El día 11 de abril se celebraron las elecciones presidenciales en Chad. Idriss Déby Itno, que lleva 30 años en el poder, fue reelegido con 79% de los votos. A pesar de la victoria, el imperialismo francés fue sorprendido por la muerte de Idriss en un enfrentamiento militar con el Frente de Alternativa y Conciliación en Chad. El gobierno francés actuó rápidamente, nombró al hijo de Idriss para reemplazar al presidente asesinado y vimos abrirse una gran crisis, con importantes movilizaciones que llevaron al presidente Emmanuel Macron a salir volando del Palais de l’Élysée para dirigirse a N’Djamena, capital de Chad.
“Francia nunca permitirá que nadie, ni hoy ni mañana, desafíen la estabilidad e integridad de Chad», dijo Emmanuel Macron.
Uno de los países más colonizados y empobrecidos del mundo
A pesar de la explotación de uranio, oro y petróleo (130.000 barriles por día), 90% de la población de seis millones vive en la pobreza extrema, sobrevive con menos de un dólar al día, 70% de la población es analfabeta y 90% está desempleada. De los recién nacidos, 8% muere antes de cumplir un año de vida, 20% no llega a los cinco, y el promedio de vida de los adultos es de 53 años. Entre los 189 países encuestados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Chad ocupa el puesto 187 en el Índice de Desarrollo Humano. Solo adelante de la República Centroafricana y Níger.
La crisis económica mundial, asociada a la pandemia, está agravando aún más la situación de pobreza. Al mismo tiempo, Chad se ha convertido en el principal aliado del gobierno francés en la lucha contra las guerrillas de Boko Haram y del Frente de Alternativa y Conciliación en Chad. El gasto militar es un elemento adicional para explicar la profundización de la crisis.
Según las proyecciones, se prevé que los ingresos del gobierno de Chad caigan a 747 mil millones de francos CFA, 10% menos en comparación con el año anterior, mientras que el gasto aumentará alrededor de 10,5%, a 1.177 millones de francos CFA. La balanza comercial pasó de un superávit de 676 mil millones de francos CFA en 2019 a un déficit de 3 mil millones en 2020. Se espera que las reservas cambiarias alcancen en 2021 300 mil millones de dólares, y la previsión antes de la crisis del petróleo era de 1.100 millones de dólares.
La deuda pública del país es con los bancos multilaterales, bancos privados y Glencore, que pagó por adelantado la futura producción de petróleo. Esto significa que el petróleo que aún no se ha extraído será entregado y el país ya ha recibido y gastado esos ingresos. Esto agravará aún más la crisis del país, ya que el oro negro representa 90% de sus exportaciones, alrededor de 40% de los ingresos del gobierno y 20% del PIB.
Chad y su administrador colonial: Idriss Deby Itno
Idriss Déby, en una entrevista en junio de 2017 con TV5 Monde, RFI y Le Monde Diplomatique, explicó cómo ha sido el proceso electoral y sucesorio en el país.
Dice Déby: “Anuncié en 2002, en París, mi deseo de dejar el cargo en 2006, pero Francia dijo que no y me dijo que debía continuar. Entonces, en 2006, en contra de mi voluntad, Francia envió a un constitucionalista al Chad, quien redactó la nueva Constitución para obligarme a postularme para nuevos mandatos, hasta ahora”.
La entrevista mencionada demuestra el grado de colonización a que está sometido el pueblo del Chad y el papel imperial que juega Francia y el imperialismo en general.
Las elecciones presidenciales
La candidatura de Idriss Deby Itno para el sexto mandato, tras treinta años en el cargo, estuvo marcada por sucesivas protestas. Inicialmente había 17 candidatos. Muchos con base electoral. La represión desatada contra los competidores fue indescriptible. Por ejemplo, el candidato del Partido Socialista Sin Fronteras, Yaya Dillo, tuvo su casa custodiada por dos vehículos militares y luego invadida por fuerzas de seguridad que en la acción mataron a su madre de 80 años e hirieron a otros cinco familiares.
En las calles, antes de las elecciones, hubo algunas manifestaciones importantes, y la respuesta de las fuerzas represivas fueron los golpes con látigos, palos y balas. Un herido que estaba siendo trasladado a un hospital fue sacado del automóvil y sus ocupantes también fueron golpeados. Se han realizado decenas de arrestos y hay informes de descargas eléctricas durante la detención. La Corte Suprema, controlada por el dictador Idriss Déby, canceló la participación de siete candidatos y otros tres abandonaron la disputa.
Elección y muerte
Con 79% de los votos, Idriss iniciaría su sexto mandato, pero antes de asumir el cargo fue asesinado en un presunto enfrentamiento con las tropas del grupo Frente de Alternativa y Conciliación del Chad. La sorprendente noticia obligó a un rápido reajuste y los militares designaron al hijo de Idriss Deby como nuevo presidente, ignorando que la Constitución determinaba que el cargo debía ser ocupado por el presidente de la Asamblea Nacional.
El pueblo toma las calles: «sucesión monárquica»
La gente salió a las calles contra la nominación del general de cuatro estrellas Mahamat “Kaka” Déby, quien rápidamente formó el Consejo Militar de Transición (CMT), compuesto por Mahamat y catorce generales. Luego, la CMT estableció un plazo de 18 meses para convocar a nuevas elecciones.
Las movilizaciones reproducen los enfrentamientos ocurridos de diciembre a marzo. La represión fue violenta: por lo menos cinco personas murieron en los enfrentamientos.
Macron y el nuevo administrador colonial
La constitución del Consejo Militar Revolucionario, el cierre de la Asamblea Nacional, el toque de queda y las violentas movilizaciones de calle, sumado a las disputas entre los ex colaboradores de Idriss Déby, ponen en duda la posibilidad de abrir una gran crisis en las alturas.
Emmanuel Macron abandonó sus funciones en París y acudió a la toma de posesión de Mahamat Déby, en un claro gesto de apoyo al golpe militar.
Los intereses franceses
Francia tiene grandes intereses en la región del Sahel. En primer lugar, para la extracción de oro y uranio en Níger y Malí. El uranio extraído de estos dos países abastece a las termoeléctricas francesas. Además, están los grandes grupos empresariales franceses que tienen importantes inversiones en el Sahel, en particular los grupos Bolloré, Bouygues y Total.
La presencia militar es para garantizar la extracción de estos minerales y del petróleo, y el beneficio para los tres grandes monopolios franceses.
Las tropas de ocupación militar francesa
Francia impulsó una alianza militar conocida como GS5 (Grupo Sahel Cinco) que reúne a Chad, Malí, Níger, Burkina Faso y Mauritania. Chad es el país más involucrado en esta operación y el difunto Idriss Déby es el garante del suministro de 1.200 soldados chadianos al GS5. Estos se articulan con las tropas de la Misión Integrada de Estabilización Multidimensional de Naciones Unidas en Malí (MINUSMA), Estados Unidos y Francia, con 5.000 hombres operando la Operación Barkhane cuya base se encuentra en N’Djamena, capital de Chad.
La prensa destaca a los cien yihadistas muertos y da poca publicidad para los que «murieron por Francia», a los cuales Macron entierra con toda pompa y circunstancia para no enfrentar el desgaste político interno. Además de este problema interno, la presencia de las tropas de ocupación francesas es cada vez más repudiada por las masas sahelianas. Así, Macron sueña con poder subcontratar parte de las operaciones del ejército francés en el Sahel a tropas africanas. Por ese motivo, viajó a la posesión de Mahamat Déby, quien, con un grupo de otros catorce generales, se comprometió a aplicar la política imperial francesa.
La tradición imperialista después de la independencia política
Los procesos independentistas de los países africanos, en los años sesenta del siglo pasado, se restringieron a la independencia política mientras se mantuvieron las relaciones económicas y financieras heredadas del período colonial. Estos nuevos gobiernos, subordinados a los países imperialistas, constituyeron dictaduras militares extremadamente violentas que destruyeron todo intento de organizar los movimientos de masas.
Después de treinta años de la dictadura de Idriss Déby, apoyada y financiada por el imperialismo francés, las masas comenzaron a luchar, especialmente a partir de diciembre de 2020, con varias manifestaciones y huelgas del sector público y empresas privadas como Coton Tchad SN, una empresa estatal vendida a un consorcio de Singapur.
La crisis que se abrió el 20 de abril, que generó el autogolpe o el «golpe dinástico», como dicen los carteles en las manifestaciones, estuvo limitada por la debilidad política y organizativa como consecuencia de décadas de dictadura militar pro-francesa.
La sucesión del padre al hijo en Chad nos hace recordar que lo mismo sucedió en la República Democrática del Congo, cuando Laurent Kabila fue asesinado y sucedido por su hijo Joseph. Este mismo procedimiento también tuvo lugar en Togo en 2005 y en Gabón en 2009. Dictaduras de larga duración, apoyadas y financiadas por países imperialistas, como en la República del Congo, Guinea Ecuatorial, República de Camerún, dirigidas por dictadores de 80 años o más, todos ellos, preparan la sucesión dinástica o monárquica en caso de muerte súbita.
Construir puentes de solidaridad. Luchar contra el imperialismo
En los últimos meses hemos vivido importantes luchas democráticas y antiimperialistas en países dominados por Francia, especialmente en Malí, Senegal y Chad. Y también una lucha muy especial del pueblo Tamacheque (Tuareg) contra las tropas de ocupación francesas y de la MINUSMA (tropas de la ONU) en la región del Sahel entre Níger y Malí.
La fragilidad de los movimientos de lucha anticolonial y anticapitalista debe y puede superarse con la solidaridad internacional de los trabajadores y el pueblo pobre de las naciones imperialistas. La III Internacional, cuando Lenin aún vivía, afirma que:
«(…) Los Partidos de países cuya burguesía tiene colonias u oprime naciones deben tener una línea de conducta particularmente clara y tajante. Todo Partido perteneciente a la Tercera Internacional tiene el deber de revelar sin piedad las hazañas de «sus» imperialistas en las colonias, de apoyar, no de palabra, mas de manera efectiva, ante cualquier movimiento de emancipación en las colonias; debemos exigirles que sean expulsados de estas colonias los imperialistas de la metrópoli, debemos alimentar en el corazón de los trabajadores del país sentimientos verdaderamente fraternales hacia la población trabajadora de las colonias oprimidas y nacionalidades, y cultivar entre los grupos de trabajo de la metrópoli una agitación continua contra cualquier opresión de los pueblos coloniales».
En los países metropolitanos y los países colonizados, necesitamos construir acciones unitarias y un programa de lucha que unifique y potencie nuestras luchas. A continuación presentamos un programa mínimo de unidad de acción y lucha.
* Abajo la dictadura de Mahamat Déby y el Consejo Militar de Transición (CMT)
* Fuera las tropas de ocupación francesas (Operación Barkhane) y la ONU (MINUSMA)
* Ruptura con las relaciones económicas, financieras, militares y políticas con el imperialismo francés
* Por la Segunda Independencia
Fuente: https://litci.org/es/chad-crisis-politica-y-social-y-la-responsabilidad-del-imperialismo-frances/