El Gobierno estadounidense prevé el despliegue de una fuerza de alrededor de 10.000 miembros de la Guardia Nacional con el objetivo de controlar el paso de inmigrantes en la frontera con México y de esta forma recuperar el apoyo de la línea más dura del partido republicano, que reclama reforzar la vigilancia de los 3.000 […]
El Gobierno estadounidense prevé el despliegue de una fuerza de alrededor de 10.000 miembros de la Guardia Nacional con el objetivo de controlar el paso de inmigrantes en la frontera con México y de esta forma recuperar el apoyo de la línea más dura del partido republicano, que reclama reforzar la vigilancia de los 3.000 kilómetros de frontera. Así lo anunció esta madrugada, hora española, el presidente norteamericano George Bush.
La idea de utilizar a la Guardia Nacional con este objetivo ya ha hecho saltar la luz de alarma al otro lado del Río Grande, donde el presidente mexicano, Vicente Fox, ha expresado ya a su homólogo estadounidense sus preocupaciones, según publicó ayer The New York Times. Se trata de una medida que podría enturbiar las relaciones entre los dos países vecinos y que la Casa Blanca a través de una de sus portavoces quiso aclarar, subrayando que no se trata «de una militarización de la frontera, sino de apoyar los actuales efectivos fronterizos, de manera temporal», según María Tamburri.
Los soldados de las guardias nacionales de California, Texas, Nuevo México y Arizona «no tendrán responsabilidades ni atribuciones policiales», dijo el asesor de la Casa Blanca Dan Bartlett en el programa The Early Show de la CBS.
El presidente estadounidense realizó este anuncio durante su intervención televisada de anoche, una aparición pública emitida desde el Despacho Oval de la Casa Blanca. La baja popularidad del presidente Bush, según una encuesta de The Wall Street Journal por debajo del 30 por ciento, y un incremento de las críticas a su política migratoria explicaría en parte la urgencia de la convocatoria televisiva, sobre todo, en este periodo de cuenta atrás para las elecciones de noviembre.
El consejero presidencial de Seguridad Nacional, Stephen Hadley, defendió la medida en entrevista con la cadena CBS, indicando que el presidente está intentando hacer todo lo que puede para garantizar la seguridad en la frontera. «Es lo que quiere el pueblo estadounidense, y es lo que él quiere hacer», dijo Hadley.
Bush ha expresado desde el comienzo de su mandato su intención de que se apruebe una reforma migratoria que incluya un programa de trabajadores huéspedes y una forma de legalizar a los indocumentados, calculados en unos 12 millones. Aunque Bush insiste que él se opone a una amnistía, defiende el derecho a que los extranjeros indocumentados que paguen sus impuestos atrasados y una multa y no tengan historial criminal puedan acceder a algún camino para regularizar su situación.
El presidente mexicano, Vicente Fox, llamó por teléfono a su homólogo estadounidense el domingo «para señalar sus preocupaciones sobre la consideración de un plan de Estados Unidos de desplegar la Guardia Nacional en la región de la frontera», dijo la portavoz María Tamburri.