Traducido para Rebelión por Caty R.
Según Kader Abderrahim, investigador asociado del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS) y profesor de Ciencias Políticas especializado en el Magreb y el islamismo, la brutalidad de la intervención demuestra que el país no ha resuelto en absoluto la cuestión del islamismo
¿Por qué ha intervenido Argelia en solitario?
Argelia siempre tiene esa actitud de no negociar con los secuestradores. Una vez más no ha vacilado, ha actuado. Como un reflejo pavloviano, sin planteárselo. Esta posición intransigente data de los años 90. Tras el golpe de Estado de enero de 1992, los dirigentes optaron por una línea muy dura y violenta. Nunca ceden, nunca aceptan el más mínimo compromiso, ni siquiera cuando las presiones diplomáticas se endurecen.
La gran diferencia esta vez es que el ataque golpeó a los residentes extranjeros y además afectó a un centro neurálgico de la economía. Argelia se lo tomó como un ataque a su soberanía y consideró que la respuesta reafirmaría su soberanía y solo eso. Argelia ha querido enviar un mensaje claro «no negociamos» e inmediato para reafirmarse y también para pasar por delante de los occidentales que habrían impuesto otra solución. Argelia ha vuelto a sus viejos hábitos, la opacidad, el secreto. Por desgracia el ejército argelino no está preparado para este tipo de operaciones tan arriesgadas. Hemos visto las trágicas consecuencias.
El conflicto político interno, ciertamente, también ha influido. Existe una guerra abierta por la sucesión de Abdelaziz Buteflika, que pretende presentarse a un cuarto mandato. El palacio está lleno de tensiones y podemos preguntarnos hasta qué punto Buteflika ha controlado la cadena de mando que inició y dirigió el ataque.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias para Argel?
Como me dijo un periodista argelino esta mañana, «la catástrofe». Catástrofe en términos económicos, una confesión flagrante del fracaso de la lucha contra el terrorismo… Argelia consiguió en los últimos tiempos entrar en un círculo virtuoso en el escenario internacional. Se había convertido en socia de las grandes potencias que la cortejaban económicamente. ¿Cuáles serán las consecuencias? En el terreno diplomático esto puede conducir desde una renegociación del estatuto de Argelia en el acuerdo de asociación con la Unión Europea hasta cuestiones más militares y estratégicas. Los occidentales se volverán más exigentes. En el terreno económico los inversores lo pensarán dos veces.
Por lo demás, Argelia corre el riesgo de resucitar sus viejos fantasmas. Las divisiones sociales y del cenáculo político se reavivarán. El secuestro muestra claramente y de forma extremadamente brutal que Argelia, al contrario de lo que dice, no ha regulado en absoluto la cuestión del islamismo. No hubo actuación política acompañando la represión. Se cooptó y se distinguió a algunos individuos pero eso no solucionó las cuestiones de fondo. Ha intentado repeler a los grupos armados más allá de sus fronteras y ahora le estallan en la cara. El problema es que Argelia no tiene ninguna intención de reabrir esa caja de Pandora. Para ella la única respuesta posible es la respuesta de la seguridad.
¿Cómo se explica que Argelia autorizase a Francia a sobrevolar su territorio en el marco del ataque a Malí?
En realidad Argelia se encuentra arrastrada a esta guerra, probablemente de mala gana. Abdelaziz Buteflika sin duda lo aceptó a cambio del asentimiento implícito de Hollande a su permanencia en el poder. Creo que es tan simple como eso, un mero cálculo político de Buteflika. La visita de François Hollande a la capital a finales de diciembre se desarrolló sorprendentemente bien, hecho que no se vio con agrado en Argel.
Fuente: http://www.liberation.fr/monde/2013/01/18/l-algerie-est-retombee-dans-ses-vieux-travers_874993