La Secretaria de Estado de E.U. llegará Colombia a las 2:15 p.m., regresa a casa mañana temprano, viene con poco tiempo, pero con el suficiente para impartir las órdenes que aseguren y fortalezcan el papel lacayo del Estado colombiano en Latinoamérica. Después del giro radical de Venezuela hacia posiciones anti-imperialistas, de la llegada de la […]
La Secretaria de Estado de E.U. llegará Colombia a las 2:15 p.m., regresa a casa mañana temprano, viene con poco tiempo, pero con el suficiente para impartir las órdenes que aseguren y fortalezcan el papel lacayo del Estado colombiano en Latinoamérica.
Después del giro radical de Venezuela hacia posiciones anti-imperialistas, de la llegada de la socialdemocracia a Brasil, Uruguay, Chile y Argentina, con una que otra orientación nacionalista, con la estrepitosa caída del cooptado Lucio Gutiérrez en el Ecuador, el panorama se ha oscurecido un poco para el Washington.
Solo le queda a los Estados Unidos la incondicional oligarquía colombiana, como aliada estratégica y punta de lanza de la recolonización política y militar de América Latina. Papel idéntico al que desempeña Israel en Oriente Medio.
Ante un escenario oscurecido, un personaje oscuro, Condoleezza Rice, representante de los negocios petroleros que el complejo militar industrial norteamericano a impuesto a punta de bombazos en todo el mundo.
Tras su llegada la secretaria de Estado se reunirá inmediatamente con el gobierno, pero no con todo el mundo, sus interlocutores serán los que plasmarán las órdenes: Álvaro Uribe Vélez y los ministros de Relaciones Exteriores, Carolina Barco; de Defensa, Jorge Alberto Uribe, y de Comercio, Jorge Humberto Botero.
La agenda es muy concreta: una nueva base militar en el Pacífico, una rendición de cuentas por los últimos reveses militares en todo el país, nuevos contratos con la Monsanto y la Dyncorp, para terminar de envenenar el país a punta de plomo y glifosato, afinar la firma del Tratado de Libre Comercio, sin más dilaciones. La cuestión de como desestabilizar finalmente a Venezuela estará en el orden del día. Preguntará en un tono un poco más íntimo como va la reelección de AUV.
Y, claro, el tema moral para mostrar ante la opinión pública internacional: la señora Rice manifestará públicamente su indignación por la manera como se ha llevado el monólogo con los paramilitares: prevendrá sobre el peligro que representa la legalización enmascarada del narcotráfico, dirá que los Estados Unidos no respaldarán el proceso si estos señores siguen exportando cocaína.
Del tema aburrido de los derechos humanos, del incumplimiento reiterado de las recomendaciones internacionales en esta materia por parte del Estado colombiano, del continuado accionar sicarial del paramilitarismo en todo el país, de las víctimas, más bien poco.
Lo que si quedará claro después de esta visita es que en Colombia todo seguirá igual tendiendo a empeorar, más militarización, más guerra, más fumigaciones, más expoliación de nuestros recursos, más narcotráfico, más pobreza y más muertos. Malvenido el imperio.