La Habana (PL) La campaña de la coalición liderada por Estados Unidos contra el Estado Islámico (EI) es blanco de fuertes críticas, un año después del inicio de los bombardeos contra ese grupo terrorista en Siria, sin la anuencia de las autoridades de Damasco. Washington comenzó los ataques aéreos contra los fundamentalistas en Iraq el […]
La Habana (PL) La campaña de la coalición liderada por Estados Unidos contra el Estado Islámico (EI) es blanco de fuertes críticas, un año después del inicio de los bombardeos contra ese grupo terrorista en Siria, sin la anuencia de las autoridades de Damasco.
Washington comenzó los ataques aéreos contra los fundamentalistas en Iraq el 8 de agosto de 2014 y los extendió a suelo sirio el 23 de septiembre del mismo año sin la anuencia de las autoridades de Damasco.
Una parte de las críticas a estas operaciones están relacionadas con aseveraciones recientes del diario The New York Times de que el mando militar norteamericano distorsiona los resultados de esa guerra.
Durante los conflictos en Iraq y Afganistán, el mando castrense a veces proporcionaba reportes contradictorios, sus aseveraciones sobre el progreso de las tropas en el terreno discordaban de las conclusiones de los servicios de inteligencia y los reportes de los periodistas que cubrían las acciones, añade el Times.
El texto señala que el Comando Central (Centcom), entidad del Pentágono que dirige la campaña aérea, publica periódicamente vídeos en blanco y negro que muestran la destrucción de edificios y otros objetivos de los irregulares por los bombardeos.
El sitio digital del Departamento de Defensa da a conocer diariamente una escueta nota sobre la realización de los golpes aéreos, con un formato esquemático en la que apenas cambia la fecha y los lugares donde tuvieron lugar los bombardeos, sin precisar si estos tuvieron lugar ese mismo día o el anterior.
Estos informes ocultan elementos básicos como el número de civiles muertos en ataques aéreos, las fortalezas del EI y el impacto de la estrategia de la coalición internacional en la radicalización del sentimiento antinorteamericano.
Según el periódico neoyorquino, resultan alarmantes los intentos de altos jefes militares de alterar las conclusiones de los informes de inteligencia sobre esta guerra, para dar una visión edulcorada a la Casa Blanca y el Congreso, alegaciones que están bajo investigación del Inspector General del Departamento de Defensa.
Bridget Serchak, portavoz del Inspector General del Pentágono, confirmó que la pesquisa se centra en un grupo importante de oficiales del Centcom que supervisan las acciones bélicas contra el EI en Iraq y Siria.
La investigación determinará si existe cualquier tipo de falsificación, distorsión, demora, supresión o modificaciones inadecuadas de las valoraciones de la inteligencia, dijo la vocera.
Congresistas demócratas y republicanos manifestaron su ira en las últimas semanas porque se sienten engañados al recibir una versión distorsionada sobre los supuestos progresos de esta contienda, añade el periódico neoyorquino.
Sin embargo, no estaba claro el posible alcance de la pesquisa y ahora los analistas investigados alegan que sus superiores dentro de los órganos de espionaje del Centcom cambiaron conclusiones sobre determinados aspectos clave.
Los niveles de disposición combativa de las fuerzas iraquíes y los supuestos éxitos de los bombardeos contra los fundamentalistas en Siria e Iraq están entre los asuntos que fueron objeto de distorsiones intencionales en los informes de ese mando castrense, para presentar una visión más positiva a la Casa Blanca y el Capitolio.
El congresista demócrata Adam Shiff, principal figura de ese partido en el Comité de Inteligencia de la Cámara baja, señaló que es necesario tomar en serio cualquier afirmación sobre manejos fraudulentos de datos para falsear la verdad, como ocurrió para justificar la guerra contra Iraq en 2003.
«Debemos asegurarnos que estos informes no vuelvan a politizarse nuevamente», agregó Shiff.
El jefe del Centcom, general Lloyd Austin, dijo el 16 de septiembre ante el Comité de Servicios Armados del Senado que iba a tomar las medidas apropiadas una vez que concluya la pesquisa, y dijo a los legisladores que a pesar de algunos contratiempos, la campaña militar avanza.
Además, el militar admitió el fracaso de los planes para entrenar a miembros de las bandas antigubernamentales que operan en Siria, programa que cuenta con un presupuesto de unos 500 millones de dólares este año, y dijo que apenas cuatro o cinco de estos irregulares están en territorio sirio.
En julio pasado, el secretario de Defensa, Ashton Carter, provocó serias preocupaciones en el Congreso al afirmar que el plan apenas logró preparar a 60 individuos, cifra muy inferior a los cinco mil 400 que están previstos para el presente año con el pretexto de usarlos en la lucha contra el EI en Siria.
Desde entonces, la mayoría de los adiestrados que se trasladaron a dicha nación del Levante desertaron, desaparecieron, resultaron muertos en combate o fueron capturados.
Austin trató de restarle importancia al asunto y dijo que este propósito estaba diseñado para complementar otras acciones de Estados Unidos y sus aliados, como los ataques aéreos y el suministro de información de inteligencia a los grupos armados que intentan derrocar por la fuerza al presidente Bashar al Assad.
El general intentó calmar a los legisladores al afirmar que los reveses sufridos por las tropas iraquíes frente al EI son normales en una lucha compleja como esta pero aseguró que, como tendencia, las fuerzas de ese país árabe progresan con la ayuda de los bombardeos de la coalición y la asesoría de oficiales estadounidenses.
Añadió que a pesar de algunos lentos avances en el nivel táctico, existen adelantos significativos en todo el campo de batalla en apoyo a la estrategia más amplia de Estados Unidos de degradar y finalmente derrotar a las fuerzas del EI.
Pero el mensaje optimista de Austin no tuvo el resultado que él esperaba.
Legisladores republicanos y demócratas que participaron en la sesión legislativa criticaron al Departamento de Defensa por los pobres resultados del programa diseñado para combatir a los fundamentalistas en Iraq y Siria, pero también dirigido contra el gobierno de Damasco.
Los críticos de la estrategia de Obama aseguran que los bombardeos por sí solos, sin la participación significativa de unidades de infantería, resultan insuficientes para debilitar al EI.
Según informes oficiales del Pentágono, hasta mediados de septiembre la coalición liderada por Estados Unidos realizó seis mil 863 ataques aéreos, de ellos cuatro mil 328 contra Iraq y dos mil 535 contra Siria.
Más de cinco mil 300 de estos bombardeos fueron ejecutados por la aviación militar estadounidense y el resto por los países que apoyan esta campaña bélica, que en el caso de Iraq son: Australia, Canadá, Dinamarca, Francia, Jordania, Países Bajos y el Reino Unido.
Los ataques contra el EI en Siria son apoyados por Australia, Bahrein, Canadá, Jordania, Arabia Saudita, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos.
El costo total de estas operaciones desde agosto de 2014 asciende a tres mil 700 millones de dólares, con un desembolso aproximado de poco menos de 10 millones de dólares diarios en aproximadamente 375 días de operaciones.
A pesar de todo este gasto multimillonario, del despliegue de fuerzas y medios y del incremento de la agresividad de Washington y sus aliados contra el Gobierno de Siria con el pretexto de la lucha contra el EI, los resultados de la contienda son limitados, muy por debajo de lo que espera el Departamento de Defensa.
La opinión pública conoce esta realidad, a pesar de los intentos de ciertos oficiales norteamericanos de niveles intermedio por ocultarla, aunque algunos expertos admiten que la mentira puede estar dirigida desde mucho más arriba.
Roberto García Hernández: Jefe de la Redacción Norteamérica de Prensa Latina.
Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&idioma=1&id=4185681&Itemid=1