto (PIB), necesita cada día de más y mejores fuentes de materia prima. Su primer contrato de importación de petróleo con África fue en 1998 con Nigeria. Pero el comercio de crudo con China no ha dejado de aumentar. A la lista se agregaron nuevos países que exportan crudo a China, tales como Angola, Argelia, Sudán, La República del Congo, Guinea Ecuatorial y Egipto.

China está llevando a cabo una agresiva estrategia de expansión y reposicionamiento en África, que ha conducido a muchos analistas a formular opiniones encontradas. Unos consideran que la estrategia de China constituye una forma de neocolonialismo, pero menos agresivo que aquel llevado a cabo por occidente en África desde el XVIII hasta la actualidad.

Otros consideran que China está otorgando verdaderas oportunidades de desarrollo a las naciones africanas, con beneficios compartidos y sin injerencia en los asuntos internos de esos países. China rechaza la acusación de ser una potencia neo-imperialista, y siempre se ha preocupado por destacar que su balanza comercial con África es equilibrada, además de que los créditos que ofrece a los países africanos son blandos y sin las condicionalidades que impone el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que exigen duros planes de ajuste a cambio de financiamiento.

Occidente (Estados Unidos y la Unión Europea), que se ve afectado por la crisis estructural del sistema capitalista, ve cada día con mayor oposición a los gobiernos que levantan banderas de soberanía nacional y desarrollan acuerdos bilaterales con potencias como China.

Por esta razón, el gigante asiático se ha convertido en un real dolor de cabeza para las transnacionales francesas y estadounidenses que cada día ven perder sus mercados y fuentes de materias primas, frente a los atractivos negocios que proyectan los capitales chinos.

El papel del Frente de Liberación Nacional (FLN)

El partido de gobierno FLN que ha dominado la dinámica política argelina desde la independencia en 1962, de ideología panarabista, y que aglutina a sectores militares nacionalistas y a políticos de corte bumedianistas y reformistas; entiende el tablero del juego del geopolítico occidental que se desarrolla en toda la región. El FLN comprende las amenazas que se ciernen contra su país, rodeado de países poco amigables como Libia, Mali y Marruecos que cuentan con presencia y apoyo de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN).

Por otra parte, el gobierno argelino ha procurado mantener estables las amplias relaciones económicas con occidente, principalmente con Europa, puesto que por su ubicación geográfica este mercado el resulta natural y el más importante para la colocación de sus hidrocarburos. En efecto, gasoductos submarinos conectan a Argelia con Europa, con importantes proyecciones futuras [5].

La RADP es un país soberano, el FLN mantiene un rol importante en materias sensibles de política exterior como su apoyo al Frente Polisario (a la República Árabe Saharaui Democrática), que lucha por la liberación de sus territorios del colonialismo marroquí; ha mostrado su respaldo al gobierno del Presidente sirio, Bashar al Asad, quien se enfrenta a grupos islamistas y terroristas que intentan hacerse del control político de esa nación, apoyados por occidente; también ha procurado que las alianzas económicas y comerciales que mantiene con occidente no sean impedimento para la diversificación de sus mercados con nuevos socios como China. Obviamente, esto irrita mucho a los arrogantes de occidente.

Fuentes

[1] http://www.opec.org/opec_web/static_files_project/media/downloads/publications/ASB2013.pdf

[2] http://internacional.elpais.com/internacional/2014/02/15/actualidad/1392489280_161680.html

[3] http://spanish.people.com.cn/31621/8546029.html

[4] http://elordenmundial.com/relaciones-internacionales/china-y-africa/

[5] http://www.medgaz.com/medgaz/doc/infografia.pdf

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.