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Comunicado de CEAS Sáhara

Carta abierta en torno a la cuestión de la antigua colonia española del Sahara

Fuentes: CEAS Sáhara

En el movimiento de solidaridad con el Pueblo Saharaui del Estado Español no dejan de sorprendernos «doctos» elementos como Máximo Cajal López quien tiene un amplio rosario de cargos públicos, embajadas, secretariados e incluso es asesor personal de José Luís Rodríguez Zapatero en la autodenominada «Alianza de Civilizaciones». Quizás por todo ello no es de […]

En el movimiento de solidaridad con el Pueblo Saharaui del Estado Español no dejan de sorprendernos «doctos» elementos como Máximo Cajal López quien tiene un amplio rosario de cargos públicos, embajadas, secretariados e incluso es asesor personal de José Luís Rodríguez Zapatero en la autodenominada «Alianza de Civilizaciones».

Quizás por todo ello no es de extrañar que con este tipo de asesores la posición del Gobierno español respecto al Sáhara se caracterice principalmente por sus ya famosas pleitesías al feudal rey de Marruecos a quien se le otorgan todo tipo de dispensas, regalan armas y silencian -cuando no amparan- sus tropelías en materia de derechos humanos y libertades fundamentales.

Dicho personaje, Máximo Cajal, se indigna por la torpeza de Marruecos (no así del vergonzoso papel del Gobierno español) en el caso Haidar por haber «reverdecido» el asunto del Sáhara que estaba bien oculto de la vista internacional tras el «Muro» de minas marroquí. Una vez más se ha puesto al descubierto la falsa democratización del régimen marroquí que con tanto esfuerzo e inusitada pleitesía han pretendido vendernos desde el Gobierno de España. Mal favor les ha hecho Mohamed VI a estos sus fieles escuderos que como Felipe González se empeñan en hacernos siervos y súbditos de un Monarca feudal que viola sistemáticamente los derechos humanos no solo del Pueblo Saharaui sino de sus propios nacionales.

El ilustre Máximo Cajal entre otras lindezas se apunta a la estrategia alauita de quitar toda razón al Pueblo Saharaui señalando que el conflicto saharaui es artificial y solo compete a Argelia y Marruecos, y lo más grave, dice que España no tiene nada que ver en ello ¿Pero de donde sale este cínico personaje?

Igualmente manifiesta sin ningún pudor que todos los países del «sahel«, «…son ya un semillero para el terrorismo» o «franquicias» de «Al Qaeda«, al igual que seria un Sáhara Occidental independiente. ¿No es éste el mismo argumento marroquí para impedir el ejercicio del derecho de autodeterminación del pueblo saharaui tantas veces reconocido por la ONU y la UA y perpetuar así su ocupación militar del Sáhara?

¿Ha leído alguna resolución de la ONU o la UA?. Se atreve a señalar además, recordando viejos sueños coloniales patrios, que fue el cristiano colonialismo español quien dio la identidad y la lengua a esas gentes del desierto, «…que ni eran, ni son pueblo«. Es difícil imaginar más prepotencia e ignorancia de la historia y del Derecho Internacional. Con este tipo de asesores no sorprenden algunas decisiones en materia de política exterior tomadas por el Gobierno de España.

Las ideas que derrama este sujeto sobre la necesidad de potenciar al reino de Mohamed VI como garantía para España (ya se sabe como reivindica Marruecos cuando no se le da la razón en todo, a saber, amenazas veladas con el tema de las pateras, droga, exportación de terroristas, Ceuta, Melilla e incluso Las Canarias) las hace por «patriotismo«. Que casi nunca coincide con los interesas del país sino más bien con intereses corporativos de algunos empresarios y políticos que en nada se asemejan al interés general. ¿Se nos está diciendo acaso que el interés general está por encima de los derechos humanos y el Derecho Internacional? Si es así que se dejen de mentirnos y lo digan abiertamente, al menos así les quedará la dignidad de decir lo que en realidad piensan pero que disfrazan de falsos argumentos históricos.

Este ilustre diplomático nos lleva a la conclusión de que seria mejor que los países africanos de «…frágiles estructuras estatales» estuvieran bajo la tutela colonial para evitar conflictos con sus vecinos y guerras fraticidas. Se pretende así ocultar a la opinión pública no solo el origen del exilio de la población refugiada saharaui protegida por el ACNUR, sino que los países ricos del Norte, expolian las riquezas naturales de los del Sur y son responsables directos de la fragilidad de sus gobiernos a los que no dejan desarrollarse muchas veces instigando y amparando guerras para sus negocios de armas y sacar sus criminales provechos económicos de los recursos naturales de África.

Este grotesco personaje, insulta a la propia historia y la cultura de todo un pueblo «nómada» que estaba en el Sáhara antes que España lo colonizara y seguirá después de que Marruecos lo abandone. En lugar de incitar la ocupación marroquí del Sáhara, debería como «asesor y diplomático» exponer a Mohamed VI, que tiene la oportunidad de salir del Sahara, con dignidad, cumpliendo con las resoluciones de la ONU, o como un asesino con las manos llenas de sangre.

La sangre de los presos políticos saharauis, la indignidad, de estar violando los derechos humanos y cargando con el peso de los asesinados y desaparecidos suyos y los de su padre Hassan II, a quien seguro también rindió pleitesía nuestro ínclito Máximo, asesor y diplomático.

Quizás ya es demasiado tarde pero le pedimos, Señor Máximo Cajal, que se lea Usted la Declaración Universal de los Derechos Humanos que acaba de cumplir 61 años. Quizás así pueda entender por que miles y miles de personas en todo el mundo luchan, poniendo en peligro sus propias vidas, por un mundo donde todas las personas disfruten de todos los derechos. Ellos y no personajes como Usted hacen todavía posible que soñemos con que otro mundo es posible.

¿No son acaso posibles la decencia y el respeto a la legalidad en la política internacional? Confiamos en que sí. Se lo debemos a la justicia pero sobre todo se lo debemos al Pueblo Saharaui, hermano ya para siempre.

34 años después, con paciente rabia ¡HOY DECIMOS: SAHARA LIBRE!

El Sáhara no se vende. De rendirse, mejor ni hablamos.

Madrid, 14 de enero de 2010