BLANTYRE, Malaui – En el pasado, los habitantes de la aldea de Sande, en el distrito de Chikwawa, en Malaui, se iban a la cama con el estómago vacío incluso cuando el resto del país cosechaba abundantes cosechas.
Esto se debe a que la zona del sur de Malaui es propensa tanto a las inundaciones como a las sequías, lo que dificulta la agricultura de secano, la dependiente del agua de lluvia.
Una agricultora, Fostina Kachimera, dijo que después de practicar la agricultura de secano durante varios años sin resultados, dejó de cultivar y se quedó sin saber que hacer porque la agricultura era su única opción de trabajo.
“Con la práctica de la agricultura de secano, las cosechas son arrastradas por las inundaciones o quemadas por la sequía antes de que empiecen a dar sus frutos”, dijo esta productora de Malaui, un país del sureste de África con 18 millones de habitantes, que viven en más de 80 por ciento en áreas rurales y dependen de la agricultura para su sobrevivencia.
Los distritos de Chikwawa y Nsanje están situados en el gran valle del río Shire, a cuyas riberas se ubica Blantyre, la segunda ciudad más importante de Malaui, centro de su actividad industrial.
Según el director del programa de la División de Desarrollo Agrícola del Valle de Shire (Shivadd), Francis Mlewah, el valle cuenta con 313 215 hectáreas de tierra, pero casi la mitad experimenta periodos de sequía prolongados.
“Además, su pluviosidad anual oscila entre los 400 y los 1000 milímetros (mm) lo que está por debajo de la media anual que necesitan la mayoría de los cultivos del país”, afirma Mlewah, antes de detallar que las precipitaciones óptimas superan los 1200 mm.
Luego están las inundaciones.
Un tercio de las tierras están situadas a lo largo del río más grande del país, “y de hecho los agricultores que cultivan sus cosechas en estas zonas se enfrentan a inundaciones casi todos los años”, explicó.
El tránsito al regadío
Pero ahora, las penurias de Kachimera y otros 259 pequeños agricultores de su distrito han quedado en el pasado, porque pueden recoger tres cosechas al año gracias al riego. Esto les ha permitido producir suficientes alimentos para autoabastecerse cada año y contar, además, con un excedente para vender.
Además, todos los agricultores han conseguido construir casas sólidas que resisten las inundaciones, a diferencia de lo que ocurría en el pasado, cuando sus viviendas solían dañarse por el agua.
Fue la Asociación Evangélica de Malaui la que al rescate de los agricultores de Sande e introdujo la agricultura de regadío en 2007.
“Empezamos como un club, pero en 2010 nos transformamos en un esquema conocido como Sande”, explicó el presidente del plan, Samuel Wise.
Detalló que “cuando empezamos, utilizábamos cañas de agua para regar nuestros cultivos, pero ahora utilizamos bombas de agua que compramos con los beneficios de la agricultura de regadío, y casi todos hemos conseguido comprar una”.
Además de cultivar maíz, el alimento básico del país, Wise explicó que con el sistema de regadío producen otros alimentos diversos, como legumbres, tubérculos y verduras.
Según el dirigente comunitario, la idea es disponer de diversos alimentos para combatir la malnutrición y conseguir precios razonables en el mercado.
Una vez iniciada la irrigación, las familias han empezado a llevar una vida saludable y de mayor calidad.
Ya no les faltan artículos de primera necesidad, como ropa y jabón, y pueden pagar las tasas escolares de sus hijos.
“Antes, el transporte nos resultaba muy difícil, ya que no podíamos permitirnos ni siquiera la bicicleta más barata, pero ahora tenemos motos que compramos con los ingresos de llas granjas”, dijo Wise.
La viceministra de Agricultura de Malaui, Agnes Nkusankhoma, visitó recientemente el proyecto y elogió sus resultados.
“Encontrar una gran superficie verde como esta resulta raro, sobre todo teniendo en cuenta que estamos en la estación seca, y estos agricultores han conseguido que este lugar parezca que estamos en la estación de las lluvias», comentó.
Nkusankhoma les animó a inscribirse en un programa de subvenciones para la ganadería, para que sumen la actividad pecuaria a los cultivos, porque la producción ganadera va bien en su distrito y otros cercanos.
Loa ganaderos de la zona reconocen su éxito, pero lamentan el aumento del precio del combustible. Las bombas de agua dependen del combustible, lo que reduce sus beneficios.
La comunidad de Sande y otras cercanas se beneficiarán ahora del Programa de Transformación del Valle de Shire, un proyecto dirigido por el gobierno y financiado por el Banco Mundial, el Banco Africano de Desarrollo y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial.
Según el coordinador del proyecto, Stanly Chakhumbira, se pondrán bajo un sistema especial de regadío 43 370 hectáreas, que utilizará la gravedad para desviar el agua del río a una red de canales. Una vez completado, los agricultores ya no tendrán que depender del combustible para el riego.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
T: MF / ED: EG
Fuente: https://ipsnoticias.net/2022/02/de-un-rendimiento-cero-a-cosechas-abundantes-en-malawi/