Traducido del francés por Alberto Nadal
Todas son universitarias y llevan juntas un combate por la igualdad hombres/mujeres. Las feministas de Bouira se han distinguido por su valentía en su enfrentamiento con los tabúes y con una franja de la sociedad que no acepta ningún otro estatus de la mujer que no sea el que le ha sido consagrado en la tradición.
Ludmilla Akkache es una de ellas. Ella y sus colegas no pierden ninguna ocasión de expresar su hartazgo de la situación de las mujeres en Argelia y sus aspiraciones a un mejor porvenir. Sin embargo, el combate que llevan a cabo no es tranquilo. La estudiante militante ha sufrido, en numerosas ocasiones, agresiones físicas y verbales durante su participación en concentraciones y manifestaciones.
Ha recibido también amenazas e insultos en las redes sociales. Su único «delito», dice, es su lucha por los derechos de las mujeres. Precisa que «nuestra lucha no nació ayer. Hace años que estamos implicadas en ella. Tras la revuelta del 22 de febrero nos hemos implicado tanto a favor de la causa nacional como de la causa feminista. Participamos regularmente en las manifestaciones, tanto con nuestros compañeros y compañeras estudiantes, cada martes, como los viernes con todas las franjas de la sociedad».
A lo largo de las semanas, se ha extendido un cambio de actitud de ciertos manifestantes. Hay individuos que ya no toleran ver en las manifestaciones cortejos feministas, ni siquiera a mujeres que reivindican sus derechos. «Era un viernes, en la capital Bouira. Mi pancarta en la que había escrito «La igualdad entre las ciudadanas y los ciudadanos es un derecho y no un favor» suscitó el descontento de ciertos hombres. Se aprovecharon de un momento en el que me encontraba sola para pedirme explicaciones.
Una multitud de curiosos se agrupó a mi alrededor, como si hubiera cometido un crimen. Aprovechándose de esta situación, uno de los más enardecidos se acercó, me empujó violentamente y luego me arrancó la pancarta y la destrozó», cuenta la joven. La agresión no se limitó a este hecho. El mismo grupo de individuos estaba cada vez más enardecido.
«Me gritaban que me fuera, que no estaba en Túnez para reclamar la igualdad. Que olvidara todo esto. Que no lograría mis objetivos mientras ellos estuvieran allí. Que yo no era argelina… Yo estaba estupefacta y tenía miedo», recuerda. Armada con toda su valentía, la militante feminista no se rindió y decidió enfrentarse a su agresor. «Asumí el riesgo ante la multitud furiosa que quería echarme a cualquier precio. Le dije al que había destrozado mi pancarta que lo que había conseguido era que gritara mis consignas con todas mis fuerzas y que en lugar de leerme, todo el mundo me oiría».
Tras los actos de intolerancia soportados, se plantean muchas cuestiones. «¿Cómo puede ser que gente que reclama alto y fuerte la democracia abusen de los derechos de otras personas?, se pregunta nuestra interlocutora. «Luchamos por una Argelia plural, en la que la libertad de expresión sea un principio sagrado. Nos reconforta la implicación de muchos hombres en la lucha feminista. Su apoyo nos es precioso».
Linchamiento mediático
Por su parte, Sonia Louzi, otra activista feminista en Bouira, ha sido víctima de una deformación de sus declaraciones por una cadena de televisión privada. Sonia había sido solicitada por una periodista de la mencionada cadena para comentar una agresión a algunas feministas que habían participado en una manifestación en Argel. Sin embargo, a la hora de la difusión de la llamada telefónica en el noticiario de la cadena, su intervención fue censurada y vaciada de contenido.
«Todo lo que ha quedado han sido briznas insignificantes y silencios. No me reconocía en la grabación», deplora. «Creo que su objetivo era manchar nuestro combate y decir que las feministas llevan a cabo una guerra contra el islam y quieren desviar el hirak. La mencionada cadena de TV y otras se han distinguido siempre por su odio hacia las feministas.
Las militantes agredidas en Argel han sido presentadas como enemigas del pueblo y de la religión a través de una vil propaganda mediática. En lugar de apoyarlas, han sido condenadas», añade. El día siguiente Sonia pensó denunciar a la cadena ante los tribunales, pero antes de ello relató su versión de los hechos en las redes sociales para disipar todo equívoco. Finalmente, «no he presentado la denuncia, he preferido dejarles con su conciencia, si la tienen».
¿Un problema de concepto?
Para mucha gente a la que hemos planteado la cuestión, el concepto de feminismo es ambiguo. Pero esto no puede en forma alguna explicar la actitud agresiva que muestran ciertas personas supuestamente «instruidas» hacia las jóvenes que militan por sus derechos. «Efectivamente el concepto es poco preciso y esto no ocurre solo aquí. En Argelia feminismo significa occidentalización, desviación de los valores y tiene un montón de connotaciones peyorativas. Dicho esto, no vamos a cambiar un nombre adecuado para agradar a otra gente. Es peligroso y violento, pero es una lucha que hemos elegido. Sin embargo, estamos dispuestas a explicar a quien quiera los objetivos de nuestra lucha. Asumimos lo que hacemos y poco a poco la gente va a comprenderlo», dice la infatigable feminista de Constantine, Amel Hadjadj, con la que hemos estado en Bouira.
Nos cuenta que el pasado mes de marzo colectivos feministas celebraron una reunión que llevó a la decisión de crear un espacio político feminista, que formaría parte del hirak. «Las mujeres han participado en todas las luchas que ha llevado a cabo el pueblo argelino. Fueron moudjahidates (combatientes en la guerra de liberación nacional), militantes, trabajadoras, etc., pero fueron traicionadas sucesivamente en 1965, luego en 1984 con el Código de la familia, etc. Creo que es el momento de reivindicar los derechos de las mujeres» y añade que «queremos todos y todas un cambio de sistema y olvidamos que este sistema ha sido construido sobre la exclusión y la misoginia».
A pesar de numerosas dificultades, Amel piensa que ha habido un cambio enorme. La reivindicación feminista se impone por si misma en la sociedad argelina. La militante de Constantine nos cuenta así que la coordinadora «Mujeres argelinas por un cambio hacia la igualdad», que reagrupa a varias asociaciones y colectivos de mujeres y de feministas, se refuerza cada día que pasa. Solo la lucha paga.
Fuente: https://www.elwatan.com/pages-hebdo/magazine/bouira-le-double-combat-des-femmes-18-07-2019