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Belafonte proteje el alma de la lucha

Fuentes: Seattle Post-Intelligencer

Traducido por: Yasnay Houelly Pérez y revisado por Yulaima Favier Horruitiner, del Equipo de traductores de Cubadebate y Rebelión

Harry Belafonte acaba de cumplir 80 años. El «Rey del Calipso» fue la primera persona en vender un millón de copias de un álbum, el primer afroamericano en ganar un Emmy, y es quizás el artista más notable del mundo. El sábado pasado asistí a su fiesta de cumpleaños, celebrada en un restaurante colindante con la Biblioteca Pública de Nueva York.

El lugar parecía idóneo, dado que el propio Belafonte es una biblioteca viviente no sólo de los movimientos por los derechos civiles, sino también de las guerras de liberación en todo el mundo. En 1944, justo antes de zarpar como integrante de la Marina de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, se le prohibió la entrada al club nocturno Copacabana. Diez años después, era el artista principal de este lugar. Conoció a Rosa Parks, a Paul Robeson y a Eleanor Roosevelt. Mantuvo correspondencia con Nelson Mandela mientras este se encontraba en prisión, en el tiempo en que el Gobierno estadounidense consideraba al líder sudafricano como un terrorista.

Belafonte fue íntimo confidente del reverendo Martin Luther King (hijo). Hablaba diariamente con él. El FBI interceptaba sus conversaciones. Taylor Branch, autor galardonado de una trilogía de libros sobre King, también se encontraba en la fiesta de Harry. Belafonte nos cuenta cómo el último libro de la trilogía de Branch, At Canaan’s Edge (A la Orilla del Canaan), reveló un número considerable de conversaciones que fueron intervenidas por el FBI.

Belafonte dice que, por luchar por el derecho al voto y por poner fin a la segregación, «se nos tildaba de poco patriotas, se nos veía como insurgentes, como personas que cometían actos de traición a nuestra nación y a la tranquilidad de nuestros ciudadanos. El FBI compartía esas opiniones. Intervenían todas nuestras conversaciones telefónicas». Incluso, El FBI fue a casa de King y amenazó a su esposa y a sus hijos.

También me dijo que: «La principal diferencia entre aquellos tiempos y los actuales es que ningún régimen anterior trató de subvertir la Constitución. Puede que hayan cometidos actos ilegales. Puede que hayan infringido la ley al cometer tales actos, pero lo hacían de manera clandestina. Nadie adoptó nunca una postura tan arrogante como la de George W. Bush y sus amigos y dijo ‘Queremos suspender legalmente los derechos de los ciudadanos, tener el derecho de vigilar, el derecho de leer tu correspondencia, el derecho de arrestarte sin cargos’ «. Su crítica no se limita a Bush (a quien, durante su visita al presidente Hugo Chávez en Venezuela, llamó «el mayor terrorista del mundo»).

El presidente Clinton se coló en la fiesta de cumpleaños de Belafonte, que tenía lugar al tiempo que los demócratas aspirantes a la presidencia luchaban por el voto de los afroamericanos. Los senadores Hillary Clinton y Barack Obama se encontraban en Selma, Alabama, celebrando el 42 aniversario de la famosa marcha en pos de los derechos al voto que se hiciera desde Selma hasta Montgomery.

Clinton pronunció unas palabras, mientras brindaba por Harry: «Tu política me ha inspirado más de lo que puedas jamás. Cada vez que te veía después de convertirme en presidente, pensaba que mi conciencia se estaba poniendo a prueba y no obtenía la calificación máxima. Pienso que todo presidente debe sentir lo mismo cuando se trata de alguien tan bueno como tú».

Le pregunté a Harry cómo se sentía con respecto a lo que Clinton había manifestado: «Me siento muy halagado, está bien, pero soy consciente de todo lo que se necesita hacer». En su concisa respuesta, se recordaba toda una vida de lucha, se advertía un acentuado escepticismo. «Él sabe cómo pienso. Dijo que no le di la calificación máxima». Luego le pregunté qué pensaba acerca del viaje de ambos Clinton y de Obama a Selma. «Estamos oyendo perogrulladas, no plataformas electorales. ¿Qué es lo que van a hacer por las personas de color, por los mejicanos, los prisioneros, los jóvenes negros? ¿Qué es lo que van a hacer cuando fenómenos como Katrina azoten los Estados Unidos?»

En 1965, Belafonte participó en la marcha original de Selma, junto con King. Justo antes de llegar a Montgomery, la Iglesia Católica de San Judas abrió sus puertas a los miles de manifestantes. Belafonte llamó a artistas de todo el país. Tony Bennett vino, al igual que Pete Seeger (ambos estaban en la fiesta de cumpleaños de Harry), Sammy Davis (hijo), Mike Nichols, el director de orquesta Leonard Bernstein, Odetta y Joan Baez. Bajo la lluvia, armaron una tribuna en medio del lodo con ataúdes donados por morgues de la región.

Se arriesgaron increíblemente. Hubo muertos y heridos de bala, así como personas golpeadas. Viola Liuzzo, un ama de casa blanca que residía en Detroit, fue mortalmente herida por miembros del Ku Klux Klan mientras llevaba a los manifestantes de vuelta a Selma. Semanas antes, la policía le disparó a un hombre llamado Jimmie Lee Jackson, quien falleció más tarde. A pesar de todo esto, Belafonte dice que hay mucho más en juego ahora.

Al igual que los leones de piedra que custodian la Biblioteca Pública de Nueva York, Harry Belafonte, fiero, intrépido y concentrado, protege el alma de la lucha. Aún cuando ya va camino de los noventa años, este león no duerme esta noche.

* Amy Goodman es la presentadora de «Democracy Now!», un noticiero internacional diario de radio y televisión.