La República Centroafricana es uno de los países más peligrosos del mundo para los trabajadores humanitarios. La sanidad es uno de los grandes retos
Qué significa ser madre en un país en guerra, en el que una de cada veinticinco mujeres muere durante la gestación o el parto. El acceso a la sanidad es uno de los numerosos desafíos humanitarios de la República Centroafricana.
«El acceso a la mayor parte de las zonas sólo es posible por avión. Hemos intentado negociar, mediar con los grupos armados para acceder a los campos de refugiados. Las necesidades humanitarias más importantes son: la salud, los víveres, el agua, los refugios y la protección» (Patrick Wieland Responsable de la Oficina de Ayuda Humanitaria de la UE)
El pueblo de Boda, al oeste de la capital, Bangui, se encuentra en lo que los expertos denominan una zona de postconflicto . La situación aquí es de relativa calma en comparación con otras zonas de la República Centroafricana. Los grupos armados controlan casi todas las provincias centrales y del sur. La inestabilidad política y la tensión religiosa e interétnica han aumentado en el último año. En Boda las cicatrices de la violencia saltan a la vista, pero cristianos y musulmanes están aprendiendo lentamente a convivir.
El hospital de Boda atiende ahora, a pacientes de todas las creencias. Con este son 102, los niños nacidos este año en este centro. Pero no todas las mujeres dan a luz en estas condiciones, ya que, según éste informe de humanitarian response, en este país la mitad de las estructuras sanitarias han resultado dañadas, o destruídas durante el conflicto en curso.
La República Centroafricana ocupa el segundo lugar a nivel mundial en mortalidad materna e infantil. En este contexto, la ONG ALIMA , financiada por la Ayuda Humanitaria de la UE, dirige la maternidad de Boda y una red de centros de salud repartidos por el territorio.
Aún así están desbordados, trabajan día y noche. Karin Assani, pediatra, explica que «la primera dificultad a la que nos enfrentamos aquí los médicos es el número limitado de doctores cualificados. El ministerio de la salud, ha enviado aquí a un sólo dóctor para una población de 116.000 hanitantes. Y a nivel de Alima contamos con otros dos, de refuerzo»
El año pasado nacieron mil bebés con la ayuda de la ONG , que también llevó a cabo más de cien cesáreas, partos complejos en los que, si las parturientas no cuentan con asistencia, son amenudo sinónimo de muerte. Assani relata el caso de una de las pacientes: «Llegó de muy lejos. Vive a cinco kilómetros del centro de salud más cercano. La trasladaron hasta Boda en moto y dio a luz por cesárea, una hora después. No fue fácil, pero afortunadamente pudimos salvar al bebé y la mamá se está recuperando muy bien», comenta.
Irene, cristiana y Bintu, musulmana, comparten habitación, cada una con su retoño. Algo que hace un par de años, hubiera sido imposible e impensable. Irene confirma que la «acogieron muy bien. Me controlaron antes de dar a luz y he recibido varios tratamientos.»
Su tía; Amina, explica que cuando ella dio a luz, antes de que la ONG se hiciera cargo de esta maternidad, las condiciones eran muy distintas: «No había camas, como éstas, y no nos daban jabón ni mosquiteras. Ahora los medicamentos son también gratuitos».
República Centroafricana, la crisis humanitaria:
– Más de 6.000, número estimado de muertos desde que comenzó el conflicto en 2013
– 2’5 millones, personas que necesitan ayuda humanitaria
– Cerca de 690.000 desplazados dentro del territorio de la República Centroafricana
– Más de 543.000 refugiados en países limítrofes
– 2º país del mundo con mayor mortalidad materna e infantil
– 1 de cada 25 mujeres muere por complicaciones durante la gestación o el parto
– 34% de las estructuras sanitarias han sufrido daños o han sido destruidas. El 18% de las que quedan en pie no pueden ser utilizadas
Fuentes: Global Conflict Tracker, OCHA, UNHCR, UNICEF, WHO, HeRAMS RCA.
Irene y Bintu no se quedan mucho tiempo en el hospital. Ambas pacientes regresan a casa, poco después. Bintu vive en el barrio musulmán que antes era un recinto cerrado para ellos. Ahora ambas comunidades pueden transitar libremente por él. Bintu recuerda que «antes los musulmanes mataban a los católicos y los católicos a los musulmanes. No teníamos para comer. Ahora hay cohesión pero sigue habiendo pobreza», se lamenta.
A pesar de los desafíos existentes en áreas como Boda, en muchas regiones directamente afectadas por el conflicto, el acceso a la asistencia sanitaria es inexistente o muy limitado. La oficina de Ayuda Humanitaria de la UE ha establecido sus objetivos aquí, tal y como nos comenta su responsable sobre el terreno, Patrick Wieland: «Hay muchísimas dificultades para posicionarse en tanto que trabajadores humanitarios. Por dos problemas fundamentales. Uno es logístico porque las carreteras son impracticables y el acceso a la mayor parte de las zonas sólo es posible por avión. El otro es la seguridad. Hemos intentado negociar, mediar con los grupos armados para poder tener acceso a las personas desplazadas, que viven en campos, en los que las necesidades humanitarias más importantes son: la salud, los víveres, el agua, los refugios y la protección.»
El conflicto aún se está expandiendo. Ayudar a mujeres como Irene no es una tarea fácil. Después de Siria, éste es el país más peligroso del mundo para los trabajadores humanitarios.