Sr. Presidente de los Estados Unidos de Norte América Sr. George Bush Debo decirle que dudé mucho en volver a escribirle otra carta; no se si leyó la anterior que le enviara para la Navidad del 2004; pero más allá de su lectura, señor Presidente, usted ha demostrado que no quiere escuchar nada más que […]
Sr. Presidente de los Estados Unidos de Norte América Sr. George Bush
Debo decirle que dudé mucho en volver a escribirle otra carta; no se si leyó la anterior que le enviara para la Navidad del 2004; pero más allá de su lectura, señor Presidente, usted ha demostrado que no quiere escuchar nada más que a su grupo de poder para imponer su voluntad imperial a los demás.
Si he decidido enviarle otra carta, fue motivado por un ex Presidente de los EE.UU., Jimmy Carter, Premio Nóbel de la Paz; quien dice: «Ya me cuesta reconocer a estos Estados Unidos». Señala que » en estos últimos años, me sentí cada vez más preocupado por muchas políticas de gobierno que amenazan hoy principios básicos. Entre éstos figuran el compromiso con la paz, la justicia social y económica, las libertades civiles, nuestro medio ambiente y los derechos humanos,… peligran también compromisos históricos, vinculados con facilitar a los ciudadanos información veraz, respetar las voces del disenso.» Y Carter continúa señalando y denunciando que: «Nos hemos convertido en los principales culpables de la proliferación nuclear, invalidando y derogando casi todos los acuerdos sobre control de las armas nucleares…» y que » hacen denodados esfuerzos los dirigentes políticos para ejercer un dominio imperial en todo el mundo».
La gravedad de las afirmaciones de Carter llevan a una real preocupación sobre el rumbo que su gobierno está llevando. El ex – presidente señala con toda claridad «que todas esas políticas fueron orquestadas por aquellos que creen que el tremendo poder de EE.UU. no debiera limitarse». Hace referencia a la frase que usted señalara: «Están con nosotros o en contra nuestro», y dice que su gobierno «reemplazó la formación de alianzas basadas en una comprensión clara de los intereses mutuos, incluida la amenaza del terrorismo». De mayor preocupación es el hecho que los EE.UU. repudiaron los Acuerdos de Ginebra y abrazaron el uso de la tortura en Irak, en Afganistán y Bahía de Guantánamo. Resulta molesto ver que el presidente y el vice-presidente insisten en que la CIA debería tener la libertad para perpetrar «un trato o castigo cruel, inhumano o degradante» contra personas que se encuentran bajo la custodia de EE.UU. Entre otras cosas Jimmy Carter muestra su preocupación por lo que llama un «cambio fundamentalista en muchas casas de culto y en el gobierno a medida que la Iglesia y el Estado se fueron interrelacionando cada vez más».
Hasta ahora, en la carta, no he hecho otra cosa que transcribir las declaraciones y preocupaciones del ex presidente Jimmy Carter, a quien, lamentablemente, le cuesta reconocer a su país transformado en un imperio.
¿Hacia dónde va señor presidente Bush? Usted está arrastrando a su país y al mundo a situaciones límites; está cruzando las fronteras de lo posible y transformándose en un peligro para la humanidad, en ese afán por identificar a todos los que se oponen a sus deseos como terroristas, cuando es su política la que aplica el terrorismo de Estado, con los mismo mecanismos que utilizara durante las dictaduras militares en el Cono Sur. Recordemos el Plan Cóndor, y los métodos aberrantes como el secuestro y la desaparición de personas. Hoy muchos países europeos reclaman explicaciones al Departamento de Estado, por utilizar sus territorios y aeropuertos para los traslados clandestinos de secuestrados por la CIA y llevados para someterlos a las torturas en otros países.
A pesar de todo, habla de democracia. Y pretende imponer, diría mejor, la «democradura», en elecciones dirigidas, en Irak. Las elecciones no garantizan la democracia, si son impuestas bajo el terror de las tropas de ocupación. Y por otra parte desconoce las resoluciones de las Naciones Unidas. Son muchas las violaciones cometidas y los crímenes de lesa humanidad de los cuales es usted responsable. Sería una larga lista de delitos cometidos, no es la intención de ésta carta señalarlos, pero son conocidos y sufridos por los pueblos.
Entre las resoluciones de la Asamblea General de la ONU, por mayoría abrumadora, con sólo cuatro votos en contra, y 196 a favor, votaron para que levante el bloqueo a Cuba Pero su sordera intencionada, y soberbia, desconocen la resolución de la Asamblea General y continúa con el bloqueo e instala bases militares en el mundo y en América Latina, somete a gobiernos y los extorsiona para que permitan el ingreso de tropas norteamericanas, como en Paraguay, en Centroamérica, Ecuador y Colombia, entre otros. Ha invadido países como Haití, junto con Francia y Canadá y después reclama a la ONU el envío de tropas de otros países que suman actualmente más de 7400 efectivos, entre ellas, lamentablemente, tropas latinoamericanas.
Jimmy Carter lo dice con mucha claridad. Ud. ha transformado a EE.UU. en un Estado terrorista, lo mismo que sus cómplices Blair y Berlusconi.
Creo, Señor Presidente, que el pueblo de los EE.UU. debe ponerse de pié y pedir su renuncia y procesarlo por crímenes contra la humanidad. Usted no es digno de dirigir a ese país, que sabe de luchas sociales, de construir nuevos caminos.
El pueblo de EE.UU. tuvo épocas de fuerte participación social. Se opusieron a la guerra en Vietnam; asumieron la lucha por los Derechos Civiles que lideró Luther King; hubo grandes movilizaciones de rechazo a la Escuelas de las Américas, entre muchas otras gestas heróicas de resistencia social, cultural y política. No puedo dejar de recordar a Henry Thoreau, quien se niega a pagar impuestos, injustos, que iban a ser utilizados en la guerra contra México y asume la cárcel antes de ceder a las injusticias; los trabajadores en Chicago reclamando sus derechos y muchísimas otras manifestaciones de rechazo a las injusticias y desvíos del poder, entre ellos exigirle la renuncia al presidente Nixon.
Por último Señor Presidente, le pido, le exijo, le reclamo, deje de agredir y violar los derechos humanos de las personas y los pueblos. Usted tiene la obligación de respetar y contribuir con su gobierno para atender a los más necesitados, la pobreza, el analfabetismo y la discriminación racial, y a los inmigrantes en los EE.UU. Es urgente abolir la pena de muerte, pues nada han logrado con matar a más de 1.000 presos, sólo sumar más muertes y no lograr disminuir los delitos.
Es necesario que libere a los cinco prisioneros cubanos acusados injustamente de terrorismo, y que respete el derecho de sus familias a visitarles. La Corte de Justicia de los EE.UU. ha determinado serias irregularidades en el proceso.
Es necesario que termine con los ataques contra Venezuela, en particular contra su Presidente Hugo Chávez. Es necesario que cambie su política de querer imponer a otros países sus condiciones. El fracaso que tuvo en la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, Argentina, al intentar imponer el tratamiento del ALCA, a pesar del apoyo de México y Chile, le tiene que hacer reflexionar que los pueblos no son manejables y pasivos, tienen la fuerza y presencia para que se respeten sus derechos.
No debe olvidar que hay nuevos emergentes sociales, culturales y políticos en el continente y el mundo, es necesario transforme su agresión en cooperación, su violencia y carrera armamentista, en proyectos de desarrollo para la vida y no para la muerte.
No sé si tendrá el coraje de leer esta carta o seguir su camino autista, de todos modos le pido que lea las declaraciones del ex presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, que transcribo en ésta carta, creo que le ayudarán a comprender y corregir caminos equivocados.
Siempre existe la Esperanza. Los cambios son posibles. Un Nuevo Año significa la renovación y la posibilidad de construir nuevos caminos.
Le saludo con Paz y Bien.
Adolfo Pérez Esquivel Premio Nóbel de la Paz
Buenos Aires, 23 de diciembre del año 2005