Unicef y el gobierno gambiano denunciaron el aumento del turismo sexual en el país africano. Se calcula que aproximadamente cien mil turistas procedentes de Europa llegaron a Gambia con ese fin. El abuso sexual y la explotación infantil están aumentando en Gambia debido a la llegada de turistas sexuales del Reino Unido y de Europa […]
Unicef y el gobierno gambiano denunciaron el aumento del turismo sexual en el país africano. Se calcula que aproximadamente cien mil turistas procedentes de Europa llegaron a Gambia con ese fin.
El abuso sexual y la explotación infantil están aumentando en Gambia debido a la llegada de turistas sexuales del Reino Unido y de Europa del norte, aunque adultos oriundos del país africano también fomentan estas prácticas, advirtió un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el gobierno gambiano».
Según este estudio, alrededor de 100.000 turistas procedentes principalmente del Reino Unido, Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Holanda y Alemania visitaron Gambia, el país más pequeño de Africa y uno de los menos desarrollados del mundo.
«Gambia es un objetivo vulnerable para visitantes sin escrúpulos como presuntos y convictos pedófilos que entran en el país en busca de un lugar de segundo plano para cometer sus crímenes contra niños, en silencio y con impunidad», señala el informe, del que informó la ONU en un comunicado.
Este turismo sexual ha generado un consumismo en aumento entre los nacionales que se prostituyen. Algunas chicas confiesan que ser prostituta «significa tener acceso a un montón de dinero para comprar vaqueros, zapatos, ir a la peluquería y presumir en fiestas en la playa y salas nocturnas», recoge el informe.
Señala, asimismo, que las menores que se prostituyen no «se consideran niñas y no comprenden que necesiten protección especial debido a su edad».
Gambia dictó una ley el año pasado que condena a una pena de prisión de hasta dos años, multa de casi 700 dólares o ambas a aquél que le haga una propuesta sexual a un niño.
El informe subraya que la migración de las familias a las zonas urbanas ha eliminado la facilidad de controlar y proteger a los niños en entornos más pequeños y conocidos. Los padres gambianos se quejan de que los valores y formas de vida occidentales están restándoles autoridad y les impiden controlar como antes a sus hijos.