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Seguridad del estadio Hiram Biton permite ataque contra peloteros cubanos

Cuestión de Lógica

Fuentes: Rebelión

¿Qué pasaría si un neonazi o «fanático no identificado» decidiera ubicarse en las gradas de un estadio de basketball cerca de la canasta -justo delante de la cámara y los deportistas- y durante un partido de los juegos paralímpicos exhibiera un cartel con la frase ¡¡Muerte a los Malditos Inválidos!!? La respuesta es simple: el […]

¿Qué pasaría si un neonazi o «fanático no identificado» decidiera ubicarse en las gradas de un estadio de basketball cerca de la canasta -justo delante de la cámara y los deportistas- y durante un partido de los juegos paralímpicos exhibiera un cartel con la frase ¡¡Muerte a los Malditos Inválidos!!?

La respuesta es simple: el equipo de seguridad de la instalación deportiva se ocuparía de él. (Aunque parezca una verdad a gritos es importante destacar aquí que ese es el trabajo que hace la Seguridad, mantener el orden.)

¿Qué pasaría si en Inglaterra un fundamentalista de Al Quaeda durante un choque de fútbol americano entre los Jets de Nueva York y los London Blitz mostrara en grandes letras ¡¡Seguiremos Tumbando Torres y Secuestrando Aviones!!?

«La historia hubiese sido diferente si otro hubiese sido el cartel»

La seguridad inglesa retiraría el cartel y al fundamentalista.
¿Qué pasaría si un juego de la próxima Copa Mundial de Fútbol en Berlín una hinchada danesa exhibiera durante uno de los juegos de Irán una banderola con una caricatura de Mahoma con una bomba en su turbante?
Aunque la seguridad tendría que pedir refuerzos para controlar la violencia que se desataría, en principio su misión sería detener las provocaciones.

Ahora bien, ¿qué pasaría si en un juego del Clásico Mundial de Béisbol entre Cuba y Holanda en el estadio Hiram Biton de San Juan de Puerto Rico un individuo se situara detrás del home con un cartel que dijera ABAJO Fidel?

No se deje traicionar aquí por la lógica. Lo que ocurriría, o mejor dicho, lo que ocurrió el pasado jueves 9 de marzo, fue que la seguridad le permitió al «fanático no identificado» -así denominado por la autoridades del estadio- continuar provocando a los jugadores cubanos en el terreno.

Y cuando la estrella del béisbol cubano Germán Mesa y Ángel Iglesias, vicepresidente del Instituto Nacional de Deportes Educación Física y Recreación (INDER) se quejaron por lo sucedido, lejos de de ser escuchados fueron «retirados para preservar el orden».
Esperemos que el equipo de seguridad del estadio Hiram Biton no preste nunca sus servicios en Juegos Paralímpicos, en Mundiales de Fútbol, en otros juegos del Clásico Mundial de Béisbol o en cualquier evento deportivo. Sería penoso verlos maltratar a los discapacitados, ofender a los dolientes de ataques terroristas, humillar a seguidores del Islam u otra religión, etc. Su «extraño» proceder el jueves demostró que tienen una percepción aberrada de quiénes son los atacantes y quiénes los atacados.
Ingenuidad aparte, ¿qué pasaría si en el mismo lugar, en el mismo momento, hubiese sido otro el texto del cartel, por ejemplo: ¡¡El FBI mató a Filiberto Ojeda!!; Fuera FBI de Puerto Rico; Abajo Bush….? La decisión de la seguridad en tal caso sería sólo cuestión de lógica.