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La señora secretaria Clinton y el Oriente Medio

¿Cambio? ¿Qué cambio?

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Ya es oficial.

Barack Obama ha designado a Hillary Clinton como Secretaria de Estado; una elección que confirma que la política exterior estadounidense no va a experimentar cambio significativo alguno con la inminente llegada de la administración demócrata. EEUU continuará mostrándose complaciente con Israel y la Guerra contra el Terror hará que por todas partes sigan cerrando filas en contra de nuestras intervenciones en el exterior.

En una carta a sus electores en noviembre de 2005, Clinton expresaba su creencia en que la guerra de Iraq no debería tener una duración «indefinida», pero quedaba muy claro que no «se retiraría de Iraq de inmediato». Escribió que no aceptaría ningún calendario de retirada y que ni siquiera abogaría por una «reorganización» de las tropas estadounidenses según el esquema del congresista John Murtha (demócrata por Pensilvania).

«Asumo la responsabilidad de mi voto, y yo, junto con una mayoría de estadounidenses, confiamos en que el presidente y su administración se responsabilicen por las falsas seguridades, las pruebas defectuosas y la mala gestión de la guerra», escribía Clinton en su extensa carta, con la que tan sólo pretendía negar su propia culpabilidad en el desastre.

Clinton reiteró poco después su posición ante un grupo de demócratas en Kentucky. «Ha llegado la hora de que la administración deje de presentar excusas y elabore un plan para acabar esta guerra con éxito y honor», dijo. «Rechazo un calendario rígido que los terroristas del que los terroristas puedan sacar partido y rechazo asimismo un calendario abierto que no fije una fecha final».

Traducción: Clinton es totalmente partidaria de una prolongada estancia estadounidense en Iraq. «Se responsabiliza» por su voto a favor de la guerra, pero no admite que estaba equivocada. Y desde luego, Clinton sigue pensando en «ganar» esa guerra.

En la misma nota, Clinton confiaba en que permanecieran en la región varios contingentes de soldados estadounidenses con «potencial para atacar con rapidez… Esto servirá para que el nuevo gobierno iraquí se estabilice», atestiguaba. «Y también enviará un mensaje a Irán de que no puede hacer lo que se le antoje en Iraq a pesar de su considerable influencia y conexiones religiosas y personales allí».

Al parecer, los mensajes son mucho más firmes cuando se entregan a punta de pistola. «Cuidado, Teherán», parece que está diciendo Hillary: «Atacaremos de inmediato».

Al haber sido una de las principales receptoras demócratas de la financiación de las organizaciones pro-Israel para el ciclo electoral de 2006, que le permitió embolsarse 83.000 dólares, Clinton pone ahora a Irán en su mira telescópica.

* * *

La postura de la administración Bush sobre Irán es «inquietante» y «peligrosa», se lee en un documento de toma de posición escrito a finales de 2005 por el Comité de Asuntos Públicos Israelo-Estadounidense (AIPAC, por sus siglas en inglés). Hace dos años la administración Bush aceptó una propuesta rusa para permitir que Irán continuara desarrollando energía nuclear bajo supervisión rusa. Ni que decir tiene que el AIPAC fue el que menos feliz se sintió por el compromiso.

En una carta a sus aliados del Congreso, en su mayoría demócratas, la organización pro-Israel admitió que le «preocupa que la cuestión de Irán no llegue hasta el Consejo de Seguridad, junto con la decisión estadounidense de apoyar la ‘propuesta rusa’, lo que sugiere un cambio alarmante en la política de la Administración respecto a Irán y plantea un peligro para EEUU y nuestros aliados».

Por su parte, Israel prosigue desarrollando un arsenal nuclear considerable. En 2000, la British Broadcasting Corporation informó que era muy probable que Israel hubiera producido plutonio suficiente para construir 200 armas nucleares. Por eso puede decirse que las tecnologías con las que cuenta Israel para construir bombas están a años luz del incipiente programa nuclear de Irán. Pero Israel sigue sin querer admitir que tiene capacidad para producir esas armas mortíferas.

Mientras tanto, al tiempo que el AIPAC e Israel presionan al gobierno estadounidense para forzar la cuestión de Irán en el Consejo de Seguridad de la ONU, el mismo Israel no ha cesado de violar numerosas resoluciones de las Naciones Unidas respecto a los territorios ocupados de Palestina, incluida la Res. 1402 del Consejo de Seguridad Naciones Unidas, que llama en parte a Israel a retirar a su ejército de inmediato de todas las ciudades palestinas.

La hipocresía del AIPAC es repugnante. La organización-lobby Goliat quiere que Irán cese de procurarse armas nucleares y que se sigan ignorando los crímenes de Israel. Así pues, ¿quién está apoyando la hipócrita postura del AIPAC?

Durante un discurso en una cena de la Hanukkah pronunciado en diciembre de 2005 en la Universidad Yeshiva, Clinton parloteó:

«Mantuve una serie de encuentros con las autoridades israelíes [el verano pasado], incluidos el Primer Ministro, el Ministro de Asuntos Exteriores y el jefe de las fuerzas armadas israelíes para discutir los desafíos a que nos enfrentamos. En cada una de esas reuniones hablamos largo y tendido sobre la amenaza extrema que supone el potencial de un Irán dotado de armas nucleares, no sólo para Israel, sino también para Europa y Rusia. Justo esta semana, el nuevo Presidente de Irán ha hecho nuevos e intolerables comentarios atacando el derecho de Israel a existir que, sencillamente, superan los límites de cualquier discurso internacional y de lo aceptable. Durante mi encuentro con el Primer Ministro Ariel Sharon, se me recordaron vívidamente las amenazas a que Israel tiene que hacer frente a todas horas… Quedó aún más claro lo importante que es que EEUU se permanezca junto a Israel…»

Mientras Clinton arropa la violencia de Israel, así como la fraudulenta postura del AIPAC sobre Irán, ignora al mismo tiempo las hostilidades infligidas a Palestina y cómo numerosos palestinos han sido asesinados durante el continuado bombardeo de la Franja de Gaza del pasado año.

El silencio de Clinton ante la brutalidad de Israel implica que Clinton, como Secretaria de Estado, continuará apoyando la misión del AIPAC de ocupar todos los territorios ocupados, así como una guerra contra Irán.

El AIPAC tiene razón, hasta el Presidente Bush parece un tanto timorato comparado con el belicismo de Hillary Clinton.

Hillary, junto con su marido Bill, avistaron Israel en el otoño de de 2005. El ex Presidente figuró entre los oradores en un mitin que conmemoraba el décimo aniversario del asesinato del ex Primer Ministro Yitzhak Rabin. Era la segunda visita de Hillary a Israel desde que fue elegida para el puesto en 2000.

La senadora se las arregló para sacar tiempo libre en su viaje y reunirse con el entonces semiconsciente Ariel Sharon para discutir «asuntos de seguridad». Hillary también amplió su visita y se dirigió al gran muro del apartheid que separa Palestina de Israel. En estos momentos, el muro está casi terminado, y cuando todo esté dicho y hecho, la monstruosidad superará una longitud de 700 kilómetros.

Los palestinos critican el muro con toda justicia ya que sirve para dejarles incomunicados en la tierra ocupada en Cisjordania. Miles de personas se ven también imposibilitadas de poder llegar a sus empleos, colegios y campos de labor.

Hillary y sus aliados israelíes no son capaces de ver nada. Cuando pones a indefensos palestinos detrás de un muro en una especie de cárcel donde la vida en cualquier sentido económico real es inviable, no haces sino sembrar dolor y angustia, que a su vez produce más ira y resentimiento hacia las brutales políticas israelíes. Efectivamente, el muro no va servir para disuadir a la resistencia, no es más que una provocación que incrementará los desafíos.

«Este muro no va contra el pueblo palestino», dijo Clinton cuando miró por encima del inmenso muro. «Va contra los terroristas». El pueblo palestino tiene que ayudar a impedir el terrorismo. Tienen que cambiar de actitud hacia el terrorismo».

Los comentarios de la senadora parecen indicar que hubiera asumido palabra por palabra el manifiesto del AIPAC.

Puede que así sea.

En mayo de 2005, Clinton intervino en una conferencia del AIPAC donde alabó los lazos existentes entre EEUU e Israel. «El futuro de nuestro país está entrelazado con el futuro de Israel y el Oriente Medio», dijo. «Hay mucho de lo que podemos hablar y obviamente hemos discutido mucho. Pero durante el corto período de tiempo en que tengo el honor de dirigirme a Vds., quiero centrarme en los profundos y duraderos lazos entre EEUU e Israel».

Clinton siguió adelante hablando de la importancia de desarmar a Irán y a Siria, así como de mantener las tropas en Iraq tanto tiempo como fuera necesario. Fue un discurso belicista y, oh, sorpresa, sorpresa, Hillary consiguió una ovación con todos los asistentes puestos en pie por ese contenido.

Joshua Frank es co-editor de Dissident Voice y autor de «Left Out! How Liberals Helped Reelect George W. Bush» (Common Courage Press, 2005), y junto a Jeffrey St. Clair, es el editor del nuevo libro «Red State Rebels: Tales of Grassroot Resistance in the Heartland», publicado por AK Press en junio de 2008. Puede contactarse con él en [email protected]

Enlace con texto original:

http://www.counterpunch.org/frank12012008.html