Fueron 73 los policías que participaron en las torturas y suplicios infligidos a Joxe Arregi durante los nueve días que lo tuvieron a su merced. El día 4 de febrero de 1981, en un operativo conjunto del Cuerpo Superior de Policía y de la Policía Nacional (hoy fusionados en el Cuerpo Nacional de Policía), eran […]
Fueron 73 los policías que participaron en las torturas y suplicios infligidos a Joxe Arregi durante los nueve días que lo tuvieron a su merced.
El día 4 de febrero de 1981, en un operativo conjunto del Cuerpo Superior de Policía y de la Policía Nacional (hoy fusionados en el Cuerpo Nacional de Policía), eran detenidos en Madrid los militantes de ETA (militar) Joxe Arregi e Isidro Etxabe (este último en libertad tras renegar hace años de ETA y acogerse al programa gubernamental de «arrepentimiento»); dos días después, el 6 de febrero, aparecía en un bosque cercano a Zaratamo el cadáver del ingeniero Ryan; el día 12, los mismos policías que le habían torturado salvajemente durante ocho jornadas, asustados ante el estado de su «custodiado», condujeron a Joxe Arregi al hospital penitenciario de Carabanchel; al día siguiente, viendo la gravedad de su situación, los médicos ordenaron su traslado a un centro hospitalario civil, pero Arregi murió en el camino; el lunes 16, una huelga general paralizaba el País Vasco, y por la tarde, Bilbao alojaba a una de las más grandes concentraciones humanas conocidas en la villa, esta vez en respuesta popular a la muerte por torturas policiales de Joxe Arregi; por fin, el 23 de febrero, ante la inminencia de un golpe de Estado que iba a protagonizar buena parte del descontento Ejército, el Rey (con la complicidad del CESID y de sus aliados de la UCD, de la AP y del PSOE) adelantó los acontecimientos y, aprovechando que el Congreso se reunía en pleno para la sesión de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo, lideró un operativo político-militar que consiguió abortar la asonada prevista para mayo y afianzarlo en el trono como «salvador de la democracia». En ese contexto de ebullición política y social se produjeron el martirio y la muerte de Joxe Arregi Izagirre a manos de los policías que lo custodiaban.