El IV Foro sobre la Cooperación entre China y África (Focac) aprobó ayer un Plan de Acción para reforzar las relaciones en el ámbito político, económico y social y mejorar el acceso a alimentos, la agricultura, el funcionamiento de la banca y el transporte en el continente. El domingo, el primer ministro de China, Wen […]
El IV Foro sobre la Cooperación entre China y África (Focac) aprobó ayer un Plan de Acción para reforzar las relaciones en el ámbito político, económico y social y mejorar el acceso a alimentos, la agricultura, el funcionamiento de la banca y el transporte en el continente. El domingo, el primer ministro de China, Wen Jiabao, anunció la concesión de préstamos por valor de 10.000 millones de dólares [6.800 millones de euros] a los países africanos durante los próximos tres años para «fortalecer la capacidad financiera». Por ello, instó a las empresas chinas a asumir más responsabilidades sociales y a fomentar la creación de empleo para que «el pueblo africano pueda beneficiarse».
Wen se comprometió a reducir gradualmente sus aranceles para los productos procedentes de los países africanos más pobres. «China siempre hablará a favor de África en la comunidad internacional y defenderá sus intereses», añadió.
Prometió, además, que llevará a cabo un centenar de proyectos de energías renovables.
El gigante asiático es el segundo socio comercial más importante de África. Si en 2003 China invirtió 491 millones de dólares [331 millones de euros], en 2008 gastó 7.800 millones [5.253 millones de euros], según datos chinos. Estas cifras están impulsadas sobre todo por la demanda china de petróleo, gas, minerales y otras materias primas.
Angola, por ejemplo, le suministra el 18% de sus necesidades de crudo y Sudán le vende 225.000 barriles diarios de petróleo. El Instituto Sudafricano de Asuntos Internacionales indicó que «el 83% de las exportaciones africanas a China en 2007 fueron en forma de petróleo». Pero el progreso en las cifras de comercio se explica también por la llegada de millones de productos made in China, así como por miles de proyectos de infraestructuras en países arrasados por años de guerra como Angola, Liberia y Sierra Leona.
Zimbabwe, Kenia, Marruecos Sudán y Angola han acogido con los brazos abiertos la oferta de ayuda de Wen, que duplica la anunciada por el presidente, Hu Jintao, en la tercera cumbre realizada en 2006 en Beijing. «África lleva mucho tiempo sumida en el subdesarrollo. Ahora llegan los chinos y dicen; `¿Queréis una vía de ferrocarril? Tenemos el dinero y la tecnología’ ¿Quién se negaría?», resaltó el ministro de Asuntos de Exteriores de Kenia. El titular de Exteriores de Egipto calificó la cumbre de «gran éxito para todos».
En cambio,, Sudáfrica y Zambia, junto a la Unión Africana, han expresado sus reservas.
En la rueda de prensa de clausura, el ministro chino de Comercio, Chen Deming, negó que su país haya desembarcado en África con el objetivo de explotar sus recursos naturales.
amistad
«El apoyo de China al desarrollo de África es real y sólido, y en el futuro, no importa el nivel de turbulencia por el que el mundo esté pasando, la amistad con el pueblo de África no cambiará», manifestó el primer ministro chino, Wen Jiabao. Su ministro de Exteriores negó que traten a África «de manera imperialista».
polémica
China es uno de los principales aliados y socios económicos de Sudán, sobre cuyo presidente pesa una orden de arresto internacional por crímenes de guerra en Darfur. Ante las críticas, China sostiene que mantiene una estrategia de no injerencia en los países donde invierte.
Desde las telecomunicaciones a la agricultura y los minerales
Paso a paso, China ha ido ganando terreno en África sin imponer ni reclamar reformas políticas o económicas. Su política de no injerencia en los asuntos internos le ha valido las críticas de organismos internacionales, como en el caso de Sudán, a quien entre otros productos vende armamento presumiblemente utilizado en Darfur.
Su estrategia se basa principalmente en invertir en sectores poco atractivos para Occidente, pero vitales para el desarrollo de los país africanos -telefonía móvil, agricultura y la renovación de refinerías-. También colabora en la formación de técnicos y gestores africanos y apoya la inversión en fábricas de transformación de materias primas. En 2005, más de 3.000 personas de 5o países africanos y organizaciones participaron en cursillos técnicos en China y un millar de africanos estudian en el gigante asiático gracias a una beca otorgada por el Gobierno chino.
Se calcula que 80.000 obreros chinos trabajan en África, especialmente en Argelia, Senegal, Sudán, Nigeria, Gabón, República Democrática de Congo, Zambia, Angola y Sudáfrica.
Los ámbitos de colaboración son muy diversos. En Zimbabwe, por ejemplo, se ha centrado en la explotación minera, en las telecomunicaciones y en la financiación de centrales térmicas. A cambio, obtiene una parte de la explotación del cromo. En Gabón, ha invertido decenas de millones de euros en el sector de la madera, minerales y petróleo. En Sudáfrica, invierte en aluminio; en la República Democrática de Congo y en Zambia, en cobre; en Etiopía, en oro, uranio, cobre y carbón; y en Marruecos, en fosfato