El domingo 18 y lunes 19 de diciembre de 2005 pueden ser fechas relevantes en la historia de la República Democrática del Congo, pues por primera vez los congoleños acudieron a las urnas con bastantes perspectivas de participar en un comicio transparente. Algo que resulta extraño si miramos el panorama africano, en donde abundan gobernantes […]
El domingo 18 y lunes 19 de diciembre de 2005 pueden ser fechas relevantes en la historia de la República Democrática del Congo, pues por primera vez los congoleños acudieron a las urnas con bastantes perspectivas de participar en un comicio transparente. Algo que resulta extraño si miramos el panorama africano, en donde abundan gobernantes que camuflan sus dictaduras haciéndolas pasar cada varios años por manipuladas elecciones en donde salen victoriosos con más del 90% de los votos. Ejemplos muy llamativos son Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial y Paul Kagame en Ruanda. Así pues, el 18 y 19 han acudido los congoleños a votar mayoritariamente para aprobar una Constitución que puede en teoría dar lugar a unas elecciones presidenciales en la primavera de 2006. Salvo en Kinshasa, la capital en donde hay casi empate, en el resto del país el SI gana con extrema diferencia al NO.
¿Por fin la Comunidad Internacional hace bien las cosas, fuerza unos acuerdos de paz, y está supervisando con esmero el proceso para que sea por primera vez en la historia de este país, tras su independencia, el pueblo quien elija dentro de unos meses a sus dirigentes? Para responder a esta pregunta conviene mirar la historia de los últimos años que presenta grandes contradicciones.
La República Democrática del Congo es invadida por Ruanda, Uganda y Burundi en agosto de 1998. Los soldados invasores masacran a la población civil como táctica de guerra. Mueren, hasta la fecha, unos cuatro millones de congoleños. Se trata de la guerra con más muertos tras la II Guerra Mundial, sin embargo es una guerra de la que no suelen informar los medios de comunicación. ¿No es esto anormal?
En los comienzos de la invasión llegan a morir unos 100.000 congoleños por mes. Sin embargo el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas calla ante este genocidio. En abril de 1999, ocho meses después, es cuando decreta su primera resolución. ¿A qué se debe este silencio ante una situación tan extrema? ¿Por qué esperó a que hubiera entre 600.000 y 800.000 muertos para pronunciarse? ¿Por qué no adoptó ninguna medida en esa y muchas de las posteriores resoluciones para frenar la guerra en defensa de la población civil congoleña, masacrada continuamente?
Entre los grandes responsables de este genocidio están Azarías Ruberwa y Jean Pierre Bemba, líderes de dos grupos armados creados y financiados respectivamente por Ruanda y Uganda. Entre otros crímenes de guerra, al primero se le acusa (incluso desde informes de Naciones Unidas) de que sus tropas han enterrado a mujeres vivas. Al segundo de que sus tropas han cometido o instado a actos de canibalismo. Se trata de estrategias de guerra, es más fácil conquistar un terreno despoblándolo. Conforme las tropas avanzaban los poblados se vaciaban por sí solos ante el terror. Pues bien, la Comunidad Internacional liderada por el Consejo de Seguridad, en vez de acusarles y perseguirles por crímenes contra la humanidad, fuerza unos acuerdos de paz y les pone dentro de un Gobierno de Transición que ha de organizar las elecciones en el país. ¿A qué se debe este premiar a los genocidas? ¿Qué interés pueden tener ellos, una vez en el poder, en gestar unas elecciones libres y transparentes? ¿Va el pueblo congoleño a votarles? ¿Aceptarán el resultado de las elecciones?
Detrás de Ruberwa y Bemba están Paul kagame y Yoweri Museveni, Presidentes de Ruanda y Uganda. ¿Cómo dos países muchísimo más pequeños que el Congo pudieron invadir hasta casi la mitad de su territorio?
Si miramos un mapa de estrategia militar de la zona observamos que en Ruanda y Uganda han proliferado en la última década bases militares norteamericanas. ¿Casualidad? En los años previos a 1997 EEUU entregó a Uganda una ayuda equivalente a la de los 27 años anteriores. Por otra parte se convirtió en su principar exportador de armas. ¿Casualidad? Muchos mandos militares ruandeses y ugandeses, incluido el propio Kagame, han participado en programas de formación militar norteamericanos.
No es difícil entender que el Congo esconde grandes tesoros y geográficamente es un país clave para una nueva colonización de África. En los años 90 EEUU parece ser que decidió iniciar una nueva etapa de la colinización de África y descubrió que la región de los Grandes Lagos era la clave. Parece ser que a los grandes estrategas de la política internacional y a los grandes dirigentes que la llevan a cabo, no les importa demasiado el coste en vidas humanas que estas guerras llevan consigo. En este caso: un genocidio en 1994 en Ruanda para que Kagame obtenga el poder en Ruanda: 500.000 muertos en tres mesess. Un genocidio en los campos de refugiados hutu en 1996-1997 en el este del exZaire: 300.000 muertos. Y otro genocidio, del pueblo congoleño, desde 1998 hasta 2003: 4.000.000 millones de muertos.
El Congo es uno de los países del planeta más rico en recursos naturales: en agua dulce en un continente en donde en grandes regioses escasea el agua, en energía y en minerales de alto valor y estratégicos. Los Gobiernos de Gran Bretaña y Bélgica apoyan la estrategia norteamericana. Francia aparece en el otro bando con otros apoyos europeos. En este tira y afloja a la sociedad civil congoleña se le ha dejado una importante responsabilidad en la Comisión que está organizando las elecciones. Desean organizarlas libres y transparentes. Una luz de esperanza dentro de tanto sufrimiento y muerte. ¿Pero y si el pueblo congoleño no vota a Bemba o a Ruberwa? ¿Y si se equivoca y no vota al candidato de EEUU? ¿Empezará de nuevo la guerra y volverán a morir millones de congoleños sin que nadie se entere o será un primer paso para su independencia?