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Cataluña y nuestro particular «estado de desecho» (IV)

Fuentes: Rebelión

Las consecuencias políticas Algunas de las consecuencias políticas del procés son ya evidentes. Otras se pondrán sobre la mesa en las próximas semanas o en los próximos días: -La primera y más importante es que por primera vez -antes que ninguna fuerza política formalmente republicana o federal-, una nación dentro del estado español se declara […]

Las consecuencias políticas

Algunas de las consecuencias políticas del procés son ya evidentes. Otras se pondrán sobre la mesa en las próximas semanas o en los próximos días:

-La primera y más importante es que por primera vez -antes que ninguna fuerza política formalmente republicana o federal-, una nación dentro del estado español se declara República independiente y soberana. Eso es realmente histórico y significa la ruptura del régimen del 78 que representa, en realidad, la continuidad del Régimen franquista

La cuestión no es baladí ya que supone, entre otras cosas no menos importantes, la liquidación de la Monarquía de origen franquista, corrupta, que ejerce como poder autónomo la jefatura de las Fuerzas Armadas además de otros poderes excepcionales.

Del rey depende, en realidad, la propia Constitución y la permanencia del estado bipartidista e intocable: «atado y bien atado«, como había dicho el general genocida y fascista Francisco Franco. El latiguillo del «estado de derecho» que repiten al unísono PSOE PP, Ciudadanos y Podemos (esta vez bajo la forma del ping-pong o del sí pero no, no pero sí, de los políticamente indecisos denominados ni-ni (ni DUI ni artículo 155 de la Constitución).

-La segunda es el establecimiento del estado de excepción en Cataluña (derogado pero ensayado y disponible), y su amenaza concreta -tal como acaba de afirmar Rajoy-, para establecerlo en el resto del resto del estado ante amenazas del mismo tipo.

La primera declaración del a todas luces ilegítimo Presidente del Gobierno lo demuestran sobradamente. A partir de este momento y dada la actual Ley Electoral es absolutamente imposible cualquier proceso constituyente. Mucho más cuando la propuesta legislativa para cualquier reforma de la «Carta Magna» procede de una Comunidad autónoma.

-El Senado, ha pasado de «cámara inútil» a cuerpo legislativo imprescindible para autorizar la represión.

-El artículo 155 pasa a ser un estado de excepción «en conserva», que puede ser activado en cualquier momento y que ya tiene funcionarios adiestrados para ello.

-La tarea represiva, que ha pasado formalmente al Poder Judicial, puede llevar a la cárcel a centenares de funcionarios en el corto, medio y largo plazo, a voluntad del Gobierno.

-El poder judicial, no independiente en el estado español, puede determinar la propia composición del Parlament catalán, y la exclusión de todos los dirigentes procesados según informes policiales y procesos judiciales que pueden ponerse en marcha tal como estamos viendo en los últimos días.

Antonio Maira. Analista político, capitán de fragata de la Armada.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.