La crisis social y de régimen se acentúa en Argelia, igual que la delicada cuestión del estatus y el papel del movimiento sindical cuyos lazos históricos con el aparato de Estado generan, desde hace mucho, mecanismos de corrupción, conflictos intersindicales que son más claros ante la emergencia y consolidación de numerosos sindicatos autónomos en el […]
La crisis social y de régimen se acentúa en Argelia, igual que la delicada cuestión del estatus y el papel del movimiento sindical cuyos lazos históricos con el aparato de Estado generan, desde hace mucho, mecanismos de corrupción, conflictos intersindicales que son más claros ante la emergencia y consolidación de numerosos sindicatos autónomos en el sector de la salud, la educación y otras profesiones.
La crisis de régimen se superpone a una crisis generacional ligada, desde el final de la era Bumedián (murió en 1978), al acentuado proceso de acumulación privada de capital por algunos oligarcas. Este callejón sin salida aparente de poder gubernamental no es estrictamente propio del letargo de Abdelaziz Buteflika (80 años, nacido en 1937, y gravemente enfermo, lo que le impide estar en el día a día ndt). Esta crisis poner de relieve conflictos entre un bloque salido de la historia militar (desde 1962 y sobre todo desde 1965), de la formación de un partido-ejército-Estado y nuevos competidores económico políticos. Y se manifiesta en declaraciones como la del general, jefe de estado mayor del ENP (Ejército Nacional Popular) y viceministro de Defensa, Gaid Salah (77 años), que el 23 de agosto de 2017 repitió en distintos medios que el ejército «asegura ampliamente su cometido constitucional a pesar de la naturaleza de todas las circunstancias». Dicho de otra forma, Gaid Salah se perfila como un posible candidato a la presidencia en 2019, con tal de que Buteflika no sea destituido antes (art. 102 de la Constitución) o que su letargo se transforme en un sueño eterno, antes de 2019.
También hay otros pretendientes serios en la línea de salida o, más exactamente, de llegada. Entre otros el hermano del presidente Said Buteflika, de 59 años, que dispone de una considerable fortuna, mueve los hilos del poder y está estrechamente ligado a la patronal. Entre otros con el patrón de patronos, Ali Haddad, de 52 años (citado en el dossier a propósito del, por el momento, fracaso proyecto de tripartido que no tenía su apoyo entusiasta). Said forma parte de las familias más ricas y más influyentes de la Argelia contemporánea. Citemos, como ejemplo, a los hermanos Reda y Karim Kuninef (activos en el BTP, la telefonía, las infraestructuras petroleras, el sector agroalimentario y el hidráulico, etc.). O también Amine Mazuzi, que tomó en 2015 el mando del grupo Sonatrach, es decir la Sociedad Nacional para la investigación, la producción, el transporte (contrato de entrega de gas a Francia), la transformación y la comercialización de los hidrocarburos. Sonatrach «emplea a 120 000 asalariados y asalariadas, controla 250 sociedades; su cifra de negocios fue de 50 mil millones de dólares en 2015 (antes de la caída del petróleo, aunque el gas no haya conocido la misma fluctuación a la baja). En lo esencial, estas familias representan el proceso de acumulación del capital privado, efectuado a través de la renta de los hidrocarburos, del monopolio de las importaciones y de las inversiones -a menudo mixtas- efectuadas bajo la protección del Estado nacional protector. Sin embargo, esta dinámica traduce una mutación importante de la configuración propia a la estructura estatal-militar y en los procesos de alianzas económicas transnacionales y también geopolíticas.
Ese es el caldo de cultivo en el que se desarrollan los enfrentamientos entre las fracciones de la clase dominante y las nuevas relaciones conflictivas con los y las explotadas y dominadas cuya representación oficializada (UGTA) está en desconexión con el tejido social presente. Partes de esta trama están separadas, desde hace años, de la formación social de la Argelia supuestamente independiente; más exactamente las relaciones sociales instituidas a lo largo de los tres decenios que siguieron a la descolonización oficial. Una capa significativa de jóvenes, con una educación ciertamente diferenciada, está a la deriva en numerosos planos y puede constituir, en una coyuntura política rebelde o explosiva, un material inflamable. La vía que pueden tomar dependerá en gran medida de fenómenos de socialización regional (Kabilia y otras regiones más marcadas por la pobreza o urbanizadas según modalidades diferentes en sus relaciones ciudad/campo) y de la capacidad de iniciativa de fuerzas políticas sociales y democráticas que pueden enfrentarse a corrientes calificadas como islamistas políticas.
En este dossier informativo -algunas de cuyas claves están dadas en esta breve introducción- se pone el acento en la tensa situación económica y social en Argelia y en una UGTA en la encrucijada frente a la crisis del régimen y la emergencia de unos 70 sindicatos autónomos.
***********
Dossier
– El 1 de febrero de 2017, Amine Kadi (Argel), escribía: «Con la caída duradera del precio de los hidrocarburos, Argelia está obligada a entrar en este comienzo de año en una fase de austeridad con el riesgo de hacer estallar la cólera en la calle. Hasta ahora, los años de amplia distribución de la renta petrolera permitieron contener el descontento de la población» (La Croix). Y continuaba: «En El Achour, en las colinas del oeste de Argel, Zinedine, 37 años, echa una mirada sombría sobre las estanterías medio vacías del supermercado que gestiona con su hermano. «Estoy en liquidación. Cierro el mes que viene», se inquieta. «Antes, nuestra cifra de negocios nos permitía pagarnos justo un pequeño salario. Ahora, los clientes son más escasos y los que vienen no llegan a comprar productos importados», con los que lograba sus márgenes de ganancia. «Se me ha propuesto que monte una agencia de viajes, pero no lo veo claro…», duda, evocando una reconversión a un terreno que le es desconocido.»
En pleno centro de Argel, cerca del palacio del gobierno, Hannafi, 42 años, pone también mala cara en su garaje concesionario de Peugeot. El rutilante Cabriolet ha desaparecido de su exposición a falta de coches nuevos que vender. ¿Podrá proseguir su actividad? «Veremos, responde. «Conservo un poco de trabajo con el mantenimiento de los coches de nuestros viejos clientes. Pienso también en el alquiler de vehículos». La quiebra también ha afectado a los distribuidores de vehículos tras una caída del 60 % de las importaciones en un año.
El año pasado, ante la pérdida de más de la mitad de sus rentas exteriores, el Banco de Argelia depreció el dinar y el gobierno del primer ministro Abdelmalek Sellal limitó las importaciones de numerosos productos. A medida que se suceden las medidas de austeridad, y que aumentan los precios -oficialmente subieron un 6,2 % en noviembre de 2016- la vida cotidiana de la gente en Argelia se ensombrece. Y muchos están amenazados en su empleo. Rachid Bakhti, empresario de la construcción, despidió a 15 de sus 25 empleados a finales del verano de 2016. «El organismo público al que entregué 148 viviendas en 2014 en la región de Blida sigue sin pagarme la última franja del 40 %, según explica. Acabo un último encargo, pero el futuro se vuelve tan sombrío en este sector que pienso salir de él».
A finales de 2016, el movimiento de malestar se propagó primero en la función pública. Colegios, institutos, y una parte de la estructuras de la salud pública pararon para protestar por la supresión del derecho a la jubilación proporcional sin condición de edad. El movimiento de protesta volvió a iniciarse el pasado domingo en varias regiones, tras la aprobación de esta reforma por el Parlamento» (La Croix, 1/02/2017).
– El 23 de agosto de 2017, Hocin Neffah en Africatime, señala: «El comienzo del curso social señala un duro horizonte, con un comienzo de curso extraordinariamente difícil dada la subida tremenda de los precios y un poder de compra sujeto a una erosión drástica para el ciudadano normal.
El cordero de Aid (una de las fiestas más importantes ndt) no está al alcance de los ciudadanos cuando el salario no supera el umbral de 40 000 DA (1 euro= 1328 DA), esta carestía del ovino hipoteca la idea del sacrificio para muchos desfavorecidos que ya no pueden permitirse una especie de ritual que se ha vuelto un lujo. La vuelta a la escuela está considerada como el signo más aparente y significativo del comienzo de curso social en general. Cuando se acerca, es también un elemento que exaspera a las familias argelinas por una razón bien sencilla: la de los gastos extras que se añaden a los demás gastos en términos de consumo y de compra. Hay que recordar que este año los precios de los artículos escolares y otros accesorios conexos han conocido un aumento del 300 %, es decir, que la subida de los precios no es algo imaginario, es de alguna forma algo así como un verdaderos suplicio de Tántalo que este año 2017-2018 se abate sobre las capas desfavorecidas en un comienzo de curso muy peligroso y difícil.
Una familia con tres hijos, por no tomar más que esta media, solo por lo que se refiere a los gastos escolares, tiene que gastar la bagatela de 50 000 DA. Y si se añaden otros elementos que tienen que ver con la ropa, un ciudadano normal está lejos de estar a la altura de los precios actuales tal como se expresan actualmente en el mercado.
Es verdad que el Estado consagra una prima de escolaridad cercana a los 5000 DA, pero ¿basta esto para ayudar a una capa social cuyo salario no supera los 35 000 DA mensuales (264,19 euros ndt)? Es una realidad difícil de asumir, en la medida en que la subida de los precios afecta a muchos segmentos del consumo y bienes. De rebote, el inicio del curso será aún más difícil con la crisis financiera que se presenta como duradera.
El gobierno hace frente a una situación económica y financiera poco alentadora, está en una postura en la que debe conciliar pragmatismo económico y amortiguamiento del choque que caracterizan el aspecto económico y financiero, teniendo en cuenta sus consecuencias en el plano social. En efecto, el factor económico es el indicador por excelencia que puede informar sobre la situación en su expresión global, pero el aspecto social es la quintaesencia de las decisiones políticas en las que todo Estado que se considere como tal desarrolla un planteamiento conciliador sin sacrificar lo esencial de la estrategia que se apoya en la columna vertebral del desarrollo y el crecimiento».
– El HuffPost Algeria, con la APS oficial, el 24 de agosto de 2017, indica: «En la apertura de la reunión gobierno-UGTA-patronal, el jueves 24 de agosto de 2017, para preparar el próximo tripartito, el Primer Ministro Ahmed Ouyahia expresó la inquietud que suscitó su vuelta al gobierno afirmando que «se mantendrá» la política social del gobierno. «Argelia tiene una política social constante fundada en la justicia social y la solidaridad nacional. Querría por tanto asegurar a nuestros trabajadores y a todos los ciudadanos que esta política social será mantenida por el gobierno», declaró A. Ouyahia en presencia de varios ministros, del secretario general de la UGTA Abdelmadjid Sidi Said y de los presidentes de varias organizaciones patronales».
– Por su parte, el diario El Watan deja entrever el «malestar social», «el cabreo social», que se mezcla con la crisis rampante del régimen, y por tanto la voluntad de canalizar esto en un «tripartito» que tiene serias dificultades para ponerse en pie. Adelène Meddi, escribe el 25 de agosto de 2017, «El tripartito [Estado, sindicato, patronal, un ejemplo más del neocorporativismo en auge, procesos que hemos puesto de relieve desde hace más de 15 años] previsto por el gobierno Tebboune para el 23 de septiembre de 2017 en Ghardaia ha sido retrasado a una fecha posterior como consecuencia de la reunión de ayer del nuevo Primer Ministro y los interlocutores sociales (con excepción de los sindicatos autónomos).
Este retraso, oficialmente dictado por la agenda del Ejecutivo y para una «mejor preparación y más amplia concertación entre los interlocutores socioeconómicos», significa en primer lugar que Ahmed Ouyahia (el Primer Ministro) quiere imponer su propia agenda para «borrar» la de su predecesor y, también, que no se han encontrado los equilibrios en la gestión de los actores del adinerados.
«Argelia es un Estado de derecho que se ha dotado de todos los instrumentos jurídicos para combatir todo ataque a la ley apoyándose en una justicia independiente. Sin embargo, esta tarea consiste en trabajar por la aplicación de las leyes, incluso en el terreno económico con toda la eficacia querida (pero) también de forma serena y tranquila y no sembrando inquietud y confusión», declaró Ouyahia ayer en el Palacio del gobierno; una forma de demostrar que el método Abdelmadjid Tebboune (antiguo Primer Ministro desde el 25 de mayo de 2017 al 15 de agosto de 2017) era condenable.
Tebboune que, recordemos, también seguía la hoja de ruta del Presidente. «Todas estas empresas serán pues objeto de nuestra consideración sin discriminación», afirmó de nuevo Ouyahia. El Primer Ministro dice apoyarse en el llamamiento atribuido al presidente Abdelaziz Buteflika esta semana, que exhortaba a los actores económicos y sociales a dar «ejemplo a la sociedad de cara a un impulso de solidaridad, de movilización y de unidad».
Ouyahia expresó igualmente, en un ejercicio de equilibrista que se pretende tranquilizador, «el sentimiento de respeto y solidaridad que el gobierno promueve hacia todos los trabajadores», pero también «la consideración hacia todas las empresas públicas, privadas o mixtas». El dirigente de la UGTA (Unión General de los Trabajadores Argelinos), Abdelmadjid Sidi Said [Sidi-Said es originario de la Kabilia. El secretario general del sindicato UGTA Abelhak Benhamouda fue asesinado en 1997 en un atentado. Sidi Said fue quien le sucedió], por su parte, defendió el planteamiento de «made in Argelia», saludando la «disponibilidad de las organizaciones patronales a participar en la reconstrucción del tejido industrial nacional». Una actitud que no sorprende de quien acudió raudo en auxilio de Ali Haddad, patrón de ETRHB [Grupo ETRHB HADDAD, empresa privada con sede en Dar El Beida, construcción de carreteras, obras hidráulicas y edificios, que depende de los encargos públicos], desde los primeros momentos de la crisis con el ex-Primer Ministro.
Ali Haddad, repescado in extremis por círculos del poder, recordó (en dos mensajes en 48 horas, uno de ello firmado conjuntamente con Sidi Said) su «fidelidad» al jefe del Estado, en una extraña forma de arrimarse a la política para un hombre de negocios. Y si no se adoptó ninguna resolución clara en esta reunión, salvo las palabras tranquilizadoras de Ouyahia sobre el carácter social del Estado, si se pusieron de manifiesto muchas intenciones. Por ejemplo, Ouyahia «informó a los participantes de las tensiones financieras a las que hace frente el país, así como de la hoja de ruta que le trazó el presidente de la República, en particular para movilizar financiaciones internas no convencionales, mantener el apoyo al crecimiento en todos los sectores, incluyendo la industria, los servicios y la agricultura, preservar y racionalizar la política pública de justicia social y de solidaridad nacional».
Mientras tanto, las partes que participan en el tripartito deberán ir preparando el terreno. Una forma de mantener el statu quo y de no abordar el choque frontal al inicio de curso social. (El Watan, 26 de agosto de 2017).
– El 9 de julio de 2017 en La Liberté a propósito de la situación en las tres sociedades públicas, de hecho bajo tutela presidencial, Algérie Télécom, ATM Mobilis et Algérie Poste, Nabila Saïdoun titulaba «Tutela-sindicatos: la antorcha arde». «Nada funciona en el sector de Correos y de las Telecomunicaciones, que corre el riesgo de conocer una parálisis general si no se encuentra un terreno de entente con la tutela en poco tiempo.
Es al menos lo que dan a entender los responsables de los sindicatos de las tres entidades que han anunciado la celebración de una concentración nacional, prevista para el próximo miércoles, ante la sede de la Central sindical (UGTA). Es por otra parte raro ver prácticamente a todos los sindicatos del sector ponerse, al mismo tiempo, bajo el emblema de la protesta y amenazar con ir hasta el final de su lógica, enarbolando de esa forma la amenaza de la huelga que habría sido evitada, ayer, por los pelos».
Según una fuente sindical, la reunión llamada «de reconciliación» que debía tener lugar entre la tutela y los interlocutores sociales en la central sindical «ha fracasado por la simple razón de que la ministra falló en el último minuto, demandando que la reunión se celebrara posteriormente».
Ahora bien, estos últimos tiempos se han precipitado los acontecimientos y el conflicto se ha atascado, en particular en Algérie Télécom, afectada por una inestabilidad y un malestar profundo desde hace ya tiempo, que no han hecho mas que acentuarse desde que Houda Iman Faraun tomó las riendas del sector como ministro desde 2015. «Hay que reconocer que en el sector no se ha hecho nada, salvo despedir personal y nombramientos incesantes (2 veces para Mobilis, 4 veces para Algérie Télécoms, Algerie Poste, ATS (Algérie Telécom Satellite), la ANPT (Agence national de promotion et de développement des parcs technologiques), etc.) sin que esto obedezca a ninguna lógica -al no estar establecido ningún balance contable- y la elaboración de un texto de ley sobre las telecomunicaciones lejos de la realidad del sector, así como la creación de una filial en España que no tiene ninguna razón de ser y conflictos incesantes con ciertos cuadros que no comprenden nada de esta injerencia llevada a ultranza», se quejan nuestras fuentes sindicales que describen «un sector en retroceso» y sobre todo «incapaz de generar rentas consecuentes para el Estado como debería hacerlo». Argelia como país con grandes potencialidades continúa, en efecto, aumentando la distancia que la separa del deseo piadoso de «construir una sociedad fundada en el saber y el conocimiento» clasificándose prácticamente en la parte baja del cuadro de todas las estadísticas de los organismos internacionales que atestan un fracaso estrepitoso de la política en la materia.
– El fondo de la discordia: el dinero de las obras sociales y la ley sobre las telecomunicaciones: «La tutela elaboró un nuevo texto de ley sobre las telecomunicaciones sin nuestra participación. Fué preciso plantear un pulso para que la ministra se muestre más receptiva, lo que en si mismo es inadmisible», nos explicó ayer M. Tchoulak, en su calidad de Secretario General de la Federación de trabajadores de Correos y de las TIC [Tecnologías de la Información y las Comunicaciones], que sigue convencido de que «ese mismo texto sigue siendo inadecuado y está por debajo de lo que se esperaba».
- Tchoulak, a quien se reprocha, por otra parte, estar siempre a la cabeza de la Federación tras haberse jubilado hace algunos meses, se defiende: «No hay ningún artículo en los estatutos de la UGTA que me prohíba estar a la cabeza de la Federación. Solo la base es capaz de mantenerme o de destituirme». También nos indicó que «el Congreso de la Federación se celebrará el fin de semana próximo para abordar numerosas cuestiones» 1/.
Otro punto de discordia emana de los sindicalistas que intervienen en un conflicto puramente sindical como ocurrió en Correos y actualmente en Algérie Télécom que plantean el dossier de las obras sociales 2/. Algunos reclaman «aclaraciones sobre los 280 mil millones de céntimos que serían gestionados por la Federación así como los bienes del sector gestionados por la mutua». Sobre este capítulo, M. Tchoulak explica: «Se trata de hecho de 132 mil millones de céntimos de Algérie Télécom y 142 otros de Algérie Poste como subvenciones de las obras sociales de 2003 a 2015 que fueron confiadas a la mutua en tiempos del difunto Maghlaoui en ausencia de CP. Para Correos, esto no plantea problemas, pero para Algérie Télécom, se registra una agitación a causa de la retirada de confianza del antiguo sindicato y la elección de un nuevo representante que la tutela, por medio de la dirección, no reconoce, creando así una situación de bloqueo cuando está obligada a no inmiscuirse en los asuntos sindicales». En suma, más problemas que no aportan nada a este sector y responsables que no hacen más que parches sin tomar decisiones radicales capaces de hacer avanzar las cosas. El último invento ha sido «arabizar totalmente correos».
Notas
1/ La UGTA fue fundada en febrero de 1956 en el ambiente de la lucha de liberación nacional, iniciada en 1954, desde el punto de vista del FLN y por orden del Frente. De hecho, esta lucha por la «independencia nacional», en el plano político se expresó con claridad desde 1926 con la publicación de L’Etoile nord-africaine, (con la ayuda de viejos comunistas sensibles a esta reivindicación) y, luego, en 1927, con la «declaración de independencia», de Ahmed Mesli, llamado Messali Hadj. En la lucha post-1954 contra el colonialismo francés los trabajadores argelinos se separarían de los sindicatos franceses y de las luchas corporativas. Se inscribieron, mayoritariamente, en un combate por «una nación argelina independiente». Es el nacimiento de la Unión General de los Trabajadores (UGTA) de Aissat Idir en febrero de 1956, que va a dominar todos los sectores económicos del país y por tanto a restablecer una relación Estado nación-Independencia-Sindicato. Lo que hacía escribir, con razón, en 2006 a Adel Abderrezak: «El objetivo primordial era el interés de la nación, una nación a liberar, la conciencia nacional se puso por delante de la conciencia social. La UGTA ha permanecido aferrada a esta lógica tras la independencia en 1962-1965. Servir a la nación argelina independiente, es por tanto servir al Estado que construye esta nación, y es por consiguiente, finalmente, servir al poder que ocupa y se apropia del Estado nación. Fundamentalmente, la UGTA ha permanecido presa de esta visión nacionalista» (Red. A l´Encontre).
2/ El 3 de junio de 2017, Lyda Abbou, en Maghreb Emergent, ponía el acento en la batalla intrasindical, que al margen de consideraciones informadas, traduce los efectos de relaciones fuertemente orgánicas entre el poder y los aparatos sindicales. «El antiguo secretario general, Oukal Mustapha, está en el punto de mira de la Federación nacional UGTA de los trabajadores de PTIC (FNT/PTIC Frente Nacional de Trabajadores-UGTA -sector Correos y Tecnologías de la Información y de la Comunicación) no ha asistido siquiera a la reunión extraordinaria del consejo sindical. Messahel Samir era candidato único y ha sido elegido para tres años. Oukal Mustapha es cargado de todos los males posibles entre ellos el de haber cometido «graves sobrecostos» según un miembro de la Federación. Su reemplazo se ha hecho según una operación supervisada por el secretario general de la federación Mohamed Tchoulak, y el secretario general de la UGTA, Noureddine El Wassaa. Todo parece haber «vuelto al orden» según los deseos de la Federación. Pero el comité de participación de la empresa ha tenido al menos tiempo para revelar, en una conferencia de prensa, que la Federación tenía cosas que reprocharse en el terreno de la gestión de las obras sociales de Algérie Télécom.
El miércoles, la víspera de la celebración de la reunión extraordinaria del consejo sindical, el presidente del Comité de Participación de Algérie Télécom (CP), Karim Bouaziz, ha revelado que la antigua comisión de obras sociales rechazó, en 2014, hacer un traspaso de poderes en las condiciones adecuadas. Y que la Federación ha sido embargada y no ha hecho nada para que el procedimiento legal llegara a su fin. Este rechazo a hacer el traspaso era un signo de una gestión problemática de las obras sociales, lo que ha provocado el recurso por Algérie Télécom a una auditoría externa que ha entregado sus conclusiones sobre la situación jurídica y financiera. La auditoría ha provocado a su vez el desencadenamiento de una investigación de la Inspección General de Finanzas (IGF). Según Karim Bouaziz, la operación de control de la IGF ha revelado la existencia de irregularidades y de anomalías «graves y merecedoras de calificaciones penales». El jueves a algunos sindicalistas partidarios del secretario general destituido se les ha prohibido asistir a la reunión. Éstos, que han deseado conservar el anonimato, rechazan categóricamente las acusaciones de mala gestión contra el antiguo secretario general. Oukal Mustapha que, han asegurado, es un «hombre serio». Su marginación ha sido «decidida arriba» en el seno de la UGTA. Es un «asunto de dinero» sencillamente y hay cosas que se quieren ocultar sobre la gestión de las obras sociales entre 2003 y 2014″.
En conclusión: no son de lejos solo las «obras sociales», en el sentido más general, las que son ocultadas y, al mismo tiempo captadas en favor de intereses económicos y sociales aprovechados de una forma privativa y excluyendo a la amplia mayoría de la población argelina, en todas sus componentes regionales (Red. A l´Encontre).
Fuente original: http://alencontre.org/moyenorient/algerie/algerie-a-la-confluence-dune-crise-plurielle-dans-un-pays-cle-du-maghreb.html
Traducción: Faustino Eguberri para viento sur