El Congreso de EEUU inició este lunes el debate sobre una enmienda constitucional para prohibir el matrimonio entre homosexuales. La cuestión polariza y genera polémicas en la sociedad estadounidense. Los demócratas acusan a Bush de utilizar el tratamiento de esa ley para conseguir votos de la derecha conservadora. anto Bush como Kerry han centrado sus […]
El Congreso de EEUU inició este lunes el debate sobre una enmienda constitucional para prohibir el matrimonio entre homosexuales. La cuestión polariza y genera polémicas en la sociedad estadounidense. Los demócratas acusan a Bush de utilizar el tratamiento de esa ley para conseguir votos de la derecha conservadora.
anto Bush como Kerry han centrado sus campañas en la defensa de la familia y de los valores tradicionales, y se valen -con distintas modalidades y discursos- de los homosexuales para atraer el voto de la derecha conservadora y cristiana de EEUU.
El sábado, desde su programa radiofónico, George W. Bush, abogó por la aprobación de una enmienda constitucional que prohíba el matrimonio homosexual, a la vez que realizaba una cerrada defensa del matrimonio tradicional en EEUU.
Según el jefe de la Casa Blanca, «unos pocos jueces activistas y funcionarios locales» quienes tratan de forzar la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo.
«A lo largo del tiempo, en cada cultura, los seres humanos han entendido que el matrimonio tradicional es básico para el bienestar de las familias… dado que las familias transmiten los valores y forman el carácter, el matrimonio tradicional es también básico para la salud de la sociedad», enfatizó el fin de semana durante su discurso radial.
«Insto a los miembros de la Cámara de Representantes y al Senado a aprobar y a enviar a los Estados para su ratificación una enmienda que defina el matrimonio en EEUU como la unión de un hombre y una mujer como marido y esposa», pontificó el presidente del Imperio desde su programa de los sábados..
La crítica alocución de Bush se produjo dos días antes de que el Senado de EEUU comenzara a debatir una enmienda a la Constitución que estipula que el matrimonio sólo puede tener lugar entre un hombre y una mujer.
Analistas y medios estadounidenses no alineados con la campaña republicana, lo acusaron el lunes de utilizar la enmienda como una maniobra política para atraer los votos de los más conservadores y demostrar que su campaña se centra demagógicamente en «valores tradicionales» caros a la mayoría de la población estadounidense.
La cuestión de los enlaces homosexuales polarizó a la sociedad norteamericana y ha sido uno de los temas que más polémica generó entre la población blanca de ideología y valores tradicionales que compone la franja electoral mayoritaria en EEUU, por lo que puede convertirse en una cuestión clave en los comicios de noviembre.
El Congreso de EEUU inició este lunes el debate sobre una enmienda constitucional para prohibir el matrimonio entre personas del mismo sexo, que ya desató variadas acusaciones y respuestas tanto de organizaciones defensoras del matrimonio gay como de sectores progresistas vinculados a la campaña demócrata.
La discusión de la enmienda adquirió relevancia pública y se tornó en tema de discusión familiar después de que la Corte Suprema de Massachussets aprobara en mayo pasado el casamiento entre personas del mismo sexo.
Por ahora este es el único Estado en EEUU donde se le reconocen a las parejas homosexuales los mismos derechos que a un matrimonio heterosexual, aunque existen otros Estados y ciudades que reconocen derechos legales limitados a las parejas gay.
En respuesta a esos jueces, y al hecho de que estos matrimonios (entre homosexuales) se estén llevando a cabo en todo el país, el pueblo está obligado a hablar», señaló el senador republicano Bill Frist, quien rechazó la acusación demócrata de oportunismo político del debate.
«Esa es la pregunta más común que me hacen: ‘¿Por qué aborda en este momento el tema de la enmienda al concepto de matrimonio, lo hace por razones políticas, verdad?’ Y mi respuesta es un rotundo ‘No»», enfatizó el senador.
Las usinas políticas y mediáticas de los demócratas acusan al gobierno de iniciar el debate con fines políticos y electorales , con la finalidad de atraer el voto de la derecha religiosa y de los sectores más reaccionarios y conservadores, más proclives a participar de las elecciones que otros grupos.
Por otra parte, varias organizaciones, incluyendo el principal grupo de defensa de los derechos de los homosexuales en EEUU -la Campaña para los Derechos Humanos (Human Rights Campaign)- condenaron la propuesta de la enmienda y han emplazado al presidente a «centrarse en las prioridades de los estadounidenses y no en los objetivos de sus bases extremistas».
Si los republicanos logran el apoyo necesario para aprobar la enmienda, la Constitución estipularía que el matrimonio «sólo puede tener lugar entre un hombre y una mujer», lo que paralizaría las leyes federales que permiten la unión legal de homosexuales.
Para que una enmienda constitucional sea aprobada debe ser votada por dos tercios en ambas cámaras y luego ser ratificada por las legislaturas de al menos 38 de los 50 Estados.
Pero hasta los propios defensores de la enmienda reconocen que esta tiene pocas posibilidades de ser aprobada dado que más de la mitad del Senado y muchos legisladores republicanos se oponen a ella.
La votación se podría realizar el miércoles, pero los observadores estiman que las consecuencias del debate parlamentario generarán una polémica en la sociedad estadounidense que podría convertir a la cuestión de los homosexuales en el plato fuerte de la campaña electoral hasta noviembre.
La posición oscilante de Kerry
Con matices diferenciales el candidato demócrata, John Kerry, se opone igual que Bush a los matrimonios homosexuales, y rechaza la enmienda constitucional al considerar que debe ser cada estado el que decida si permite el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Con su actual compañero de fórmula, John Edwards, también están centrando su campaña en los «valores familiares tradicionales», intuyendo que la polémica sobre el matrimonio homosexual se va a convertir en uno de los platos fuertes de la campaña de aquí a noviembre.
Como hace con el voto cubano americano, Kerry quiere disputarle a Bush el voto de la derecha blanca conservadora norteamericana, para lo cual necesita producir un giro en su discurso tibio y oscilante en el tema del matrimonio entre homosexuales.
«Tanto John (Edwards) como yo creemos firmemente que el matrimonio es entre un hombre y una mujer», señaló la semana pasada el candidato demócrata.
«Pero también creemos que no hay que jugar con la Constitución de Estados Unidos con motivos políticos ni enmendar los derechos constitucionales (Bill of Rights) cuando no hay necesidad, dado que los Estados están manejando correctamente este tema», señaló Kerry al explicar su posición.
Mostrando sus aspectos contradictorios y oscilantes el senador republicano Bill Frist hizo notar que Kerry estuvo entre los 14 senadores que votaron contra la Ley de Defensa del Matrimonio, de 1996, aprobada por el presidente Bill Clinton, demócrata como él. La ley «decía que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer. El (Kerry) votó en contra», dijo Frist en un programa del canal Fox.
Desde que fue elegido para el Senado en 1984, los votos y las opiniones de Kerry han sido incoherentes y duales.
Criticó la política estadounidense en Irak, pero votó a favor de la intervención militar en 2002. Se opuso a la intervención en América Central, y luego elogió el papel desempeñado por los EEUU con los contras nicaragüenses. Apoya las uniones civiles para las parejas homosexuales, pero no los matrimonios homosexuales.
El pasado mes de abril el candidato presidencial demócrata sorprendió a la prensa norteamericana cuando señaló que él, como católico, seguía la doctrina del Papa «Pío XXIII», es decir, un pontífice que nunca existió.
Durante un encuentro con la prensa reproducido por el New York Times, Kerry se proclamó «católico practicante» pero que está a favor del aborto, la clonación y las uniones civiles de homosexuales, y luego reaccionó molesto cuando se le señaló que algunos católicos lo criticaban por la contradicción de su confesión religiosa y sus ideas.
El candidato demócrata señaló luego que «mi juramento privado entre yo y Dios fue definido en la Iglesia Católica por el Papa Pío XXIII y el Papa Pablo VI en el Concilio Vaticano II , que permite la libertad de conciencia de los católicos respecto de estas opciones… nuestra Constitución separa Iglesia y Estado», señaló
El New York Times se vio obligado a aclarar que «el Sr. Kerry aparentemente quiso decir Juan XXIII, ya que no existe ningún Pío XXIII».
En el tema del matrimonio entre homosexuales Kerry deberá superar sus furcios y contradicciones si quiere ganarse el voto de la derecha blanca y conservadora, para quien las uniones entre gays es un acto que atenta contra sus creencias.