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Cuando el número 2 actúa como el número 1

Fuentes: Progreso Semanal

A fines de noviembre, las fuerzas de la OTAN (fundamentalmente norteamericanas) volaron a 24 soldados pakistaníes en la frontera afgana. A alturas del 30 de noviembre, ni el Pentágono ni la Secretaria de Estado Hillary Clinton habían aceptado la culpabilidad, pero estaban «investigando» y «lamentando» lo sucedido. Sin embargo, al siguiente día, manifestantes iraníes invadieron […]

A fines de noviembre, las fuerzas de la OTAN (fundamentalmente norteamericanas) volaron a 24 soldados pakistaníes en la frontera afgana. A alturas del 30 de noviembre, ni el Pentágono ni la Secretaria de Estado Hillary Clinton habían aceptado la culpabilidad, pero estaban «investigando» y «lamentando» lo sucedido.

Sin embargo, al siguiente día, manifestantes iraníes invadieron y destruyeron propiedades en el complejo de la embajada británica en Teherán y retuvieron brevemente a parte del personal diplomático. Londres y Washington expresaron indignación.

Obama, no obstante, no expresó sentimiento alguno acerca de la conducta policial en New York y otras ciudades y sedes universitarias donde oficiales de policía (no de bajo nivel) golpearon y rociaron con gas pimienta a ciudadanos norteamericanos desarmados y no violentos que ejercían su derecho a la expresión y reunión libres. Ni tampoco mandatarios norteamericanos o británicos se han excusado jamás por organizar el golpe de estado conjunto de 1953 que depuso al presidente electo iraní y lo reemplazó por un Sha pro-norteamericano; por cierto, una dádiva para las compañías petroleras norteamericanas y británicas.

En aquellos la economía norteamericana creció y lo que era bueno para General Motors era bueno para el país. ¡El bipartidismo prevalecía en el Congreso! Las acererías eructaban humo, las líneas de ensamblaje vomitaban autos -antes de los días del cinturón de óxido, antes de la globalización.

Tras décadas de cambios, sin embargo, ni la retórica ni la política norteamericanas han concordado con la realidad material.

La fuerza militar norteamericana sigue siendo la mayor del mundo, pero  eso no ha protegido al país de serias disfunciones económicas y políticas. El bipartidismo se ha evaporado con las capas de ozono. La recesión -ahora cuatro años mayor- ha significado la devastación para decenas de millones de desempleados, sin hogar, sin atención médica sin esperanza.
Pero no así para el presupuesto militar – bueno, aún no.

El presidente continúa expandiendo los compromisos imperiales de la nación. Lo escuchamos advertir acerca de la falta de dinero para efectuar las reparaciones necesarias en la infraestructura mientras lo vemos marchar al mismo tiempo con audacia hacia nuevas y costosas obligaciones internacionales. Semanas antes del mortal error en Pakistán, Obama comprometió al país a emplazar más tropas en Australia para enfrentar «la amenaza china» (¡como si la hubiera!). El pacto defensivo anti-misil para, presumiblemente, contrarrestar (futuro distante) la amenaza iraní a Europa acarreó la promesa rusa de emplazar sus misiles cerca de Polonia. El nuevo acuerdo de seguridad USA-Medio Oriente involucra a la menos democrática de las naciones – Arabia Saudita.

El Congreso no nota esta asimetría entre su generosidad en consignaciones militares y su abstinencia con respecto a la precaria infraestructura nacional. El Congreso acordó con el presidente que los niveles previos de gasto gubernamental no podían continuar en el caso de las escuelas, hospitales y servicios sociales. Muchos miembros quieren recortar la Seguridad Social y Medicare. No encuentran fondos para llegar a la orilla; algunas ciudades incluso se han declarado en bancarrota.

¿Qué es lo que pasa en el pensamiento de los políticos de Washington? La Guerra Fría se acabó hace tiempo, el mundo se tambalea con la recesión, pero el pensamiento «estratégico» norteamericano ignora estos elementos. «Todavía somos el número uno», sigue siendo el axioma de la retórica oficial. Las estadísticas, sin embargo, revelan el dramático declive del predominio norteamericano en educación, salud pública y bienestar social así como un no menos dramático incremento en la pobreza y en la distribución desigual de la riqueza.

Similarmente, el alza de las economías indias y chinas parece haber bloqueado la conciencia estratégica de los políticos y congresistas norteamericanos.

W Bush comenzó -con la aprobación del Congreso- dos guerras basadas en la noción del abrumador poderío norteamericano. El costo en vidas humanas y dinero todavía esta por calcularse. Pero Obama no podía sencillamente retirarse -«débil», gritarían sus oponentes. Y así el conflicto continúa, y como es natural, en la guerra «cosas feas suceden» como el «fuego amigo» que mata a 24 pakis.

Hey, Pakistán fue desobediente. No hizo frente común contra el Talibán. Su servicio de inteligencia incluso cooperó con nuestro enemigo en Afganistán. Pónganse en forma o de lo contrario…ordenó el almirante Mullen, jefe del Grupo Directivo Conjunto. ¿Es que nadie se dio cuenta de que China ha empezado a ayudar a Pakistán?
¿Acaso los analistas de Washington piensan que los Estados Unidos pueden seguir matando pakistaníes, enviando drones letales e invadiendo sus terrenos para ejecutar a nuestros enemigos (Osama bin Laden)? Decenas de millones de pakistaníes, incluyendo altos oficiales militares, empiezan a gritar «basta». Un influyente general del ejército, Ashfaq Nadeem, acusó a la OTAN de armar un «acto deliberado de agresión».

El 29 de noviembre. Pakistán se retiró en señal de protesta de un encuentro programado en Alemania para discutir el futuro de Afganistán. Cerró las rutas de abastecimiento que los Estados Unidos y la OTAN utilizan para las tropas y las operaciones en el bloqueado Afganistán.

El objetivo del encuentro era forjar un esfuerzo conjunto para estabilizar Afganistán al tiempo que las fuerzas de combate de la OTAN inicien su retirada en el 2014. De hecho, el gobierno pakistaní ha cuestionado la cooperación futura con los Estados Unidos, la OTAN en el tema de Afganistán. (Aif Shazad y Sebastian Abbot, AP Noviembre 29).

La política norteamericana descansa en falsos presupuestos. Washington ha decidido que Pakistán no tiene otra opción que obedecer al aliado que le ofrece ayuda. Los chinos, sin embargo, comprenden las posibilidades que han de abrirse para ellos mientras Washington marcha al ritmo de la ignorancia imperial.

China ha desplazado recursos y consejeros a Pakistán, incluyendo expertos nucleares. Washington no parece darse cuenta de un declive que el resto del mundo puede ver en su otrora indisputable dominio mundial. No puede mantener su propia casa en buenas condiciones pero aún actúa como si pudiera doblegar a otras naciones. Los 24 soldados pakistaníes muertos pudieran convertirse en el símbolo del fin del imperio norteamericano.

Fuente: http://progreso-semanal.com/4/index.php?option=com_content&view=article&id=4093:cuando-el-numero-2-actua-como-el-numero-1anbsp&catid=3:en-los-estados-unidos&Itemid=4