El nuevo Enviado Especial del Secretario General de la ONU para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura, ha viajado por primera vez a una región que está en guerra entre Marruecos y el Frente Polisario desde finales de 2020. Es necesario mantener la esperanza de que su misión tenga éxito y contribuya a una solución pacífica, justa y definitiva.
No cabe ninguna duda de que la legalidad internacional reconoce y garantiza el derecho a la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental para decidir democráticamente su futuro. Desde 1966 -resolución 2229 (XXI) 20 de diciembre- hasta el momento, la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, y la Comisión de Descolonización han reconocido dicho derecho en innumerables resoluciones. Asimismo, en repetidas ocasiones, han invitado a que se organice un referéndum que haga posible el ejercicio de ese derecho reconocido por el Tribunal de Justicia de la Haya en 1975.
Partiendo de este reconocimiento, ¿por qué razón las Naciones Unidas no han podido aplicar la legalidad vigente? Siete secretarios generales de la ONU han pasado con el conflicto abierto y ninguno ha conseguido encauzar una solución. Todos sus enviados especiales han dimitido al poco tiempo, ante la imposibilidad de resolver el conflicto. Se pensó que, con la participación de James Baker, exsecretario de Estado de EEUU, podría buscarse una solución pacífica y justa. Baker consiguió que Marruecos y el Frente Polisario llegaran a un acuerdo sobre identificación de votantes haciendo esfuerzos complementarios que se concretaron en un Plan de Arreglo que determinaba un referéndum al cabo de un periodo de transición de cinco años. El Consejo de Seguridad lo aprobó y el Frente Polisario lo aceptó. No obstante, en una carta de abril de 2004 dirigida al Secretario General de la ONU, Marruecos anunciaba oficialmente, que declaraba unilateralmente su soberanía sobre el Sáhara Occidental considerando que “un referéndum que incluya la opción de independencia constituye una puesta en tela de juicio de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara”. Esta pretensión de soberanía, que se camufla desde 2006 con la llamada propuesta de autonomía, no es reconocida por la Comunidad Internacional y su inconsistencia ha sido subrayada por las distintas resoluciones del Consejo de Seguridad.
A partir del 2004, Marruecos decidió minar el proceso de paz y oponerse a los esfuerzos descolonizadores de las Naciones Unidas. Prueba de ello es el último discurso que pronunció el Rey de Marruecos, con motivo del aniversario de la invasión del Sáhara Occidental: “El Sáhara permanecerá en Marruecos y Marruecos en el Sáhara hasta el final de los tiempos…”. Por otro lado, el Secretario General del Frente Polisario y Presidente de la República Árabe Democrática Saharaui, Brahim Ghali, declaró que “el pueblo saharaui ha tomado la decisión soberana de intensificar su justa guerra de liberación por todos los medíos legítimos y, en primer lugar, la lucha armada, hasta la instauración de la soberanía de la República Saharaui sobre la totalidad de su territorio”.
Hasta ahora, el problema principal ha sido y es la falta de voluntad clara y contundente del Consejo de Seguridad a la hora de aplicar sus resoluciones, no la escasez de resoluciones innovadoras o imaginativas. El fracaso de Antonio Guterres, de los anteriores secretarios generales de las Naciones Unidas y de sus distintos enviados especiales (James Baker, Álvaro de Soto, Peter Van Walson, Christopher Ross, Horst Köhler) es indignante. Todos lo intentaron, pero siempre fracasaron y chocaron con los países “amigos” de Marruecos en el Consejo de Seguridad, que amenazan con vetar cualquier resolución que pueda imponer una solución democrática a Marruecos.
Confiamos, no obstante, en que Staffan de Mistura tras conocer in situ el territorio ocupado, y ver con sus propios ojos la brutal violación de los DDHH cada día, intentará una vez más, con todas sus fuerzas, ayudar a poner fin a un conflicto que ya dura demasiado y a encontrar una solución de acuerdo con la legalidad internacional para la última colonia de África. Es una misión difícil, pero justa y necesaria.
Suerte Mulana Staffan
José Taboada Valdés. Presidente de honor de CEAS-Sáhara
Fuente: https://ceas-sahara.es/buena-suerte-staffan-de-mistura/