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Darfur: Una guerra ignorada

Fuentes: Indymedia Argentina

El carácter etnocentrista occidental de los medios masivos de información tiende a construir una historia que suele imponer determinados acontecimientos, los cuales en su mayoría están mas ligados a los países centrales. De esta manera las noticias en diferentes partes del planeta tienen niveles de relevancia generalmente relacionados a los intereses de occidente. Así es […]

El carácter etnocentrista occidental de los medios masivos de información tiende a construir una historia que suele imponer determinados acontecimientos, los cuales en su mayoría están mas ligados a los países centrales.

De esta manera las noticias en diferentes partes del planeta tienen niveles de relevancia generalmente relacionados a los intereses de occidente. Así es como grandes masacres en Africa tienden a ser ignoradas o tratadas con poca profundidad al lado de otros conflictos o noticias. La crísis en Darfur, con cientos de miles de muertes en los últimos años y millones de refugiados, da cuenta de ello. Entre muchos conflictos, hambrunas y guerras civiles que se dan en el continente mas oprimido del planeta aparece el conflicto de Darfur, una región al oeste de Sudan pegada a la frontera con Chad y uno de los desastres humanitarios mas graves de estos tiempos.

Para la mayoría de los medios masivos de información el conflicto armado comenzó a principios de 2003, cuando un grupo rebelde de Darfur comenzó a atacar objetivos gubernamentales. Sin embargo, el conflicto tiene varias causas interrelacionadas. Aunque sus raíces más profundas se encuentran en la desigualdad estructural entre el centro de Sudán en torno al Nilo, y las áreas «periféricas», como es el caso de Darfur, las tensiones se exacerbaron en las dos últimas décadas del siglo XX por una combinación de calamidades medioambientales, oportunismo político y geopolítica regional. La idea de que se trata de un conflicto entre población «árabe» y población «africana», dicotomía que ha sido descrita como «tan verdadera como falsa», dificulta la comprensión del conflicto.

Diversas organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos, el Congreso de Estados Unidos y el ex secretario de Estado de ese país Colin Powell han utilizado el término «genocidio» para describir lo que está ocurriendo en Darfur. Llama la atención que no se utilice ese concepto para describir lo que hace su propio país en muchos otros, al igual que lo que hacen muchos gobiernos afines (por ejemplo Israel) en distintas partes del planeta. También llama la atención que ante semejantes atrocidades, los países centrales acepten las limitaciones de la o­nU mientras que en otros países con motivos menores, realizan acciones militares invadiendo territorios y atacando a civiles.

El gobierno de Sudán confirmó, en los últimos días, que no permitirá que la misión militar de la Unión Africana en Darfur se transforme en una fuerza más amplia de la o­nU. Este es un conflicto en curso en la región de Darfur de Sudán occidental, principalmente entre los Janjaweed y los independentistas negros, la primera es la milicia que apoya el gobierno sudanés, manejados por las tribus árabes locales, mientras que la segunda es una resistencia de tribus africanas y sectores cristianos.

Por su parte, la Unión Africana (UA) reafirmó que a finales de septiembre, una vez terminado su mandato, abandonará la región sudanesa de Darfur. La fuerza africana quiere retirarse porque su mandato es débil, no tiene suficientes recursos y para mantener el control de un territorio del tamaño de Francia apenas cuenta con 7.000 soldados.

El Consejo de seguridad de la o­nU adoptó, el pasado 30 de Agosto, una resolución que fortaleció el mandato de una luchadora misión africana e inyectó nueva capacidad militar. Estableció planes para que tropas de 22.500 efectivos y oficiales de policía se desplegaran «no más tarde» que fin de año. Las tropas reforzarían la existente fuerza africana de 7000 miembros, que luego la absorbería la misión de la o­nU. Sin embargo, la resolución dejó en claro que la fuerza de la o­nU sólo podría hacerse cargo de las tropas africanas en Darfur con el acuerdo del gobierno sudanés, que permanece implacablemente opuesto a su emplazamiento.

Los monitores de derechos humanos advirtieron que la resolución, aunque adoptada con la intención de detener la violencia que dejó más de 180.000 muertos y desplazó a más de 2,5 millones en los últimos tres años, no era otra cosa que una promesa vacía.

Gran Bretaña y Estados Unidos, que patrocinaron la resolución, están cada vez más frustrados con la falta de progreso para implementar un acuerdo de paz para Darfur. La violencia en la provincia occidental de Sudán, empeoró significativamente desde que se firmaron los acuerdos de paz en mayo pasado entre el gobierno y los dos grupos rebeldes.

Analistas internacionales indican que, sin la aprobación de Sudán, el envío de una fuerza de paz de la o­nU a la región sería una tarea prácticamente imposible. Así que las opciones restantes son muy pocas.

El conflicto con Chad

El conflicto Chad-Sudán oficialmente comenzó el 23 de diciembre de 2005, cuando el gobierno de Chad declaró, según varias versiones, el estado de guerra o estado de beligerancia contra Sudán y llamó a los ciudadanos chadianos a movilizarse contra el «enemigo común», mientras que el gobierno de Chad observa a los militantes del grupo Manifestación para la Democracia y Libertad (RDL) -Chadianos rebeldes, supuestamente apoyados por el gobierno sudanés- y a las milicias sudanesas.

De la misma manera que sucediera en Darfur y en otras partes de Sudán, los militantes del RDL han atacado villas y pueblos al este de Chad, robando ganado, matando ciudadanos y quemando casas. Alrededor de 200.000 refugiados de la región de Darfur al noroeste de Sudán actualmente tienen asilo en el este de Chad. El presidente chadiano Idriss Deby acusa su homólogo sudanés Omar Hassan Ahmad al-Bashir de intentar «desestabilizar nuestro país, conduciendo nuestro pueblo a la miseria, a crear el desorden y exportar la guerra desde Darfur a Chad».

El mes pasado, los presidentes de Chad y Sudán decidieron su frontera común y retomar las relaciones diplomáticas. Sin embargo, las relaciones siguen tensas entre estos gobiernos y Darfur tiene a ambos países con posturas opuestas.

Antes de ayer, el presidente de Chad Idriss Deby, se reunió con Chiraq, y ambos instaron a que se aplique la resolución 1706 del Consejo de Seguridad de la o­nU que prevé el despliegue de cascos azules en la región sudanesa de Darfur, rechazado por el Gobierno de Sudán. Este a su vez, anunció que permitirá la continuación de la fuerza de pacificación de la Unión Africana (UA) en Darfur, pero siempre y cuando no forme parte de un contingente multinacional bajo mando de la o­nU.

Al defender la transferencia de la misión de la UA a la o­nU, Deby dijo que «es una decisión colectiva» de los jefes de Estado africanos.»Todos hemos considerado útil confiar la gestión de la crisis en Darfur a la o­nU», recalcó ante la prensa el presidente chadiano, quien dijo no estar al tanto de la oposición de Sudán a la transferencia de la misión a la o­nU.