La pasada semana, los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf fueron brutalmente dañados por lluvias torrenciales que afectaron a más del 50% de las construcciones y pusieron en alerta máxima a la población que vive en los campos. La magnitud de los acontecimientos es muy grave. De hecho, las primeras estimaciones de la Media Luna […]
La pasada semana, los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf fueron brutalmente dañados por lluvias torrenciales que afectaron a más del 50% de las construcciones y pusieron en alerta máxima a la población que vive en los campos.
La magnitud de los acontecimientos es muy grave. De hecho, las primeras estimaciones de la Media Luna Roja hablan de 12 mil familias que han perdido sus casas, sin que puedan disponer del recurso que suponen las jaimas debido a que las previstas para este año aún no han llegado a los campamentos.
Según los datos que se manejan en este momento, una de las consecuencias de las tormentas son las aguas estancadas, que añaden a la precariedad de la situación el riesgo de epidemias entre los refugiados en un momento en el que, además, no existen apenas medicamentos en reserva.
Hay que señalar que estas lluvias no solo han afectado a las viviendas sino que otro tipo de instalaciones han quedado destruidas, en particular los dispensarios clínicos, los hospitales, las guarderías y las escuelas. La escolarización de los niños ha tenido que ser interrumpida para prevenir los accidentes que puedan derivarse de la fragilidad de las construcciones que aún quedan en pie.
La Media Luna Roja ya ha lanzado un llamamiento a todos los Gobiernos, las organizaciones internacionales y las no gubernamentales para que acojan como propias las campañas de ayuda urgente destinadas a proveer de medicamentos, productos alimenticios básicos o mantas a la población saharaui refugiada en el sur de Argelia.
La extrema gravedad de la situación que se vive en los campamentos de Tinduf se une a la que soporta el resto de los saharauis en los territorios ocupados del Sahara Occidental. La desidia de la comunidad internacional ha hecho que el conflicto que enfrenta a Marruecos con el Frente Polisario no se haya solucionado en 30 años.
En este tiempo la violación de los derechos humanos de la población civil saharaui se ha convertido en la realidad cotidiana de un pueblo que no ha dejado de luchar porque se cumpla la legalidad internacional, que les reconoce el derecho a pronunciarse sobre su soberanía a través de un referéndum de autodeterminación (Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de la ONU de 1951, Resolución 1514 de Naciones Unidas de 1960, Dictamen del tribunal de La Haya de 1975, Plan de Paz de la ONU de 1990, Plan Baker de Naciones Unidas de 2003, entre otros).
La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) quiere sumarse a las diversas peticiones de ayuda desde la convicción de que cualquier acto de solidaridad que se haga con el pueblo saharaui, es avanzar hacia el cumplimiento de la justicia.
La lucha de los saharauis cuenta con el máximo reconocimiento de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado y, así, una de las activistas más destacadas en la defensa de sus derechos, Aminetu Haidar, ha sido galardonada con el Premio Juan María Bandrés de CEAR, en su última edición del año 2005.
Por la historia común que nos une y también como apuesta por la valentía y la dignidad con la que el pueblo saharaui se enfrenta a los conflictos políticos, económicos y sociales que su realidad le impone, CEAR insta a los ciudadanos y ciudadanas del Estado Español para que se unan a las campañas que, desde las universidades, asociaciones de solidaridad, instituciones y organizaciones no gubernamentales, se están haciendo en todas las comunidades autónomas para facilitar la mayor y más eficaz ayuda a ese pueblo. Ahora no es posible mirar hacia otro lado.