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¿Más de cinco millones de muertos en el Congo?

Como se oculta la verdad, incluso cuando parece ser contada

Fuentes: Rebelión

Traducido por Jesus Maria y Mariola Garcia Pedrajas

l genocidio en la República Democrática del Congo (DRC) – y en todo el continente africano – es resultado directo de políticas deliberadas de los gobiernos europeos y estadounidense y de las multinacionales a las que sirven. Las agencias de noticias que se llaman a si mismas «fidedignas» y que tienen la pretensión de contar el número de muertos son, en la mayoría de los casos, criaturas creadas por las mismas corporaciones que han establecido innumerables milicias y estados clientes en sucesivas matanzas y campañas de limpieza étnica – todas ellas para proteger el negocio de la extracción de las riquezas del Congo. Muchos, muchos procesos de Nuremberg podrían llevarse a cabo contra las lumbreras europeas y estadounidenses culpables de crímenes contra la humanidad en África Central, cuando todavía su política racista y corporativa insiste en que el «salvajismo» africano es el culpable del genocidio actual.

«El control a largo plazo de los recursos del Congo es más fácil de conseguir mediante la eliminación del mayor número posible de negros»

A finales de enero de 2.008, el Comité Internacional de Rescate (IRC) publicó un nuevo informe sobre la mortalidad en un Congo destrozado por la guerra. El informe prestaba atención a algunas nuevas agencias de noticias, que, habían preparado rápidamente una serie de pequeños artículos muy trillados como supuestas muestras de horror. Por todos lados se hablaba del Congo como de «la crisis más olvidada del mundo». Hay muchas razones por las que Darfur es la crisis del momento, la crisis en portada, y porque el Congo apenas se menciona.

De todos modos, la historia de la guerra y el saqueo en el Congo no está quedando sin denunciar. Se trata de una historia que ha sido censurada, manipulada y ocultada, incluso cuando ha sido ampliamente contada. Una gran cantidad de información ha sido preparada sobre la guerra en la República Democrática del Congo, y la mayoría de ella es una reacción diseñada para ocultar la verdad, y para ayudar a mantener la historia real enterrada, y esto incluye a las verdaderamente honestas representaciones de la guerra y el sufrimiento en el Congo que hayan sido publicadas. Tan solo por que la corriente principal no cubra esta realidad, eso no implica que ésta no exista. Ésta es la falsificación de la consciencia.

«Todo este ejercicio de contar los muertos es otro camino para no hacer nada para pararlo»

Aunque el número de víctimas mortales en el Congo de las anteriores guerras – para los congoleses se trata de una única larga y continua guerra – nunca ha llegado a saberse, éste es mucho mayor que las cifras del IRC. Dentro de las fórmulas estadísticas del IRC no se incluye un recuento de las terribles experiencias de los millones de personas que han desaparecido en los pantanos o en los bosques tropicales, de las fosas comunes, de las cámaras de tortura y de los campos de concentración, o del número de víctimas después de cruzar las fronteras. Todo este ejercicio de contar los muertos es otro camino para no hacer nada para pararlo. Lo importante para el IRC son los beneficios, pero eso no es todo.

El Comité de Rescate Internacional ha sido descrito en el pasado como el instrumento ideal de guerra sicológica, y eso es lo que es. Eso es exactamente lo que está ocurriendo ahora con el IRC y, todavía más, cuando el IRC – fuertemente subvencionado por los mismos a los que beneficia – envía a sus contadores de cuerpos al Congo. Pero el IRC no es tan solo un instrumento de guerra sicológica, es también un instrumento ideal para el espionaje. El IRC se aprovecha del acceso a las poblaciones de refugiados, las áreas de conflicto y los encuentros y entrevistas con refugiados de manera individual para recopilar información sobre los grupos armados, el liderazgo de los pueblos, los recursos, las armas y los conflictos geopolíticos; esta información es usada de manera selectiva para servir los grandes intereses del IRC y sus secuaces.

Los guerreros secretos de América

Entre los supervisores y los miembros del consejo de administración del IRC, se encuentra Henry Kissinger, un hombre con profundos intereses en el Congo. Henry Kissinger está vinculado a Freeport MacMoran (FCX), y FCX acapara todo el cobre y el cobalto encontrado en Katanga. J. Stapleton Roy, el director de FCX, fue asistente de la Secretaria de Estado de Inteligencia, Madeleine Albright, en los años 1.999 y 2.000, durante las invasiones de Ruanda (1.994) y Congo/Zaire (1.996), que se produjeron bajo la administración Clinton; Roy se retiró para incorporarse a Kissinger Associates.

«Henry Kissinger tiene profundos intereses en el Congo»

Otro de los directores de Kissinger Associates es Lawrence Eagleburger, que ha tenido relaciones en el pasado con la defensa y el espionaje dentro de Scowcroft Group, y ha sido director de Halliburton Corporation desde 1.998. El fundador de Scowcroft Group, Brent Scowcroft fue asesor general de seguridad de los presidentes Gerald Ford y George H.W. Bush y, durante el periodo de 1.982 a 1.989, vicepresidente de Kissinger Associates.

Walter Kasteiner, otro cargo de responsabilidad en la secretaría de seguridad nacional en los gobiernos de Clinton y George W. Bush y un miembro directivo de Scowcroft Group en este momento, es también uno de los directores de Moto Gold (que opera en la región anegada en sangre de Ituri, Congo) y de la paramilitar organización «para la conservación de la naturaleza», con sede en Washinton D.C, Africa Wildlife Foundation, que está apoyando las actividades de mercenarios en las montes Virunga (Congo), actividades llevadas a cabo con la excusa de la protección de los gorilas.

Otro de los directores de Kissinger Associates es el vizconde de origen belga, Etienne Davignon, uno de los más duraderos enemigos actuales del Congo. Davignon estuvo directamente implicado, durantes los años 1.964 y 1.965, en la operaciones conocidas con el nombre clave de «Dragon» que instalaron «cleptocrata» Mobutu en el poder, sembrando el principio del fin para millones de congoleños. Davignon está también íntimamente relacionado con Donald Rumsfeld a través de la empresa Gilead Sciences, que produce armas biológicas.

La junta directiva del IRC incluye a Samantha Power, fundadora del Centro Carr para los Derechos Humanos en Harvard y ganadora del premio Pulitzer con el libro Un problema desde el infierno: América en la era del genocidio, un libro que vende la exageración del genocidio por un lado (refiriéndose a Yugoslavia, Ruanda o Sudán) mientras que, por otro lado, niega los mismos genocidios ocurridos en Congo o Uganda.

El «Premio de la Libertad» que concede el IRC por «contribuciones extraordinarias a la causa de los refugiados y de la libertad humana» ha sido otorgado a algunos de esos manipuladores de los genocidios. En 1.987 éste fue a parar a John C. Whitehead y, en 1.992, a Cyrus Vance, dos hombres con lazos históricos con operaciones encubiertas en Congo, por ejemplo, llevadas a cabo usando sus privilegiados status dentro de la CIA y la Agencia Nacional de Seguridad estadounidenses; también se trata de dos hombres relacionados con el emporio de Maurice Templesman, que se encuentra detrás del saqueo del Congo/Zaire durante las últimas décadas.

El congresista de EEUU Donald Payne es de estos «amigos de África» que se mantiene en la pandilla de Andrew Young y Maurice Templesman. Como miembro de alto rango del Subcomité del Congreso para África, Derechos Humanos Globales y Operaciones Internacionales durante la administración Bush ha llevado a cabo una de sus actuaciones más espectaculares, una decepción y una completa traición a los africanos y afroamericanos.

En 1.993 el «Premio a la Libertad» fue para Dwayne O. Andreas, ejecutivo de la empresa Archers Daniels Midland (ADM), y uno de los mayores donantes para las campañas de las elecciones al Congreso; su empresa se asegura de que sigan existiendo refugiados muertos de hambre. ADM está fuertemente relacionada con Robert Dole y Andrew Young, éste incluye a ADM como uno de sus principales clientes en su empresa, Goodworks International, dedicada a las relaciones públicas. Young está también profundamente conectado con los gobiernos títeres de Ruanda y Uganda, actores principales en las guerras producidas en el Congo.

En 1.995, el «Premio a la Libertad» fue concedido a Richard Holbrooke; en 1.996 a Madeleine Albright; y, en 2.004, al general Romeo Dallaire. Todas estas personas fueron fundamentales en las operaciones encubiertas de EEUU y los subsecuentes desplazamientos de refugiados y muertes masivas en África Central. Holbrooke y Albright son también culpables de crímenes contra la humanidad en la antigua Yugoslavia, Haití, Sudán e Irak.

«En 1.993 el «Premio a la Libertad» fue para Dwayne O. Andreas, ejecutivo de la empresa Archers Daniels Midland (ADM), y uno de los mayores donantes para las campañas de las elecciones al Congreso; su empresa se asegura de que sigan existiendo refugiados muertos de hambre.»

Finalmente, el premio de la «libertad» fue compartido en 2.005 por William J. Clinton y George W. Bush; Clinton provocó las guerras en Ruanda y Congo, con el apoyo en segundo plano de su predecesor; el «humanitarismo» de Bush incluye desestabilizaciones de estados a escala masiva, redes de terror, tortura, golpes de estado y guerras contra estados soberanos.

El IRC no es una organización neutral o puramente «humanitaria». El IRC tiene una larga historia de viles actividades que van mucho más allá de operaciones de ayuda y socorro. El IRC es también una gigantesca operación financiera que proporciona a un montón de ejecutivos y hombres de negocios montones de ingresos obtenidos por medios que no ayudan a aliviar la guerra y el sufrimiento, más bien los acentúan. Mientras que el IRC proclama que el 90% de sus fondos «se gastan en servicios para los refugiados y programas de ayuda», la mayoría de este dinero nunca toca el suelo de África, y raras veces llega a tocar la vida de un sólo refugiado. Entre los mayores proveedores de fondos del IRC están HSBC, GE y Goldman Sachs, todos ellos involucrados en el negocio de los diamantes de sangre del Congo; así como Pfizer y Gilead Sciences (la empresa de Davignon y Rumsfeld). La participación del IRC en Congo-un estudio sobre la mortalidad- tiene profundos pero generalmente ocultos motivos. ¿Por qué no se centra el IRC en dar de comer a los vivos en lugar de contar los muertos?

El Horror, el Horror

Más allá de la evaluación simple de los intereses y fuerte sesgo político del IRC, escudado tras un velo de neutralidad, su cálculo de la mortalidad es defectuoso. El IRC considera sólo el periodo de 1998 a 2007, excluyendo la primera fase de la guerra, el derrocamiento de Zaire y golpe de estado contra Mobutu Sese Seko apoyado por EEUU, 1996-1998. El IRC excluye este periodo por múltiples razones. (Las peticiones al IRC para que se pronunciara sobre este asunto no fueron respondidas.)

Una de las razones obvias es que el Pentágono estuvo directamente implicado, 1996-1998, junto con las compañías militares privadas de EEUU Military Professional Resources Incorporated (MPRI), y Kellog, Brown and Root (Halliburton). Exactamente como pasó con el derramamiento de sangre masivo en Ruanda, y con el antecedente por supuesto de los ejemplos de justicia selectiva en los juicios Nazis de Nuremburg, el sistema internacional manipula las estadísticas, datos y márgenes de tiempo en parte para proteger a aquellos agentes que de otra manera podrían ser sometidos a algún tipo de futura hora de la verdad, y en parte para servir a la falsificación de la historia y fabricar una consciencia falsa.

El IRC excluye el periodo 1996-1997 para proteger los gobiernos del ahora Presidente militar Paul Kagame, en Ruanda, y Yoweri Museveni, en Uganda, y sus círculos más cercanos y extensas redes de crimen organizado.

«El Pentágono estuvo directamente implicado, 1996-1998, junto con las compañías militares privadas de EEUU Military Professional Resources Incorporated (MPRI), y Kellog, Brown and Root (Halliburton).»

El 1995 y 1996, El Ejercito/Frente Patriótico Ruandés (RPA/F) y sus socios y patrocinadores, Las Fuerzas de Defensa Populares Ugandesas (UPDF), el Pentágono, MPRI y otros mercenarios surtidos, prepararon el terrero para su guerra inminente mediante numerosas incursiones en territorio de Zaire para realizar operaciones encubiertas y de terror desde Uganda y Ruanda. En octubre de 1996 había al menos 1,5 millones de refugiados de Ruanda y Burundi en el este de Zaire, según la mayoría de las agencias de refugiados. La invasión a gran escala empezó mas formalmente cuando las fuerzas mercenarias de la RPA/UPDF bombardearon los campos de refugiados. Esto fue una violación de las leyes humanitarias internacionales, y fue un hecho crucial para comprender, ya que fue una repetición de los hechos de octubre de 1990, cuando el RPA invadió el territorio de un gobierno soberano: Ruanda. Solo que esta vez fue el este de Zaire, e implicó el bombardeo de campos de refugiados Hutus. Estos son crímenes egregios de las leyes internacionales.

Francia denuncio en aquel tiempo que había 1,2 millones de refugiados y los Estados Unidos insistieron que eran solo 700.000, y EEUU tomo la poco honrada postura de que todos los refugiados volvieron a Ruanda. No volvieron.

Cientos de miles de hombres, mujeres y niños desarmados e inocentes fueron perseguidos hacia el oeste, norte y sur, corriendo con miedo de perder la vida a manos de las fuerzas aliadas de las que sabían por experiencia de los seis años anteriores que eran asesinos sedientos de sangre. A muchos los forzaron también de vuelta a Ruanda donde estaban siendo el blanco del RPA. Las fuerzas del RPA/UPDF cazaron y asesinaron cientos de miles en un caso claro de genocidio. Los nombres de los oficiales de EEUU, los comandantes del RPA y UPDF y los colaboradores congoleses son bien conocidos a aquellos que estaban sobre el terreno o implicados en aquel tiempo.

Uno de estos ejecutivos durante largo tiempo de UNICEF Nigel Fisher, es hoy también un miembro del Consejo de la Diamond Development Initiative, un programa creado por y para la industria de los diamantes pero destinado a poner una cara reformista a las redes de crimen organizado de las corporaciones que han saqueado Congo durante décadas. Fisher fue el Representante Especial de UNICEF para Ruanda en 1994, y lideró las operaciones de recuperación (sic) post-genocidio (sic) de esa agencia en la región de los Grandes Lagos de África (Ruanda, este de Zaire, oeste de Tanzania y sur de Uganda) en 1994-1995. Esto lo coloca con todas las de la ley entre los conocedores de los masivos asesinatos genocidas y otros crímenes contra la humanidad que ocurrieron cuando el ejercito ruandés (entonces el Ejercito Patriotico Ruandés) bajo el actual presidente Paul Kagame y el ejercito ugandés bajo el presidente vitalicio Yoweri Museveni primero bombardearon los campamentos de refugiados y después marcharon a través de Zaire cometiendo genocidio.

Por lo tanto podemos añadir directamente entre 200.000 y 800,000 muertes a las nuevas cifras de mortalidad del IRC (y las 200,000 seria una cifra muy conservadora).

«El IRC no ha citado ningún dato de interés sobre la economía paralela de pillaje que esta enriqueciendo a algunas de esas mismas organizaciones que apoyan sus «programas humanitarios».»

Por último, el IRC es conocido por su larga historia de implicación con las actividades de las CIA y la NSA (National Security Agency), incluyendo el envío o transporte de armas. Según un investigador de alto nivel de la ONU, el IRC se desplazó a bases en el este de Zaire en 1996 y empezó a bombardear los campamentos de refugiados con armamento pesado. Esta es la cita concreta: «el IRC tomó algunas de las bases cerca de los campos de refugiados y empezó a bombardear los campos con armamento pesado. (El nombre se ha eliminado por motivos de confidencialidad.)

El IRC ha gastado millones de dólares analizando el «impacto del conflicto» en la Republica Democrática del Congo pero no ha dicho nada de sustancia sobre la economía paralela de pillaje que esta enriqueciendo algunas de esas mismas organizaciones que apoyan sus programas «humanitarios». Su reciente informe es un folleto de brillantes colores que ofrece una pornografía de la violencia.

¿Cuan estúpida y ciega creen que es la gente? ¿Cuan entúpidos y ciegos somos?

Al mismo tiempo, el IRC ha recibido «préstamos» masivos -de millones de dólares- en los últimos años de la Private Investment Corporation financiada con dinero de los contribuyentes de EEUU. ¿Que pasa con toda esta financiación?

En el nuevo informe del IRC sobre la mortalidad en Congo no hay ni una palabra sobre las causas de la contienda que esta teniendo lugar o los factores estructurales que han hecho posible este holocausto, y lo perpetúan.

Las cosas van mejor con sangre

Ofreciendo su única razón para las altas tasas de mortalidad, el IRC declara:

«La recuperación después de un conflicto es un proceso lento y prolongado. La subida persistente de la mortalidad más de cuatro años después del final oficial de la guerra de 1998-2002 proporciona pruebas adicionales de que la recuperación de un conflicto puede tardar años, especialmente cuando se sobrepone a décadas de decadencia política y socioeconómica.»

«Los camiones de Coca Cola llevan sus productos a todas partes, incluyendo las zonas rurales.»

Esto es un disparate. Cuando el huracán Katrina golpeó, hubo, tras un breve retraso, un rápido proceso de intervención para establecer una cadena de puestos de mando del ejército de EEUU a lo largo de la costa del golfo de Méjico. Se enviaron rápidamente a la zona tropas, helicópteros, tanques y ejércitos privados, no para rescatar a la gente, sino para asegurar las instalaciones militares de EEUU y de los contratistas del ministerio de defensa, astilleros, bancos y el área económica de alto nivel. Fue todo muy eficiente, se despilfarraron cientos de millones de dólares de los contribuyentes de EEUU en asesinos profesionales, que recién llegados de Irak y Afganistán, hicieron la única cosa que saben hacer, matar gente. Pero la cuestión es que el gobierno de EEUU mueve montañas cuando quiere, y con celeridad.

La recuperación después de un conflicto «es un proceso lento y largo» porque hay en marcha un política de despoblación deliberada de África. La Misión de Observadores de la ONU en Congo (MONUC) gasta aproximadamente el 40-45% de su presupuesto de miles de millones de dólares en contratos a aviones que vuelan sobre África central, y esto va a grandes negocios. Nunca hay problemas para enviar armas, y por ofrecer un ejemplo más bien desolador y conmovedor e innegable de cómo funcionan las cosas, los camiones de Coca Cola llevan sus productos a todas partes, incluyendo las zonas rurales. Y punto.

Piensa en ello.

No hay libros ni librerías en Congo por una razón. Las hambrunas están extendidas y hay escasez de alimentos y cereales debido a, y no a pesar de, la ONU y el IRC y el Programa Mundial de Alimentos y sus lazos con Robert Dole, Archers Daniels Midland, ConAgra y-la conexión con Henry Kissinger-Continental Grain. Hay problemas de abastecimiento de medicamentos y altas tasas de enfermedad por una razón, y no es porque este es el «corazón de las tinieblas» ni ninguna otra estupidez racista.

Coca Cola no es una bebida sana para niños hambrientos y malnutridos sin acceso a dentista. Y lo que es más importante, el director de Coca Cola Donald F. McHenry es uno de los presidentes del IRC Group, una firma consultora de Washington DC cuyas conexiones con el Comité de Rescate Internacional (IRC) son difíciles de determinar. El antiguo embajador Andrew Young, Madeleine Albright, George Soros, Lawrence Eagleburger, Frank Ferrari, Donald Easum, Donald F. McHenry y Frank Carlucci todos ellos salen frecuentemente a la superficie como tentáculos del pulpo de la industria de los diamantes Templesman y la mayoría de ellos están estrechamente relacionados con el aparato de inteligencia, y todos ellos tiene lazos con el Africa-America Institute y el Corporate Council de África.

«El gobierno de Museveni ha forzado a 1,3 millones de personas del pueblo Acholi a campos de la muerte en el norte de Uganda.»

El presidente y director de IRC George Rupp es también director de la agencia secreta llamada eufemísticamente Sociedad para Reducir el Hambre y la Pobreza en África (PCHPA por sus siglas en inglés), una organización líder de la derecha judío-cristiana. Otros directores de PCHPA incluyen el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, Robert Dole y David Beckman de la igualmente fundamentalista organización líder cristiana Pan para el Mundo. El gobierno de Musevini ha forzado a 1,3 millones de personas del pueblo Acholi a campos de la muerte en el norte de Uganda y les ha denegado ayuda humanitaria.

Las hambrunas pasan no porque esto es África, o el Congo, sino porque estamos siendo testigos del ejemplo mas devastador de capitalismo depredador y sin corazón, y avaricia absoluta, combinado con una crisis espiritual- en el «primer» mundo- de proporciones sin precedente. El control a largo plazo de los recursos se consigue mejor eliminando tantos negros como sea posible. La capacidad para controlar los recursos del Congo aumenta extendiendo el terror, arrancando a la gente de su entorno, destruyendo familias, sembrando la desconfianza y el odio. Se llama divide y vencerás y es el truco mas viejo del libro de conquista europeo. La palabra que mejor describe los efectos de estas campanas sicológicas, emocionales, físicas, culturales y políticas de desestabilización y terror es DESARRAIGO.

Y mientras tanto la industria humanitaria de la «miseria» esta reuniendo miles de millones de dólares en programas para «ayudar» a los congoleses, y las universidades crean nuevos programas y departamentos para entrenar a la privilegiada fuerza de trabajo para el «desarrollo», todo para crear una dependencia institucional. Esto es violencia estructural, y es parte del ciclo que perpetúa la riqueza y el privilegio. Es desigualdad gestionada.

Esta es la política exterior de EEUU en acción. El IRC simplemente institucionaliza un marco falso de pensamiento que apoya la guerra, el pillaje y el antricheramiento, más que aliviar la violencia estructural. Detrás de la guerra sicológica la imagen en Congo es muy diferente, y las fuerzas responsables se identifican fácilmente.

La falsificación de la consciencia

Así es como el sistema proyecta- e inculca- una consciencia falsa sobre África cegando a los occidentales.

Una de las manos derechas del dictador durante muchos años Mobutu Sese Seko fue Albert-Henri Buisine, un pirata-mercenario francés que trabajó en el Kamanyola, el lujoso yate al que Mobutu llegaba en helicóptero para recibir a sus apoyos extranjeros y compinches «VIP». Mientras Mobutu visitaba frecuentemente la Casa Blanca, Bruselas, Paris, Tokio, Ginebra, Londres -y a veces Tel Avid- el recibía regularmente a sus compinches y patrones en su yate en Zaire.

«Muchos de los agentes del periodo de Mobutu están conectados a políticas o acciones que perpetúan el sufrimiento y la violencia en Congo y Angola y Sudáfrica hoy en día.»

Protegido por Albert-Henri Buisine y el mercenario Israelí Meir Meyouhas- y una plétora de operativos de inteligencia clandestinos- Mobutu recibía a sus invitados ‘Je me couche’. Cientos de personas fueron y vinieron de Zaire durante esos años, y estas incluyen al Secretario de Estado Henry Kissinger; Vicepresidente George H.W. Bush; Embajadores Andrew Young y Jean Kirkpatrick; y el mercenario Frank Carlucci. El magnate de los diamantes Maurice Templesman cenaba con frecuencia con Mobutu en el Kamanyola, a veces con su amante, Jacqueline Kennedy Onassis, con frecuencia con sus agentes en el negocio de los diamantes radicados en Zaire como Jerry Funk o James Barnes, y con agentes de De Beers como Nicky Oppenheimer o Nick Davenport.

Los imperios de Templesman y De Beers existen hoy en día en Congo en sus versiones modernas, y muchos de estos agentes del periodo de Mobutu están conectados a políticas o acciones que perpetúan el sufrimiento y la violencia en Congo y Angola y Sudáfrica hoy en día. Es importante hacer notar, también, que la maquinaria sangrienta de los minerales de Templesman ha subvencionado fuertemente las campañas de los demócratas, incluyendo algunas manifestaciones fascistas recientes, Barrack Obama y Hillary Clinton. En el cómputo final, Hillary Clinton ha hecho mas daño a África que Obama (pero todavía hay tiempo).

El 11 y 12 de mayo de 1990, las tropas de choque de Mobutu- incluyendo la División Presidencial Especial (DSP por sus siglas en ingles) entrenada por los israelitas, SARM y la Gendarmería Nacional- atacaron el campus de la Universidad de Lumumbashi, y mataron a cientos de estudiantes, al menos, mientras que muchos más fueron torturados y sometidos a vejaciones. La estación de la CIA en Lumumbashi apoyó las atrocidades y las encubrió. Suena como hace mucho tiempo, pero los actores de aquellos hechos están todavía por aquí. Algunos, como James Barnes, Maurice y Leon Templesman, y Nicky Oppenheimer, todavía llevan a cabo grandes operaciones en África.

¿Cual fue el papel de Albert-Herni Buisine en la protección de la dictadura de Mobutu y la perpetración de tales atrocidades y donde se encuentra ahora el viejo mercenario guardaespaldas de Mobutu?

Bueno, el mercenario guardaespaldas francés de Mobutu Albert-Henri Buisine salió a la superficie en octubre, 2007, en un artículo de Bryan Mealer, un periodista que trabajó anteriormente como freelance con Associated Press y The Independent, en la revista Harper’s. Buisine ya no es un agente militar privado que sirve al aparato de terror de un dictador de la Guerra Fría; es ahora el locuaz capitán de una barcaza que transporta un cargamento de 2.600 toneladas a lo largo del río Congo (para su compañía privada de envíos por barco y un beneficio personal sustancioso). Cien años después del Corazón de las tinieblas de Joseph Conrad tenemos a un periodista blanco americano de AP contando de nuevo su insondable viaje en Congo.

Y ahí esta el nostálgico Capitán, un reacio mercenario-terrorista-devenido-piloto-beneficiario francés, quien durante 16 años, en contra de su voluntad, nos dice Mealer, sirvió a Mobutu de forma reacia. «Estuvo en todo momento encadenado a la sombra de Mobutu, incluso viviendo durante cuatro años seguidos a bordo del esplendido yate presidencial, el Kamanyola, viajando sin rumbo a lo largo del río Congo.»

¿Viajando sin rumbo? ¿Encadenado a la sombra de Mobutu? Apenas. Esto es ficción. Hay profundos estereotipos culturas e ideas subliminales detrás de este relato que han sido inculcados durante décadas de propaganda sobre Congo/Zaire. No produce más que enfado el relato de Mealer, ninguna mención a las brutalidades sufridas por los congoleses, las huelgas reventadas y la masacre de estudiantes, o las multitudes alquiladas gritando «iMobutu! iMobutu!» y los eslóganes vacíos del partido de Mobutu Movimiento Popular de la Revolución. No hay ninguna mención al aparato de terror, la odiada División Especial Presidencial, los arrestos ilegales y detenciones sin juicio, las torturas y mazmorras bajo tierra como el «OAU-2» o el «corredor de la muerte» de Kinshasa. Todo se vuelve nostálgico, y se pinta a los saqueadores del pasado como victimas inconscientes que perdieron su destino en la vida. La historia muestra el estándar de la falsa compasión en el explotador blanco, y esto funciona para desplazar la atención de su pasada y frecuentemente presente criminalidad.

«Buisine lleva ahora la vida sencilla de una rata de río,», nos dice Mealer, «haciendo su viaje seis o siete veces al año,» y añade «turbios remolinos en los lugares profundos, cocodrilos camuflados en el barro, o, a lo largo de una isla boscosa, un árbol cuyas hojas curaban las hemorroides.»

«Hoy en día no puedes trabajar en Ruanda y después salir del país si estas contando la verdad.»

Harper’s nunca menciona los agentes de la represión en tales lugares, porque el publico americano esta perfectamente contento con la versión vanagloriosa del héroe blanco desafiando al salvajismo en el corazón de las tinieblas. ¿Cuantas historias sobre Congo implican un Río y un Gran Héroe Blanco desafiando al salvajismo y las tinieblas del bosque? Harper’s no nos dice nada sobre Congo: es el típico sinsentido racista destinado a desplazar la verdad. La historia es «buena» lectura, pero es ficción, un espejo reflejando nuestra blancura de vuelta. El autor incluso afirma que los nativos se comunican con tambores para que los pueblos a lo largo del río sepan que el barco viene en camino antes de que Buisine y el heroico periodista blanco lleguen. Esto es una falsificación de la consciencia americana.

Para completar el estúpido encubrimiento, el fotógrafo que viajaba por el río con Mealer esta radicado en Kigali, Ruanda, y todo el mundo en la región sabe que hoy en día no puedes trabajar en Ruanda y después salir del país si estas contando la verdad. Por último, el editor de Harper’s John R. MacArthur es descrito por la empresa que publica su revista como un «defensor incansable de los derechos humanos.»

Y esto es por lo que tenemos mas de 10 millones de muertos en Congo desde 1996, y millones más en Uganda y Ruanda. Estos números de pesadilla son el producto de las administraciones Bush-Clinton-Bush, un despliegue contiguo de fascismo en América.

Viajé por ese río más de una vez; en 2007 también nadé dos tercios a través del mismo (hasta Lukutu, donde golpeé una isla y di la vuelta); también nadé a lo largo de sus ríos tributarios Lomami (2007) y Lopori (2006). La producción de Haper’s refleja la inconsciencia de los blancos en Congo e una inconsciencia incluso mayor de los editores blancos, y es todo para satisfacer la voraz inconsciencia de unos lectores cada vez mas idiotizados.

He estado allí, he hecho eso. Ya es hora de que todos nosotros maduremos.

*Jesus Maria y Mariola Garcia Pedrajas son colaboradores de Rebelión. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y la fuente.