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Cómo EEUU compra a la prensa libre

Fuentes: IPS

Estados Unidos ofrece programas de intercambio para enseñarle ética a periodistas de otros países, pero en Iraq le paga a medios y profesionales con el fin de que difundan «buenas noticias». Un nuevo programa lleva el nombre del periodista Edward R. Murrow, célebre por sus informes radiales desde Londres durante la segunda guerra mundial, y […]

Estados Unidos ofrece programas de intercambio para enseñarle ética a periodistas de otros países, pero en Iraq le paga a medios y profesionales con el fin de que difundan «buenas noticias».

Un nuevo programa lleva el nombre del periodista Edward R. Murrow, célebre por sus informes radiales desde Londres durante la segunda guerra mundial, y luego por exponer en televisión las incongruencias del senador Joseph McCarthy, dedicado a cazar comunistas en los años 50.

Al anunciar el programa, la secretaria de Estado (canciller) Condoleeza Rice afirmó que este plan de estudios enfatizará en «los principios democráticos que guiaron al señor Murrow en la práctica de su oficio: integridad, ética, coraje y responsabilidad social».

«Todos sabemos que el pilar fundamental de una sociedad libre es una prensa libre, y eso es crucial para la fundación de cualquier democracia», dijo Rice.

El Programa de Periodismo Edward R. Murrow será implementado por el Buró de Asuntos Educativos y Culturales del Departamento de Estado, el independiente Instituto Aspen y las escuelas de periodismo de seis universidades estadounidenses.

Convocará a hasta 100 profesionales de todo el mundo, que asistirán a escuelas de periodismo de Estados Unidos para «perfeccionar sus habilidades, compartir ideas y obtener comprensión de primera mano de la sociedad y las instituciones democráticas estadounidenses», dijo el Instituto Aspen.

El objetivo, señaló, «no sólo es informar a los periodistas sobre Estados Unidos, sino también promover la libertad periodística y la excelencia alrededor del mundo».

Al crear este programa, dijo Rice, el Departamento de Estado se muestra «determinado a asociarse con el sector privado, para que estadounidenses de todos los orígenes, tradiciones, grupos étnicos y modos de vida ayuden en el avance de la historia del progreso democrático y de la libertad».

Este anuncio tuvo un extraño efecto al yuxtaponerse con el malestar que reina entre periodistas estadounidenses al salir a luz la contratación por parte del Departamento (ministerio) de Defensa de la empresa de relaciones públicas Lincoln Group.

El objeto del contrato es pagarle a periodistas iraquíes para que publicaran artículos escritos por el ejército estadounidense que ofrecieran un punto de vista positivo sobre la situación en Iraq. Esos artículos no identifican al ejército estadounidense como fuente.

Por otra parte, el diario The Washington Post informó esta semana que infantes de marina (marines) de Estados Unidos, frustrados por la cobertura de los grandes medios informativos, invitaron a Iraq a un soldado retirado que escribe un «weblog» de información militar para cubrir la guerra desde el frente.

Un weblog, también llamado simplemente blog, es un sitio web periódicamente actualizado que a menudo funciona como un diario personal de consulta pública y suele ser administrado por su propio autor.

El responsable del weblog The Fourth Rail (La cuarta vía), Bill Roggio, soldado retirado y técnico informático de la nororiental ciudad de Nueva Jersey, recaudó más de 30.000 dólares entre sus lectores en Internet para pagarse el pasaje a Iraq, el equipo técnico y la vestimenta blindada.

Pocas semanas después, publicaba sus despachos desde un puesto remoto en la occidental provincia de Anbar, semillero de la insurgencia iraquí.

«Estaba desencantado con los informes sobre la guerra en Iraq y la guerra contra el terror, y sentí que había mucho del conflicto que se estaba perdiendo», dijo Roggio a The Washington Post en un correo electrónico.

Roggio, hoy apostado con los marines a lo largo de la frontera siria, dijo que «lo que a menudo es visto como un intento de informar de modo equilibrado resulta en una subinformación del éxito y la estrategia militar y un énfasis exagerado en éxitos estratégicamente menores de guerrilleros islámicos o insurgentes».

Funcionarios militares en Bagdad dijeron que no le expedirían a Roggio una credencial de prensa a menos que estuviera afiliado a alguna organización. Entonces, el neoconservador American Enterprise Institute, de Washington, le ofreció una afiliación.

Al mismo tiempo, The Washington Post reveló que el ejército estadounidense pagó a canales de televisión de tres ciudades iraquíes para que emitieran una cobertura favorable a la ocupación, según un portavoz militar.

El ejército, dijo el periódico, dio a uno de esos canales unos 35.000 dólares en equipamiento, construye una nueva instalación por 300.000 dólares y paga 600 dólares semanales a un programa sobre los esfuerzos de Estados Unidos en Iraq.

El periódico dijo que un comandante de la Guardia Nacional del Ejército de Estados Unidos «reconoció que sus funcionarios ‘sugieren’ crónicas a la estación y evalúan el contenido del programa en una reunión semanal antes de que salga al aire».

Aunque el comandante, un teniente coronel que no fue identificado porque se desempeña en la misma zona, negó que efectuaran pagos al canal. Pero el productor de la televisión iraquí dijo que su personal obtuvo 1.000 dólares al mes por esa vía.

Según numerosas encuestas, la mayoría del público de Iraq y otros países árabes es escéptico sobre los motivos y las tácticas de Estados Unidos, pues perciben diferencias entre lo que el gobierno de George W. Bush dice y lo que hace.

El nuevo programa internacional de periodismo del Departamento de Estado podría enfrentarse con el mismo problema.

«La democracia no puede funcionar sin el libre flujo de información e ideas que es posible gracias a una prensa independiente y efectiva», afirmó Geoffrey Cowan, de la Universidad del Sur de California (USC), participante en el programa.

«Todas nuestras escuelas esperan que los periodistas internacionales aprendan de sus cursos, y todos nosotros esperamos que nuestros estudiantes aprendan de nuestros visitantes», señaló.

Las universidades participantes en el programa son, además de la del Sur de California, las de Kentucky, Minnesota, Carolina del Norte, Oklahoma y la de Texas en Austin.

Como parte del Programa Murrow, el Instituto planifica un simposio para abril, en que participarán conocidos periodistas en actividad, analistas, editores y columnistas que debatirán cuestiones prácticas y éticas de la tarea noticiosa.

También asistirán portavoces del gobierno, que discutirán el vínculo entre los medios de comunicación y la elaboración de políticas.

En el simposio se analizará, además, la importancia de la diversidad de opinión y del acceso del público a la información, así como los desafíos que afrontan los periodistas en todo del mundo.

Pero Bill Grosscup, de la Universidad de California en Chico, consideró que los sobornos y el Programa Murrow constituyen «un ejemplo de la diferencia entre la democracia en la teoría y en la práctica».

«Las mismas personas que establecen un programa para promover el periodismo independiente son las que defienden la financiación de empresas de relaciones públicas, individuos chauvinistas conectados a organizaciones de expertos conservadores y periodistas incrustados en el engranaje político como medios ‘independientes'», dijo Grosscup a IPS.

«Todo es cuestión de relaciones públicas y control de los medios. Joseph Goebbels (ministro de Propaganda del ex dictador alemán Adolf Hitler, 1933-1945) estaría orgulloso.»