Los nigerianos votaban ayer, o intentaban votar, para elegir su futuro Parlamento federal y el próximo presidente en medio de elecciones caóticas, pese a que el poder insiste en que son transparentes y a que fueron asesinados siete policías encargados de vigilar el proceso. Casi 61.5 millones de nigerianos están llamados a votar para nombrar […]
Los nigerianos votaban ayer, o intentaban votar, para elegir su futuro Parlamento federal y el próximo presidente en medio de elecciones caóticas, pese a que el poder insiste en que son transparentes y a que fueron asesinados siete policías encargados de vigilar el proceso.
Casi 61.5 millones de nigerianos están llamados a votar para nombrar a sus diputados y al sucesor del general Olusegun Obasanjo, en el poder desde 1999.
El gran favorito es el candidato del oficialista Partido Democrático del Pueblo (PDP), Umaru Yar’adua, de 55 años, gobernador del estado musulmán de Katsina (norte del país) apoyado por Obasanjo.
Yar’adua se enfrentará al general Muhamadu Buhari, del Partido de la Gente de Nigeria, y al actual vicepresidente, Atiku Abubakar, quien luego de ser marginado del PDP se ha presentado como candidato de Congreso de Acción.
Los resultados deberían conocerse el lunes, según el presidente de la Comisión Electoral Nacional, Maurice Iwu.
Pero para uno de los principales candidatos de la oposición, el vicepresidente Atiku Abubakar, estos comicios son una «tragedia nacional» con «intimidaciones, trampas y baja participación».
«Quiero decirles a los nigerianos que este gobierno respeta la ley. Este gobierno no tiene ninguna razón para adulterar los resultados de las elecciones», afirmó Obasanjo, luego de votar en su ciudad natal de Abeokuta, en el sudeste del país.
Tres incidentes graves enturbiaron un clima electoral tenso de antemano. El candidato a vicepresidente del PDP y gobernador del estado de Bayelsa, Goodluck Jonathan, resultó ileso tras un tiroteo en Yenagoa, capital del estado, donde un periodista de Afp escuchó disparos y explosiones.
Un alto funcionario afirmó a la agencia que se trató de un intento de asesinato. Militantes armados realizaron un segundo ataque a una base militar cerca de Yenagoa, este sábado por la mañana.
Además, en la capital, Abuja, la policía informó de un intento de ataque con un camión cisterna cargado de gasolina contra la sede del Comisión Electoral Nacional durante la madrugada. Y siete policías que debían supervisar la votación en un estado céntrico (Nassarawa) fueron asesinados el viernes por la noche.
En Kaduna, el jefe de los observadores de la Unión Europea, Max van den Berg, estimó que después del medio día la situación era » globalmente negativa». «Estoy muy preocupado», dijo tras constatar que ninguna oficina había abierto sus puertas y que ninguna papeleta había sido distribuida cuatro horas después del supuesto comienzo de las votaciones.
Para Nigeria -primer productor de crudo del Africa subsahariana, sexto exportador mundial de petróleo y el país más poblado de Africa-, que tuvo 28 regímenes militares en 46 años, los comicios representan la primera transición entre civiles desde su independencia de Gran Bretaña en 1960.
Los 65 millones de papeletas electorales, impresas en el extranjero, llegaron la tarde el viernes a Abuja y comenzaron a ser distribuidas por la noche en los 120 mil colegios electorales.
A pesar de que las autoridades habían decretado previamente una prórroga de dos horas en la apertura de las oficinas de votación para dar tiempo a que las papeletas fueran distribuidas por el ejército, el proceso comenzó con bastante retraso, según testimonios de agencias informativas.
Los dos principales candidatos de la oposición en Nigeria pidieron la anulación de las elecciones presidenciales y legislativas de este sábado, mientras observadores europeos denunciaron abusos y violencia.
El vicepresidente, Atiku Abubakar, quien rompió con el presidente Olusegun Obasanjo y se presentó a estos comicios con el partido Congreso para la Acción (AC), dijo que no aceptará los resultados.
En iguales términos se expresó el general Muhammadu Buhari del Partido de Todo el Pueblo Nigeriano (ANPP), quien acusó al gobernante Partido Democrático del Pueblo de haber manipulado los comicios.
Según los resultados parciales, el candidato oficial, Umaru Yar’Ardua, ganó mayoritariamente en dos fuertes estados del Delta.
Las de este sábado fueron las terceras elecciones consecutivas en Nigeria desde el fin del régimen militar en 1999, y las que podrían determinar que por primera vez el traspaso de poder se produzca entre gobiernos salidos de las urnas.
Observadores
Mientras los observadores de la Unión Europea dijeron que los comicios estuvieron marcados por los abusos y la violencia, la misión de la Mancomunidad Británica habló de «mejorías con relación a las elecciones estatales de la semana pasada».
Por su parte, el Grupo de Transición y Monitoreo, la mayor organización de observadores electorales nigerianos, dijo que solicitará la realización de nuevas elecciones presidenciales.
Luego de recibir el informe de las miles de personas enviadas a diferentes zonas del país para seguir el proceso que tuvo lugar este sábado, el director de la agrupación, Innocent Chukwuma, indicó que hubo una serie de irregularidades.
«En muchas partes del país las elecciones no se iniciaron a tiempo, y en algunos casos ni siquiera se iniciaron», le dijo Chukwuma a la agencia de noticias Reuters.
Pese a ello la Comisión Electoral de Nigeria aseguró que la votación había sido un éxito y que la población debía sentirse orgullosa.
Sin embargo, las alteraciones del orden público han dificultado el transporte de 60 millones de papeletas electorales.
Estas elecciones fueron las terceras consecutivas desde 1999 y su conclusión debe llevar al primer traspaso de poder entre dos gobiernos elegidos en las urnas en la historia del país, se recordó.