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De Madrid al cielo tóxico

Fuentes: Ctxt

Diversos organismos cifran en 5.000 las muertes que se registran en la capital derivadas de la contaminación. España se enfrenta a una multa de Bruselas por la mala calidad del aire

La moratoria de multas en Madrid Central impuesta por el alcalde del PP, José Luis Martínez-Almeida, con el apoyo de Ciudadanos, estuvo vigente solo una semana, pero sus efectos en la contaminación fueron inmediatos. El medidor de la Plaza del Carmen, el único activo en el área de bajas emisiones de la capital, casi duplicó los niveles máximos aceptados para la salud. Tres resoluciones judiciales diferentes paralizaron la moratoria con argumentos relacionados con «la salud y el medio ambiente». Ahora, la Comisión Europea estudia emprender acciones legales contra España tras la prórroga que dio en mayo. El 24 de julio -la decisión se conocerá el 25-, los comisarios determinarán si llevan a España ante los tribunales por la «grave situación» del aire que respiramos sobre todo en Madrid y Barcelona.

Los niveles de contaminación de más de la mitad de la superficie de nuestro país se encuentran por encima de los máximos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), 15 millones de españoles respiran un cóctel tóxico formado por dióxido de nitrógeno, partículas en suspensión y ozono troposférico generados, principalmente, por el tráfico de vehículos de combustión. Entre 10.000 y 30.000 personas mueren cada año en nuestro país por causas derivadas de la contaminación, según instituciones nacionales e internacionales como el Colegio Oficial de Médicos de Madrid, la Escuela Nacional de Sanidad o la AEMA. Unas 5.000 solo en la ciudad de Madrid.

Pero, ¿sabemos realmente cómo afecta a nuestra salud la contaminación del aire?

Los contadores de contaminación valoran la calidad del aire de Madrid según tres grandes agentes tóxicos: el dióxido de nitrógeno, las partículas en suspensión y el ozono troposférico.

El dióxido de nitrógeno (NO2), generado en su mayoría por la combustión de los vehículos, es el motivo principal por el que España se encuentra bajo la lupa de la UE. Madrid supera, repetidamente, los niveles máximos establecidos por la Comisión Europea en cuanto al NO2. Los efectos de esta sustancia afectan al sistema respiratorio, pero la exposición a este contaminante también puede generar irritación en la piel, los ojos y las mucosas.

Las partículas en suspensión, clasificadas según su tamaño (PM10 y PM2.5), provienen, sobre todo, de las calefacciones, la industria, el comercio y la construcción. Debido a su tamaño, son especialmente perjudiciales, ya que son 100% respirables y, en el caso de las PM2.5 (partículas de tamaño inferior a 2.5 micrómetros) pueden llegar al torrente sanguíneo a través de los pulmones. La laxitud de los niveles máximos de estas partículas en el aire, establecidos por la UE, han evitado que ciudades como Madrid, Barcelona o Granada los sobrepasen, aunque la OMS presiona para que estos niveles sean más exigentes.

El ozono troposférico (O3) es quizá el más enigmático. Es un contaminante secundario formado a partir de otros contaminantes en contacto con la luz del sol. Debido a su composición suele darse en mayor grado en las zonas periféricas a los grandes focos de contaminación. El ozono es capaz de viajar grandes distancias a través del viento, estableciéndose en los lugares aparentemente menos contaminados. La comunidad de Madrid exporta ozono a Castilla la Mancha, Castilla León e, incluso, Extremadura. El impacto de la exposición al ozono en nuestra salud genera efectos adversos en la función respiratoria, causando inflamación pulmonar, insuficiencia respiratoria, asma y otras enfermedades broncopulmonares según estudios de Ecologistas en Acción.

El impacto de Madrid Central

Las emisiones contaminantes en Madrid se han reducido de 55 a 30 microgramos de dióxido de nitrógeno entre diciembre y junio de este año, según las mediciones realizadas por el anterior consistorio, gracias a la puesta en marcha de Madrid Central y otras medidas correspondientes al plan A de calidad del aire. Juan Bárcena, virólogo y activista de Ecologistas en Acción, recuerda que las mediciones y estimaciones sobre la calidad del aire dependen, en gran medida, de la estadística. «Debemos diferenciar entre las emisiones (sustancias contaminantes despedidas a la atmósfera desde cualquier foco) y las inmisiones (concentración de contaminantes a ras de suelo). Estas últimas son las que realmente nos muestran la calidad del aire que respiramos. En zonas urbanas con una gran afluencia de tráfico podemos hablar de niveles de NO2 por encima del 75%, llegando incluso a picos del 95%. Por mucho que nos intenten convencer de otra cosa, reducir la contaminación pasa, obligatoriamente, por reducir el tráfico en las ciudades».

Lo cierto es que medidas como Madrid Central deberían ser solo el principio de una serie de reformas mucho más ambiciosas para poder cumplir los requisitos establecidos por la Comisión Europea. Los estudios presentados en 2018 por Ecologistas en Acción sobre la calidad del aire en Madrid demuestran que existe una relación directa entre la subida de los niveles de contaminación y el aumento de consultas médicas por motivos relacionados con problemas respiratorios.

Ana García tiene 22 años y es asmática desde que era una niña. Para ella, cruzar la Avenida de América al medio día es casi impensable sin asegurarse de que lleva su inhalador. «La contaminación, aunque no de manera drástica, empeora notablemente mi calidad de vida. He estado viviendo en Amsterdam durante los últimos cuatro meses y, cuando volví a Madrid, mi asma empeoró mucho. Me noto mucho más cansada, sobre todo ahora, en los meses de verano».

Al igual que Ana, las personas con dolencias respiratorias son las más afectadas por la contaminación del aire. Pero no son los únicos que sufren sus efectos nocivos. Según el doctor Sánchez Bayle, presidente de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública (ADSP) y exjefe de sección de Pediatría en el Hospital Niño Jesús, los grupos de población que se encuentran más expuestos a la contaminación son los niños, debido a que están en una etapa de desarrollo físico, y las personas mayores, ya que los efectos de los agentes contaminantes empeoran las dolencias que ya padecen. «La contaminación nos afecta de dos formas distintas: una a corto y medio plazo, la cual empeora el estado de las personas con enfermedades respiratorias o pulmonares como el asma, la bronquitis o la sinusitis, también disminuye la capacidad pulmonar y puede ser motivo de problemas cardiovasculares. Y otra a largo plazo, que puede derivar en patologías más graves como la diabetes tipo 2, cáncer o leucemia».

Fuente: http://ctxt.es/es/20190717/Politica/27450/contaminacion-Madrid-Central-trafico-muertes.htm