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Caos sanitario en Castilla y León

Fuentes: Rebelión

No me gusta poner ejemplos personales, pero en esta ocasión hago una excepción porque creo que mi experiencia es muy similar a la que está teniendo mucha gente con la sanidad pública en Castilla y León. Sospecho que es muy parecida, dado el clamor que inunda nuestra Comunidad en masivas manifestaciones reclamando la dimisión del […]

No me gusta poner ejemplos personales, pero en esta ocasión hago una excepción porque creo que mi experiencia es muy similar a la que está teniendo mucha gente con la sanidad pública en Castilla y León. Sospecho que es muy parecida, dado el clamor que inunda nuestra Comunidad en masivas manifestaciones reclamando la dimisión del Consejero de Sanidad de la Junta y la reversión de las políticas de recorte y desmantelamiento de la sanidad pública que viene perpetrando el gobierno del Partido Popular desde hace años en esta Comunidad.

El 19 de septiembre, en la óptica donde he comprado las gafas que utilizo, me detectaron que tenía presión intraocular alta. La prueba de tonometría, cuando supera los 21, es un indicador que refleja la posibilidad de tener problemas visuales serios, como el glaucoma. Por eso me recomendaron que acudiera lo antes posible a consulta de oftalmología, para confirmar si efectivamente podía ser indicio de glaucoma con otras pruebas que serían más exactas. Me insistieron en que era importante prevenir el glaucoma, pues es una patología visual degenerativa que supone una lesión irreparable en el nervio óptico que puede conllevar ceguera y es conocido como el «ladrón silencioso de la visión», ya que no suele presentar síntomas en sus fases iniciales y solo manifiesta problemas visuales cuando, muy probablemente, ya resulta irreversible.

Así que ese mismo día pedí cita con mi médica de cabecera, para que pudiera enviarme al especialista. Pero, a pesar de que insistí varias veces, no me daban cita para antes del día 1 de octubre, al cabo de más de 10 días, pues estaba saturada, me explicaron, y la lista de espera era larga. Me sorprendió enormemente porque el Consejero de Sanidad de Castilla y León, Antonio María Sáez Aguado, viene insistiendo una y otra vez en la buena marcha de la sanidad en nuestra Comunidad, incluso mostrando una carta ‘espontánea’ firmada por médicos y que así lo defendía. Una carta que fue publicada justo el mismo día que se producía una manifestación histórica en Valladolid, con 50.000 participantes, en defensa de la Sanidad Pública. Lo sorprendente es que esa carta ‘espontánea’, titulada «Nos sentimos orgullosos», en la que se afirmaba que no había «desmantelamiento de la sanidad», ni «caos», ni «privatización» parece ser que se elaboró o editó desde el ordenador del propio Consejero de Sanidad. A pesar de ello, Antonio María Sáez Aguado sigue al frente de la Consejería de Sanidad.

Por fin, cuando el día 1 de octubre acudí a la cita con mi médica de cabecera, la sala de espera estaba abarrotada. Por lo que me armé de paciencia. Durante la hora y media de espera que estuve aguardando en la sala de espera me acordaba de las reiteradas críticas de profesionales y grupos políticos por el colapso del sistema informático del Servicio Sanitario de Castilla y León (Sacyl) que se cae una y otra vez. De las denuncias de colectivos en defensa de la sanidad pública, organizaciones sindicales y prácticamente todos los partidos, excepto el PP, por el desmantelamiento por completo de la sanidad rural, recordando la multitudinaria manifestación en Astorga que inundó las calles de la capital maragata. O el recorte de más de 10.000 millones en la sanidad pública de Castilla y León, mientras el Consejero apoya la sanidad privada y establece cada vez más conciertos para aumentar la privatización de la pública. Tuve tiempo incluso para leer en mi móvil la carta de todas las mareas blancas y plataformas en defensa de la sanidad pública de todas las provincias de nuestra comunidad que le recriminan la privatización del sistema en todas sus variantes, los recortes en personal y materiales realizados de forma continuada y sin escrúpulos, el abandono de la Atención Primaria y muy especialmente de la atención en el medio rural, la gestión completamente ineficiente de la red hospitalaria de la Comunidad que afecta a los hospitales de Burgos, de Salamanca, del Bierzo, de Benavente…, los copagos abusivos, las listas de espera de hasta más de un año para determinadas pruebas diagnósticas o consultas especializadas, por los recortes de medios y de personal.

Por eso, cuando me tocó por fin que mi médica de cabecera me atendiera, ya ni me sorprendió que ésta me preguntara, viendo que tenía que mandarme a oftalmología, si tenía un seguro sanitario privado. Viendo mi cara y mi expresión, se apresuró a aclararme que era porque estaban dando cita para dentro de medio año. Esta es la forma de privatización de la sanidad pública más descarada y brutal que están poniendo en práctica las políticas del partido popular en nuestra comunidad. Si cuando tienes un problema sanitario, te dan cita para dentro de seis meses, quien tiene dinero y puede pagárselo acude a la sanidad privada. Porque estamos hablando de la salud. De la vida. Del elemento básico que vehicula todo lo demás. Esta es la forma de incrementar la demanda de la sanidad privada.

Harto como estaba, le dije a mi médica, con un tono un tanto brusco, que estábamos aportando impuestos no para rescatar bancos, autopistas, comprar armamento o financiar la sanidad privada, sino para que los destinaran a la sanidad pública y a los servicios públicos que realmente necesitábamos. Me contestó, con comprensión, que lo entendía, pero que mirara cómo estaba todo a mi alrededor. El centro de salud de Pinilla, donde estábamos, se cae a pedazos, a pesar de tener una partida presupuestaria asignada, pero que nunca se ha empleado para arreglarlo. El personal que atiende está desbordado y sobresaturado, y apenas da abasto para atender con tiempo y cuidado a los pacientes.

Lo constaté cuando acabé la consulta y bajé a recepción, para pedir la cita con el especialista. Otra larga cola me aguardaba y el sistema informático caído de nuevo. Finalmente, la cita para oftalmología me la han dado para el 28 de febrero… de 2019. Para dentro de seis meses. Casi 200 días de espera para que me consulte el especialista y me mande hacer las pruebas pertinentes para explorar si pudiera tener síntomas de glaucoma. Las últimas pruebas que me han mandado en traumatología han tardado en hacérmelas siete meses. La rehabilitación para fisioterapia para dentro de otros tantos más. Tengo el temor de que, en este caso, sea similar. Y cuando me vayan a mirar para prevenir un posible glaucoma, al cabo de un año, no sé si veré con claridad por el cansancio, el hastío o el glaucoma.

Le pido responsabilidades al gobierno del Sr. Herrera. Exijo no solo que cese al Consejero de Sanidad y su equipo, que en vez de gestionar y potenciar el Sistema Sanitario Público que es su responsabilidad, lo han deteriorado hasta el extremo y han puesto en riesgo su supervivencia, sino que cambie radicalmente las políticas sanitarias de esta comunidad y empiece a tomarse en serio la sanidad de la población de Castilla y León.

Enrique Javier Díez Gutiérrez. Profesor de la Universidad de León.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.