Bajo la consigna el control de la natalidad no es asunto de mi jefe, decenas de manifestantes protestaron cerca de la Corte Suprema donde nueve jueces deben considerar si un patrón amparado en sus creencias religiosas puede privar a sus empleados del acceso gratuito a la píldora del día después.
Decenas de manifestantes se reunieron este martes en las afueras de la Corte Suprema de Estados Unidos (EE.UU.) en Washington, donde se realizará una audiencia relacionada con el derecho de un empresario a limitar el acceso a sus empleados a la anticoncepción por razones religiosas.
«El control de la natalidad no es asunto de mi jefe», coreaban militantes feministas mientras activistas homosexuales desplegaron una bandera gay con una enorme pancarta en la que se podía leer: «La intolerancia disfrazada de libertad religiosa sigue siendo intolerancia».
Del otro lado, pese a la nevada que caía, un gran grupo de manifestantes anti-aborto defendía «la fe y la familia».
Los nueve jueces de la Corte Suprema deben considerar si un patrón amparado en sus creencias religiosas puede privar a sus empleados, de manera deliberada, del acceso gratuito a la píldora del día después, a la que tienen derecho mediante el seguro médico.
El gobierno de Obama, que ya eximió a congregaciones religiosas de esta obligación legal, considera que una empresa con fines de lucro no puede ampararse en el mismo derecho constitucional a la libertad religiosa que una persona.
Hobby Lobby, esta empresa de arte con sede en Oklahoma (sur), pero también su librería religiosa Mardel, así como Conestoga, un fabricante de armarios en Pensilvania (este), de confesión menonita, se niegan a cumplir con ese requisito de la ley, arriesgándose a una multa.
teleSUR – Afp /jl – FC