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Beatriz Etxebarria, ¿lo recuerdan?

Fuentes: Rebelión

1.- Confesó «Sobre las 4:00 de la mañana del 1 de marzo de 2011 revientan la puerta. Me agarran del pelo y me llevan en volandas al salón. Estoy en sujetador y no me dejan ponerme ropa durante el registro. En el salón me reducen con violencia y en el sofá me intentan poner las […]

1.- Confesó

«Sobre las 4:00 de la mañana del 1 de marzo de 2011 revientan la puerta. Me agarran del pelo y me llevan en volandas al salón. Estoy en sujetador y no me dejan ponerme ropa durante el registro. En el salón me reducen con violencia y en el sofá me intentan poner las esposas. Se enfadan porque me quedan pequeñas. Me dicen mientras sigo sentada en el sofá: «Ya verás qué cinco días vas a pasar».

Me mareé un poco durante el registro del trastero. Me agarran muy fuerte del brazo, me dejan marcas. Me ponen esposas de cuerda y me las van apretando cada vez más.

Al salir de casa me amenazan: que no mire ni hable con mi pareja. Me llevan donde estaba el coche y me prohíben mirar el registro.

Me llevan al forense de Bilbo: me miran bien, tengo marcas en las muñecas de las esposas, tenía las venas hinchadas, y algún rasponazo. Los brazos rojos, por la forma de agarrarme, y agarrotados.

Me montan en el Patrol. Me obligaban a cerrar los ojos y me los tapan ellos mismos con la mano. Escucho cómo hablan de encontrarse con otro coche.

Paran. Un guardia civil, que se hacía llamar el Comisario, viene a buscarme y cambiamos de coche. El de ahora no es un Patrol, es un coche normal por el espacio y la altura al entrar. El Comisario empieza a gritarme al oído y a amenazarme: «Soy militar y estoy entrenado para matar». Me dice que tengo dos opciones: hablar desde el principio, o no. Noto cómo sacan una bolsa y me la ponen encima de las manos Durante el viaje a Madrid me dan golpes y collejas en la cabeza, y constantes amenazas. Me dicen que va a parar el coche y «te voy a poner en pelotas, te tiro a la nieve y te voy a abrir en canal». El Comisario se quita la chaqueta y empieza a restregarse contra mi cuerpo. El otro policía que estaba a su lado «apacigua» a El Comisario pero también me amenaza. Me hacen «la bolsa» dos veces de camino a Madrid.

En la comisaría había diferentes habitaciones: en una escuchaba los gritos del resto de detenidos y había otra que estaba más abajo que me daba la sensación de que estaba aislada, y ahí el trato era todavía peor. A la primera la llamaré la «habitación dura» y a la otra «la muy dura».

Siguen las amenazas y El Comisario me mete a una celda y me dice que piense bien qué voy a hacer. Me sacan de la celda y me llevan al forense.

Son sobre las 20.30 del martes. Le relato que estoy siendo torturada. Me vuelven a llevar a la celda.

Me llevan a la «habitación dura». Allí oía gritos del resto de detenidos/as. Me sientan en una silla y me mojan las manos, mientras escucho ruidos de algo que parecen electrodos. Cuando estaba en la celda también escuchaba esos mismos ruidos. Me dicen que tengo que hablar y me empiezan a quitar la ropa hasta dejarme totalmente desnuda. Estando desnuda me echan agua fría por encima. Me vuelven a poner la bolsa hasta tres veces seguidas. Me amenazan con hacerme la bañera. Estando desnuda, me ponen a cuatro patas encima de una especie de taburete. Me dan vaselina en el ano y en la vagina y me meten un poco un objeto. Sigo desnuda y me envuelven en una manta y me dan golpes. Me agarran, me zarandean y me levantan del suelo.

Me vuelven a llevar a la celda hasta la mañana del miércoles, cuando vuelvo a visitar al forense. Le cuento algo sobre el trato al que estaba siendo sometida y su actitud fue mala.

Vuelvo a la celda y allí trato de «descansar» un poco. Después de pasar un rato, viene El Comisario y me lleva a la sala «muy dura». Allí me vuelve a desnudar. Me estira del pelo, me da golpes en la cabeza y me grita al oído que es militar y que está entrenado para matar y que «te voy a destrozar toda por dentro para que no puedas tener pequeños etarras».

Me vuelven a llevar a la celda y después de estar allí, al forense. No le cuento nada, al ver cuál había sido su actitud en la última visita en la que cuestionaba el relato de torturas que le había hecho.

En los interrogatorios siempre había mucha gente. Una vez conté hasta siete voces diferentes. Me amenazan constantemente con mi pareja (al que escucho cómo está siendo torturado). También me amenazan con detener a mi hermano. Me dicen que como no haya trato no sólo van a detener a mis padres, sino que también van a llevar a mi abuela «en bragas y que se la iba a follar».

El anteúltimo día El Comisario me vuelve a desnudar. Tira una manta al suelo, grita y me dicen que me van a violar, otra vez. Me da la impresión de que él se empieza a quitar la ropa, escucho cómo se quita el cinturón. Entonces, al que llamaban Garmendia intenta tranquilizarle, lo saca de la sala en la que estaban y escucho cómo hablan. Garmendia entra otra vez en la habitación y me dice que le prometa que voy a declarar.

El último día tuve hasta seis interrogatorios. La segunda declaración policial la hago el sábado a las 5:40. Después no me vuelven a desnudar y la agresividad era menor, incluso llegaron a decirme si quería ver a Iñigo.

Las amenazas no cesaron hasta llegar a la Audiencia Nacional. En el furgón, El comisario, que estaba sentado a mi lado, me dijo que tenía que ratificar delante del juez la declaración.

Durante todo el periodo de incomunicación, salvo cuando iba donde el forense, estuve con los ojos tapados con diferentes antifaces. Había alguno de látex que tenía una especie de polvo que ellos decían que si abría los ojos me iba a quedar ciega. Yo sí notaba que cuando me lo quitaban (para ir al forense) me picaban los ojos durante un rato. Cuando estaba con El Comisario me ponían otro antifaz que era como de terciopelo.

Durante la incomunicación estuve sobre todo con tres policías (El Comisario, El Inspector y Garmendia, que era menos salvaje), aunque durante los interrogatorios solía haber mucha gente siempre en la habitación.

Ante el juez negué la declaración policial y denuncié haber sido torturada».

Luego de esta declaración Beatriz Etxebarria fue juzgada en el 2013 y condenada a 40 años de prisión

2.- La Cámara de Gasteiz

PNV y EH Bildu aprobaron en la Cámara de Gasteiz una enmienda transaccional en la que instan a los poderes públicos españoles a investigar «con rigor» todas las denuncias de tortura. PSE, PP y UPyD, que defendieron la actuación de las FSE, votaron en contra de la iniciativa.

El Parlamento de Gasteiz instó ayer a los poderes públicos españoles a investigar con rigor todas las denuncias de tortura, tal como exige el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Asimismo, solicita a Madrid que cumpla las recomendaciones del Comité Europeo para la Prevención de la Tortura y respete los principios establecidos en la Convención contra la Tortura.

Además, la Cámara autonómica reafirma su compromiso de impulsar el reconocimiento y la reparación de las personas que han sido víctimas de torturas y malos tratos.

Además, la Cámara autonómica reafirma su compromiso de impulsar el reconocimiento y la reparación de las personas que han sido víctimas de torturas y malos tratos.

En el debate previo a la aprobación del texto, ratificado en la Comisión de Derechos Humanos, Igualdad y Participación Ciudadana, el parlamentario del PNV Iñigo Iturrate afirmó que la tortura es «inadmisible» en un Estado democrático, ya que se trata de «un delito deleznable, que requiere una especial repulsa». También hizo hincapié en la figura del victimario, representada por «funcionarios públicos que abusan del poder que les ha sido otorgado».

El representante de la coalición soberanista, Julen Arzuaga, que lamentó que la iniciativa se hubiera quedado «corta», narró ante los presentes las torturas denunciadas por Madina, arrestado por la Guardia Civil. «Esta detención no fue para hacer justicia. Se trata de un nuevo agravio. Un castigo a un sector, a un movimiento político concreto. Es un castigo a la paz», criticó antes de señalar que, a día de hoy, los tribunales no han tramitado la denuncia. «Es un insulto a la verdad intentar tapar este caso», remarcó el parlamentario de EH Bildu, que puso de manifiesto «una dejación en la investigación».

Por su parte, Mikel Unzalu (PSE) aprovechó el debate para denunciar la violencia ejercida por ETA. En este sentido, instó a la coalición a «condenar el terrorismo». «Cuando denuncien todas las amenazas es posible que podamos firmar un texto parecido juntos», declaró el parlamentario del PSE, que se escudó en la PNL inicial para votar en contra de la transaccional.

En la misma línea se pronunciaron Carmelo Barrio y el único representante de UPyD, Gorka Maneiro, que defendieron la actuación de las FSE y restaron veracidad a las denuncias de torturas. «Para mí, la expresión más cercana a la tortura es verles a ustedes», subrayó el parlamentario del PP.

PSE, PP y UPyD, que defendieron la actuación de las FSE, votaron en contra de la iniciativa.

3.- El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH)

AFFAIRE ETXEBARRIA CABALLERO c. ESPAGNE (Requête no 74016/12) ARRÊT STRASBOURG. 7 octobre 2014

El 7 de octubre de 2014 emitió una nueva condena al Estado español por no investigar denuncias de torturas. Se trata de los casos de Beatriz Etxebarria, detenida en marzo de 2011 por la Guardia Civil en Bilbo, y de Oihan Ataun, arrestado en noviembre de 2008 por la Policía española en Zizur Nagusia.

La máxima instancia europea en materia de derechos humanos, en sendas sentencias, ordena indemnizar con un total de 29.000 euros a Etxebarria, de los cuales 25.000 son por daños morales y 4.000 en concepto de tasas y derivados por el procedimiento tanto estatal como europeo, y con 24.000 euros al joven navarro, de ellos 20.000 por daños morales y los otros 4.000 por costas.

El TEDH ha estimado la demanda interpuesta por la defensa de Etxebarria y Ataun, que invocó al tercer artículo de la Convención Europea de Derechos Humanos y acudió a Estrasburgo ante la ausencia de una investigación efectiva por pare de las autoridades españolas de las torturas y malos tratos denunciados durante el periodo de incomunicación. El caso de Etxebarria fue especialmente sonado por su denuncia de violación con un palo.

Los jueces señalan que en ambos casos «las investigaciones efectivas que se imponían por la situación de vulnerabilidad de los demandantes en detención incomunicada no tuvieron lugar» y recuerdan al Estado español la importancia de adoptar las medidas recomendadas por el Comité para la Prevención de la Tortura del Consejo de Europa, como la mejora del examen médico-legal y mantener una vigilancia apropiada «para evitar abusos y proteger la integridad física de los detenidos».

Con las de Etxebarria y Ataun suman ya cinco las sentencias condenatorias del Tribunal de Derechos Humanos contra el Estado español por no investigar denuncias de torturas. Las tres anteriores fueron las relativas a los casos de Mikel San Argimiro en 2010, el de Aritz Beristain en 2011 y el de Martxelo Otamendi en 2012

4.- Me pregunto, ¿por qué este apoyo a semejante bestialidad, por qué ese cerrar los ojos a tan grave inhumanidad, hasta cuando esa reiterada reprimenda de Estrasburgo clamando a jueces, funcionarios, forenses y gobiernos del estado español: «Dejen de torturar»?

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.