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De ahora en adelante

Fuentes: Rebelión

«El sistema siempre se ha visto necesitado de una cobertura política que, de una u otra manera, le proteja y le permita operar de la forma más tranquila posible. Cuando ha sido necesario utilizar modelos represivos, no ha tenido inconveniente en llevar esas prácticas hasta sus últimas consecuencias. Las democracias modernas ofrecen una aparente paz […]

«El sistema siempre se ha visto necesitado de una cobertura política que, de una u otra manera, le proteja y le permita operar de la forma más tranquila posible. Cuando ha sido necesario utilizar modelos represivos, no ha tenido inconveniente en llevar esas prácticas hasta sus últimas consecuencias. Las democracias modernas ofrecen una aparente paz social, haciéndonos creer que éste es el menos malo de los modelos de convivencia. El término «democracia» se ha convertido ahora en el parapeto político de un sistema injusto tras el cual toda actuación se legitima por el mero hecho de estar encuadrado en lo que no es otra cosa que una mera fachada para mantener la mansedumbre de las masas y para contener cualquier intento de rebeldía». (*)

Pero la dinámica propia del sistema hace que el modelo, que le ha servido durante unas cuantas décadas, caduque. La alternancia de dos partidos que aparentemente se enfrentan ha tocado techo. La práctica política se ha corrompido, evolucionando sus agentes, desde el 78, de esta forma: Representantes (casi), clase política, casta, mafia. En consecuencia, es necesario un lavado de cara, buscando nuevas fórmulas que permitan seguir defendiendo los intereses de los poderosos.

En ese tiempo de quiebra, surge, en nuestro país, un movimiento que denuncia la vieja política, ofreciendo una alternativa que conecta con el descontento popular, harta gran parte de la ciudadanía de una práctica política desgastada y corrupta.

«Los que tienen el poder tratan de mantener una amplia franja de seguridad para proteger sus intereses y su riqueza. Por lo tanto, cuando barruntan que su poder puede quebrar, no dudan en tomar medidas desorbitadas y desproporcionadas a los efectos que algunos acontecimientos pudieran producir. Situación a la que estamos asistiendo en estos días». (**)

La primera intentona para eliminar cualquier injerencia, consistió en aunar los dos grandes partidos que se han alternado en política desde 1982 hasta ahora, es decir, unir PP y PSOE para formar Gobiernos fuertes. A propagandistas del sistema, como el farsante Felipe González, les encargan que anuncie esa «buena nueva» en cadenas de radio y TV. Pero el «proyecto» no cuaja. En España, de forma distinta a lo que ocurre en otros países, las diferencias nominales entre PP y PSOE son relevantes, identificándose el primero con la derecha y el otro con la izquierda. De llegar a un acuerdo de esas características, los socialistas, ya de por sí a la deriva, serían engullidos por la derecha. Además pactar hoy día con el PP es tremendamente arriesgado por ser una organización creada para el aprovechamiento corrupto de sus dirigentes, encontrándose ahora inmerso hasta las cejas en esa basura de la impudicia y de la corrupción.

La extraordinaria remontada de PODEMOS, y fracasada la intentona unificadora de esa falsa división de izquierda y derecha, el poder real tiene que poner en marcha otras estrategias que contrarresten la posibilidad de que alguna alternativa pueda alterar el status quo que protege sus intereses. De esta manera, los que detentan el poder comienzan a actuar en una doble dirección. Por un lado, se inicia un ataque salvaje a PODEMOS, desprestigiando y acosando a sus dirigentes. Por otro, se potencia a un grupo político como Ciudadanos que crece en las elecciones andaluzas, y en intención de voto, a una velocidad mayor que lo hizo PODEMOS después de las europeas. El crecimiento de Ciudadanos, en intención de voto, se corresponde con una significativa pérdida de PODEMOS.

La jugada está casi resuelta. Ciudadanos es una especie de «firma blanca» de lo que se conoce como derecha, es decir, está dispuesto a defender los mismos intereses que los otros grupos que se han alternado hasta la fecha, pero presentando una imagen distinta a la de las dos clásicas formaciones.

¿Cuáles son los mecanismos que emplea el poder real para manipular y determinar la práctica política? Se nos antoja que, al margen de todo lo que se mueva en las cloacas, son los medios de comunicación y las subvenciones de los bancos y entidades financieras las herramientas que permiten aupar a un grupo político sin apenas significación política. Por otra parte, los que mandan conocen muy bien el estado intelectual y emocional de amplios sectores de esta sociedad nuestra, manipulables sin límites.

En definitiva, todo apunta a que las cosas importantes sigan como hasta ahora con pactos políticos de grupos que no van a cuestionar el sistema. El pacto de PP y Ciudadanos permitirá gobernar, relegando a los demás grupos a la oposición. Si por alguna causa, ajena a la lógica del poder, PODEMOS pudiera influir en las tareas de gobierno, habría que ver hasta qué punto el actual panorama cambiaría en beneficio de los más débiles. Es esta una duda que sostenemos los sectores que estamos dispuestos a votarles en aras de apoyar a una verdadera ­­­alternativa que rompa con las actuales relaciones de poder, y no a un juego de alternancia política, o pactos de aliño, cuyos partidos permanezcan sometidos a los poderes económicos a cambio de pertenecer a una clase privilegiada, con la anuencia de los ricos para robar y corromperse.

Notas:

(*) http://www.bubok.es/libros/193055/EN-LOS-LIMITES-DE-LA-IRRACIONALIDAD-analisis-del-actual-sistema-socioeconomico

(**) http://ajgilpadilla.blogspot.com.es/2014/10/miedo-y-poder-en-un-sistema-de-dominio.html

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.