A las reticencias de algunos de los países que forman parte de la coalición contra Gadafi, se suman las críticas de otros que evidencian la diferente atención de los países occidentales hacia otros conflictos. Ayer Nigeria criticó el comportamiento de los países de Occidente con las naciones del África subsahariana y la escasa atención que […]
A las reticencias de algunos de los países que forman parte de la coalición contra Gadafi, se suman las críticas de otros que evidencian la diferente atención de los países occidentales hacia otros conflictos. Ayer Nigeria criticó el comportamiento de los países de Occidente con las naciones del África subsahariana y la escasa atención que se le está prestando al conflicto de Costa de Marfil, que amenaza con convertirse en una guerra civil, frente a los esfuerzos dedicados a mantener la zona de exclusión aérea en Libia.
«La comunidad internacional ha impuesto una zona de exclusión aérea en Libia, aparentemente para proteger a los civiles, pero la misma comunidad internacional observa mientras mujeres están siendo asesinadas en Costa de Marfil», afirmó el ministro de Asuntos Exteriores nigeriano, Odein Ajumogobia,
Hacia la guerra civil
Ajumogobia dijo además estar en desacuerdo con «las complejidades y contradicciones de la política externa internacional». Actualmente, Nigeria ostenta la Presidencia de turno de la Comunidad Económica para el Desarrollo del África Occidental (CEDEAO), bloque regional compuesto por 15 países, y lidera también la iniciativa que pretende que Laurent Gbagbo, quien se autoproclamó presidente de Costa de Marfil el pasado noviembre, deje el poder.
Según la CEDEAO, Alassane Ouattara, candidato de la oposición a la segunda vuelta de los comicios presidenciales de noviembre, es el legítimo ganador de las elecciones y debería ser por lo tanto el jefe de Estado de Costa de Marfil.
Sin embargo, Gbagbo se niega a dejar el poder, y en las últimas semanas se han producido repetidos enfrentamientos entre los miembros de los dos bandos, especialmente en Abuya, lo que, según las últimos datos de la ONU, ha dejado más de 400 muertos y cientos de desaparecidos, mientras miles de marfileños huyen del país. Los líderes de los países del África occidental tienen previsto reunirse hoy en Abuya para discutir sobre la crisis postelectoral de Costa de Marfil.
Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, instó el sábado pasado al Consejo de Seguridad a adoptar más medidas contra los responsables de violaciones de los derechos humanos en Costa de Marfil, tras la matanza de al menos 25 personas en un mercado de la capital.
Oposición y total rechazo
También el ministro de Finanzas indio, Pranab Mujerjee, declaró que la coalición internacional que ataca a las fuerzas de de Muamar al-Gadafi, no tiene derecho a entrometerse en los asuntos de Libia. India, que se abstuvo en la votación del Consejo de Seguridad de la ONU que permitió el comienzo de los bombardeos, se ha unido a Rusia y a China a la hora de condenar estas operaciones.
«En lo que pase en un país, sus asuntos internos, no deberían entrometerse potencias extranjeras», opinó Mujerjee en el Parlamento. «Nadie, ni un par de países, pueden tomar la decisión de cambiar un régimen concreto», afirmó. «Que un régimen cambie o no dependerá de las personas de ese país en concreto, no de ninguna fuerza externa», añadió.
El ministro de Asuntos Exteriores indio, Somanahalli Mallaiah Krishna, pidió el lunes el «cese del conflicto armado», un día después de que su Ministerio emitiese una nota diciendo que «lamenta» los bombardeos.
Los medios indios criticaron la postura de Nueva Delhi tildándola de «confusa» e «inocente» por condenar las acciones militares después de abstenerse de la votación.
Igualmente, el jefe de la diplomacia en Argelia, Mourad Medelci, consideró «desproporcionados» y pidió «un cese inmediato de las hostilidades y de la intervención extranjera». Medelci acusó a los países que forman parte de la coalición contra Gadafi de haber «agravado la crisis profunda» que atraviesa Libia.