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Entrevista con Roberta Alexander sobre el partido de las Panteras Negras (III)

«Bobby Seale hablaba de repartir el pastel, pero yo lo que quería no era una parte del pastel, yo quería tumbar al capitalismo»

Fuentes: Rebelión

Roberta Alexander es hija de una pareja de comunistas, producto de una relación interracial cuando los matrimonios entre blancos y afroamericanos estaban prohibidos, militante ella misma del Partido Comunista de los Estados Unidos, miembro del Club W.E. Dubois, de los Panteras Negras, activista en el movimiento estudiantil en Berkeley, profesora de inglés en los barrios […]

Roberta Alexander es hija de una pareja de comunistas, producto de una relación interracial cuando los matrimonios entre blancos y afroamericanos estaban prohibidos, militante ella misma del Partido Comunista de los Estados Unidos, miembro del Club W.E. Dubois, de los Panteras Negras, activista en el movimiento estudiantil en Berkeley, profesora de inglés en los barrios más desfavorecidos, Directora del Departamento de Inglés en una de las Escuelas Universitarias más combativas del distrito de San Diego, historia viva de la militancia en California y en los Estados Unidos. Si no fuera muy irrespetuoso hasta diría que leer estas entrevistas y, ojalá que en un futuro muy cercano, las memorias que está escribiendo, se aproxima mucho a una versión revolucionaria de la película Forrest Gump, excepto que aquí Roberta Alexander no es sólo testigo pasivo o inconsciente, sino participante activa de un tiempo convulso y esperanzador.

Esta entrevista es la tercera parte de cuatro, las dos primeras partes pueden leerse aquí:

Parte 1: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=136790

Parte 2: http://www.rebelion.org/noticias/ee.uu./2011/10/los-guardias-espanoles-nos-decian-una-y-otra-vez-que-no-sabian-nada-de-nuestra-136835

Luis Martín-Cabrera. Además de la «recomendación» de Avakian, ¿qué otras cosas te atraían del Partido de las Panteras Negras (BPP por sus siglas en inglés)?

Roberta Alexander. En primer lugar a mi no me atraía el BPP, cuando les oí hablar la primera vez, debía de ser en 1966, en Berkeley. Bobby Seale [1] estaba hablando de repartir el pastel y quedarse con una parte; de manera muy articulada, era un orador muy apasionado y muy carismático, pero yo lo que quería no era una parte del pastel, yo me quería cargar el pastel entero, quería tumbar el sistema capitalista entero, por eso no me impresionó tanto lo que decía entonces, aunque en aquella época ya estaban haciendo cosas en las comunidades negras pobres, trabajando contra la brutalidad policial y demás. En aquella época no debía de conocer el programa, porque me mantuve aparte de estos tíos. Creo que no conocí el programa bien hasta que no empecé a considerar seriamente unirme al BPP.

LMC. ¿Una vez que te afilias al BPP que tipo de trabajo hiciste en la organización?

RA. Al principio fui voluntaria en el Programa de Desayunos para los Niños en la Escuela, para aclimatarme al trabajo de la organización. Conocía una iglesia que nos dejaba el espacio para este programa de desayunos para chicos, simplemente me presenté allí y les dije que quería ayudar y ellos pues contentísimos de recibir la ayuda y de que les echara una mano cocinando y esas cosas. Continué cocinando, pero después de una semana y media se dieron cuenta de que tenía una licenciatura y, en cuanto se dieron cuenta, me pusieron a trabajar en el periódico y a dar clases de educación política: Estado y revolución, Stalin y la cuestión nacional, cosas así. Después de cuatro meses haciendo eso tenían un gran acto político, habían invitado a gente de todo el país a una cosa que habían llamado el «Frente Unido contra el Fascismo», porque de acuerdo con su análisis, con el que yo creo que no estaba de acuerdo ni siquiera entonces, los Estados Unidos se habían transformado en una sociedad fascista. La razón por la que decían eso, no obstante, tenía que ver con el modo en que el que fueron reprimidos, había habido ya varios incidentes en que las oficinas del Partido de las Panteras habían sido atacadas por la policía e incidentes en los que miembros de las Panteras habían sido incriminados y acusados falsamente de cosas que no habían hecho. En esa época también, nos enteramos después, el FBI, a través del programa «Cointelpro», orquestó falsas rivalidades entre distintas organizaciones negras tales como nosotros los Panteras y el grupo «US» en San Diego, que era la organización dirigida por Maulana Ron Karenga [2] y a los que nosotros llamábamos despectivamente «nacionalistas culturales» o «pork chop nationalists» (literalmente «nacionalistas de chuleta de cerdo» una manera de ridiculizar los hábitos alimentarios supuestamente típicos de la población negra). Había algunas razones naturales para que hubiera diferencias entre nosotros, porque a nosotros no nos parecía que andar por ahí en «dashikis» [un atuendo africano] tuviera mucho sentido, pero el FBI mandó cartas a las dos organizaciones con amenazas y los dos lados contestaron y hubo gente que murió, dos panteras murieron en San Diego y otras dos personas en Los Ángeles, mayoritariamente a causa de la manipulación de J. Edgar Hoover y el FBI.

Roberta Alexander en el aeropuerto con «Big man»

En fin, los Panteras organizaron esta gran conferencia e invitaron a gente de todas partes: Los Estudiantes para una Sociedad Democrática [3], los Young Lords de Puerto Rico [4], los Brown Berets chicanos [5], con los que ya teníamos una relación fluida, gente de la Unión Revolucionaria. A mí me pidieron que diera una charla sobre el papel de las mujeres en el Partido de los Panteras Negras en esta conferencia, fue uno de esos discursos de época, recibí una ovación cerrada y un largo aplauso. Después de ese discurso, me pidieron que diera otros sobre los Panteras Negras, porque se dieron cuenta de que tenía buena oratoria y, por cierto, los Panteras sabían como dar buenos discursos, eran muy buenos oradores, algunas veces el contenido era mejor que otras, pero eran buenos oradores en la tradición de los pastores negros. Hablé en Stanford, me mandaron a Seattle, estaba de gira dando charlas y un día, cuando todavía estaba trabajando en el periódico de los Panteras, me llaman a mi y a «Big Man» [6], el editor del periódico, para que nos juntáramos con el Comité Central del partido, eran Bobby Seal y algunos otros hombres. Nos dijeron que «Zengakuren», un grupo de estudiantes japoneses según entendimos, habían invitado a dos representantes de los Panteras para que visitaran Japón. No teníamos ni idea de lo que era el movimiento estudiantil japonés, así que teníamos dos billetes de ida «Big Man» y yo y el mandato de averiguar que estaba pasando allí, a la vez que dábamos a conocer nuestra lucha. Fue justamente de camino al aeropuerto que hablé con Masai, el Ministro de Educación del BPP y una de las personas que yo respetaba más y le dije «mira yo no voy a cambiar mis posiciones políticas de un día para el otro».

LMC. ¿Y cuáles eran los puntos de fricción y desacuerdo?

RA. Las fricciones tenían que ver con la diferencia entre una perspectiva internacionalista y una posición fuerte nacionalista, que es casi lo opuesto. Unas veces citaban a El Che o a Mao Tse-tung y hablaban de la dimensión internacional de la lucha que incluía a todas las razas y clases, los blancos pobres, todo el mundo y otras veces decían esta es una lucha de los negros y los demás se pueden ir al infierno. No lo decían exactamente así, pero casi, especialmente si la conversación era a puerta cerrada. En cualquier caso, Masai me dijo «no, no tu eres una internacionalista y esa es la posición que tienes que defender».

LMC. ¿Entonces no crees ni siquiera en usar estratégicamente alguno de los principios del nacionalismo negro?

RA. No, hay algunas de las cosas del nacionalismo que son correctas. Por ejemplo, hay un debate enorme sobre la necesidad de separar las organizaciones afroamericanas o negras igual que hay un debate sobre si las mujeres deben separarse de la organización general de los hombres. Me parece que lo que pasaba y lo que continua pasando es que cuando tienes a todo el mundo junto en una coalición, incluida gente blanca de clase media, el grupo minoritario no acaba en las posiciones de dirección. Este es uno de esos problemas que no hemos resuelto, creo que hay un momento en el que la gente debe organizarse por su cuenta, pero al mismo tiempo es peligroso porque se puede transformar en nosotros frente a la exclusión de todos los demás.

LMC. Entonces en la época tu eras fundamentalmente una internacionalista y no querías comprometer tus principios.

RA. Sí, era una cuestión de conciencia de clase también, porque el nacionalismo no tiene nada que ver con la clase, ¿verdad? Se basa simplemente en tu etnicidad y en las afinidades raciales y eso es algo que para mi siempre ha sido difícil de aceptar.

LMC. Pero entonces, ¿el Partido de las Panteras Negras se preocupaba por todos los negros independientemente del origen de clase o era una organización de clase obrera?

RA. No había ningún énfasis sobre la conciencia de clase, a pesar de que la gran mayoría de los líderes de los Panteras venían de familias de clase trabajadora. Era una organización lumpen y de clase trabajadora. Encontraron la palabra lumpen en Lenin o Marx y se dedicaron activamente a reclutar elementos lumpen, craso error, en mi opinión, porque mucha de esta gente acababa de salir de prisión, ¿cómo salían de la cárcel? Muchos de ellos hicieron pactos con el FBI para infiltrarse y transformarse en provocadores, no todos, no quiero decir todos. En aquella época creía y todavía creo que, en general, la gente que viene de los bajos fondos de nuestra sociedad no tiene la disciplina para trabajar en política de la manera que necesitamos. Alguien que está drogado se distrae fácilmente o puede desempeñar un papel negativo.

En 1969 abrieron el partido y se hizo realmente grande, con oficinas en todo el país, creció demasiado rápido y Hoover lo identificó como uno de los principales enemigos públicos. Todo fue demasiado rápido, no estábamos preparados para las repercusiones. Todos los asesinatos de los Panteras, los asesinatos entre grupos de afroamericanos y los casos judiciales debilitaron casi complemente la capacidad política del partido, porque los líderes estaban en la cárcel y los que no estaban en la cárcel estaban tratando de sacar a los que sí estaban.

LMC. Pero desde una perspectiva externa siempre me he preguntado si los Panteras se debilitaron por sus propios errores, por problemas internos de organización o porque eran una amenaza para las clases dominantes.

RA. Creo que nunca fueron una amenaza real, creo que eran una amenaza imaginada, era pura paranoia, pero los Panteras eran radicales, decían cosas radicales y eso aterrorizaba a las clases dominantes. Es difícil de contestar a tu pregunta, porque en el 69, 70 y después hicieron un montón de servicio en la comunidad. Siempre tuvieron una base en la comunidad, porque desde el principio empezaron siguiendo a la policía y ayudando a la gente en Oakland, luego el programa de desayunos para niños, el programa de comidas, tuvieron su propia escuela, pero no creo que fuera suficientemente extendido como para ser una amenaza para el gobierno de los Estados Unidos.

LMC. Pero los discursos de Panteras como Fred Hampton eran radicales y profundos, no se escucha a nadie decir las cosas que decía él en este país.

RA. No, es verdad, y a quién decidieron matar tampoco es una casualidad, asesinaron a Fred Hampton a sangre fría porque estaba haciendo cosas muy interesantes, parecía que había tenido éxito pacificando la guerra entre pandillas en Chicago e incluso había conseguido rehabilitar a varios de los pandilleros. No fue un error, era joven, carismático, muy inteligente, no fue simplemente una equivocación, está documentado que lo mataron con premeditación y alevosía. Yo tengo mi propia teoría sobre estos asesinatos, para mí a Martin Luther King lo mataron cuando amplió el programa y empezó a hablar de pobreza en el país y a posicionarse contra la guerra del Vietnam, porque no siempre tuvo esas posiciones, ése es el momento en que se les hizo peligroso. Con Malcolm X pasa lo mismo, independientemente de quién lo haya matado, de quién haya apretado el gatillo, se lo cargaron cuando se estaba volviendo más internacionalista, con un análisis más detallado de la sociedad e incluso del capitalismo, si yo me acuerdo bien.

LMC. ¿Qué piensas de la posición de Angela Davis que defiende que parte de la razón por la que los Panteras colapsaron es porque no prestaron suficiente atención a las demandas internas del movimiento, en particular las cuestiones de igualdad de genero y feminismo negro que no fueron nunca tomadas en serio?

RA. En la época decíamos que era mejor trabajar en un grupo mixto que separarnos de los hombres. Sin embargo, uno de las cosas que lamento más es no haber formado relaciones más íntimas con las mujeres del BPP. Había diferentes razones que explican esta falta de cercanía entre las mujeres, estábamos muy ocupadas en aquella época, teníamos esta estructura militarista que no nos permitía realmente juntarnos, pero yo tampoco compartía mis historias de los tíos del partido que pensaban que tenían derecho a tener relaciones sexuales, porque eran revolucionarios en los Panteras ni tampoco hablaba con otras mujeres de nuestra situación en el Partido, que nunca se nos promovía para las posiciones de dirección. Creo que nuestra consciencia era muy baja y me arrepiento de no haber hecho más en este sentido. Fui a una reunión de los Panteras en 1996 y me encontré con una mujer que estuvo en el partido mucho tiempo, 12 o 15 años, ahora enseña en Pomona College y me dijo «Roberta, tú eras un modelo para nosotras, porque nos enseñaste que teníamos agencia», qué gran cumplido, ¿no?, creo que es porque rechacé a varios tíos del partido que trataron de acostarse conmigo, algunos más sofisticados que otros que venían hablando de «chochos para el pueblo» («pussy power for the people» en inglés) o tal vez fueron algunos de los discursos que di. Estas cosas fueron muy dañinas, no cabe duda, pero no sé si llevaron a la descomposición del partido, fueron una parte, pero también influyó, como dije antes, el querer ser un partido del lumpenproletariado y sobre todo, la conspiración del FBI y del gobierno para destruir el partido «a cualquier precio» («by any means necessary»)

LMC. Volviendo al viaje a Japón, puedes contarnos un poco como fue tu experiencia en Japón representando a los Panteras.

RA. Bueno, cuando llegamos, en el mismo aeropuerto hubo un conflicto sobre quién debía recogernos en Tokio. Tienen que entender que ir a Japón es muy diferente a ir a Italia o Francia, no puedes leer nada, no entiendes nada. Un grupo nos recogió al final, no sabíamos quiénes eran, nos llevaban a distintos sitios, dábamos algunos discursos hasta que un grupo en uno de los mítines se nos acercó y nos dijo que estaban traduciendo mal lo que estábamos diciendo, porque la gente que nos llevaba eran parte del ejército rojo y ellos defendían la voladura de las líneas del ferrocarril y cosas así. Entonces, un fotógrafo americano, Steve Chain, nos dijo «tienen que romper con este grupo, yo conozco un grupo de gente de cine que tiene contactos con todos los grupos de la izquierda sin pertenecer a ninguno específicamente con el que podéis trabajar». Era una época en Japón en la que los estudiantes habían ocupado la universidad y había estudiantes que habían arrojado a otros desde un cuarto piso porque estaban muy divididos. Los servicios secretos de Japón nos siguieron todo el tiempo que estuvimos allí, aparcaban donde nos quedábamos y nos seguían a todas partes.

Roberta Alexander en Japón con «Big Man»

Con este grupo de cine pudimos visitar a trabajadores inmigrantes de Corea que en aquella época estaban muy discriminados en Japón y también la segunda y tercera generación de campesinos desheredados, se habían quedado sin su tierra y se habían hecho trabajadores en la ciudad. Nadie quería casarse con ellos, tenían muchos problemas. Visitamos también varias pistas de aterrizaje donde había muchas activistas, todas mujeres mayores, que trataban de asegurarse de que no fueran utilizados por la aviación norteamericana y de que no fueran rehabilitados para la aviación militar. Después visitamos a los campesinos de Sanrizuka [que es donde está ahora el aeropuerto Narita de Tokio], porque una de las cosas que unía a los militantes en Japón era justamente la oposición a la construcción de un aeropuerto en esas tierras, decían «por qué no usáis alguna de las pistas de aterrizaje de los americanos». Fuimos a muchas manifestaciones, la gente allí estaba super bien organizada, hacían cadenas humanas, codo contra codo y salían corriendo. En esta otra protesta del aeropuerto habían recogido excrementos humanos y se los tiraban a la policía [risas]. Hicimos un montón de cosas interesantes en Japón, visitamos a campesinos que tenían pins de Mao y Martin Luther King, y que se decían comunistas porque querían cambiar cómo se gobernaba el país. Una de las cosas más tristes es que el gobierno estaba apropiándose tierras muy ricas que habían sido cultivadas durante centurias, sino milenios, para construir un aeropuerto.

LMC. ¿En qué momento y por qué te marchas del Partido de las Panteras Negras?

RA. En primer lugar creo que no he mencionado que todo el tiempo que estaba en Japón estaba embarazada y en segundo lugar había un periódico en Berkeley que hacía periodismo de investigación y averiguaron «el plan» para destruir las oficinas del Partido de las Panteras Negras en Oakland. Una cosa rara es que todo el tiempo que estuve con los Panteras cada otra semana, había coches de bomberos aparcados en las intersecciones de las calles que rodeaban nuestras oficinas, ¿me sigues? No sabíamos por qué estaban haciendo eso hasta que salió el reportaje este diciendo, los camiones están ahí, porque la policía pensaba entrar con metralletas a las oficinas. Los Panteras tenían una rama paramilitar de la que yo sabía muy poco, nuestra oficina tenía sacos de arena en las ventanas, algunas personas tenían armas, algunas cosas eran legales otras seguro que no. Entonces, el plan era entrar y matar a todo el mundo en el primer piso y después disparar al segundo piso que es donde yo hubiera estado escribiendo o editando el periódico y la balacera misma hubiera prendido fuego a todo el edificio para que ardiera y matar absolutamente a todo el mundo en cuestión de segundos. Por eso estaban allí los camiones de bomberos «practicando» sus posiciones.

Entonces, teniendo en cuenta que la ambivalencia en términos de lo que los Panteras decían en público y lo que decían en privado, sus constantes cambios de posición entre su orientación marxista-comunista y su posición nacionalista más estrecha me dije, «yo no voy a morir por esto» y menos estando embarazada, así que me fui.

LMC. Para cerrar esta sección sobre los Panteras Negras, quería preguntarte qué salvarías hoy de tu experiencia con ellos tanto desde el punto de vista del discurso política como de la estrategia.

RA. Creo que un montón de cosas de los 10 puntos del programa de los Panteras son todavía relevantes. [Roberta lee la lista]. «Pleno empleo para nuestra gente», «El final de la explotación capitalista de las comunidades negras», va cambiando «fin del servicio militar obligatorio», esto es muy interesante, porque yo creo que el servicio militar debería ser obligatorio, hay más negros en el ejército porque no es obligatorio, un ejército de voluntarios atrae a gente pobre que necesita opciones en la vida, es fácil para ellos ir a Irak, que los maten y que nadie proteste, porque la mayoría de nuestra población no siente los efectos de la guerra porque sus hijos no son parte del conflicto bélico. «Fin inmediato de la brutalidad policial y los asesinatos arbitrarios de la gente de color y de la gente en general» esto todavía es verdad, «educación» todavía tenemos este desafío. «Libertad para todos los reclusos en las prisiones comarcales, estatales y federales». No estoy segura, sé que Angela Davis tiene un argumento muy convincente sobre este asunto, no estoy segura. «Tierra, pan, vivienda, educación, justicia y paz» ¿Quién puede decir que esto no sea bueno? Una de las cosas geniales que hicieron fue utilizar la declaración de Independencia de los Estados Unidos de Gran Bretaña [7], un documento revolucionario porque explica cuando es necesario que un pueblo se rebele contra su propio gobierno, para fundamentar el preámbulo del programa de los 10 puntos; muchas de estas demandas son todavía aplicables, la cuestión es como estructurarlas.

Estoy feliz de haberlo hecho, me alegro de haber sobrevivido. En general, los Panteras fueron una fuerza positiva, pero creo que la ideología dentro del grupo era muy inestable y, por eso, los ataques tan tempranos que recibieron fueron un golpe fatal.

[1] Bobbie Seale (1936) es junto con Huey P. Newton cofundador del Black Panther Party. En 1966, tras el asesinato de Malcolm X, Newton y Seale fundaron el BPP cuyo lema, inspirado en la filosofía de Malcolm X, era «libertad a cualquier precio» (Freedom by any means necessary»). En 1968 Seale fue acusado de incitación a la rebelión en la convención demócrata de Chicago. En el juicio contra los «Chicago 8» Seale protestó repetidamente porque sus derechos constitucionales estaban siendo violados, hasta que el juez decidió esposarlo y ponerle una mordaza en la boca. Así fue condenado. Su autobiografía se tilula «Una rebeldía solitaria» «A lonely rage».

[2] Maulana Ron Karenga (1941) representante de la versión más culturalista de la herencia del pensamiento de Malcolm X. En 1965 fundó el grupo nacionalista US («US Black People», «Nosotros gente negra») y también fue el creador de la festividad panafricana «Kwanzaa». Es profesor de Africana Studies en Cal State Long Beach.

[3] Estudiantes para una Sociedad Democrática («Students for a Democratic Society») Fue una organización radical de estudiantes universitarios de los años sesenta. Uno de sus líderes fue Tom Hayden, uno de los autores del Manifiesto de Port Huron, una ciudad del estado de Michigan, en la que el grupo se reunió para formular su programa de críticas al sistema democrático norteamericano y a la política belicista de los Estados Unidos durante la Guerra Fría.

[4] Los Puerto Rican Young Lords eran una organización nacionalista revolucionaria puertoriqueña similar a los Panteras, luchaban contra la brutalidad policial, las poíticas urbanas de segregación y otros abusos. Basados principalmente en Chicago.

[5] Los Brown Berets son un grupo revolucionario nacionalista Chicano (mexicanoamericanos) surgido en los años sesenta para luchar contra la brutalidad policial y el racismo.

[6] Elbert «Big Man» Howard es otro de los miembros fundadores del BPP, estuvo en el Comité Central y fue Ministro de Información.

[7] El segundo párrafo de la Declaración de Independencia dice, por ejemplo, «CUANDO en el Curso de los Acontecimientos humanos se hace necesario que un Pueblo disuelva los Lazos Políticos que lo han vinculado a otro y adopte entre los Poderes de la Tierra la Posición igual y separada a la que las Leyes de la Naturaleza y de la Naturaleza Divina le dan derecho, un Respeto apropiado por la Opinión de la Humanidad exige que dicho pueblo declare los motivos que lo impulsan a la Separación. Sostenemos que estas Verdades son evidentes en sí mismas: que todos los Hombres son creados iguales, que su Creador los ha dotado de ciertos Derechos inalienables, que entre ellos se encuentran la Vida, la Libertad y la Búsqueda de la Felicidad. Que para asegurar estos Derechos se instituyen Gobiernos entre los Hombres, los cuales derivan sus Poderes legítimos del Consentimiento de los Gobernados; que el Pueblo tiene el derecho de cambiar o abolir cualquier otra Forma de Gobierno que tienda a destruir estos Propósitos, y de instituir un nuevo Gobierno, Fundado en tales Principios, y de organizar sus Poderes en tal Forma que la realización de su Seguridad y Felicidad sean más viable.»

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.