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Dejar morir a los guerrilleros antifascistas

Fuentes: Rebelión

Aznar de las Azores ha devuelto el orgullo de ser fascistas al nutrido sector retrofranquista del PP. Mas Llamazares, sin ir a comparaciones, hace decir a «Quico», Francisco Martínez, mítico guerrillero (maqui) de la Agrupación de León y Galicia que hoy vive junto a Alicante, que «el tiro de gracia» (sic) a esos ancianos/as, últimos […]

Aznar de las Azores ha devuelto el orgullo de ser fascistas al nutrido sector retrofranquista del PP. Mas Llamazares, sin ir a comparaciones, hace decir a «Quico», Francisco Martínez, mítico guerrillero (maqui) de la Agrupación de León y Galicia que hoy vive junto a Alicante, que «el tiro de gracia» (sic) a esos ancianos/as, últimos soldados de la II República, se lo ha dado Izquierda Unida, al pactar con el PSOE, el 19 ó 20 de abril, un texto de enorme ingratitud, deslealtad y olvido hacia ellos de Ley de «memoria histórica». Y me ha pedido, Quico, que traslade, en mis comparecencias en medios de comunicación, sus palabras a la gente de izquierda y muchísimos republicanos que hay en este país, no pocos vergonzantes.

Además, como miembro, un servidor, de la junta directiva de AGE, Asociación «Guerra y Exilio» (abrevio el largo nombre de ésta), a la que pertenecen muchos de los pocos guerrilleros que aún viven, su Asamblea anual, el sábado 30 de junio, tras sumarse a lo expresado por Quico, me encomendó reproducirlo oralmente en el Consejo Político Federal (estatal) de Izquierda Unida del día siguiente, 1 de julio, y entregar a tal Consejo –máximo órgano de dirección de IU entre Asambleas estatales trianuales– un escrito en los términos señalados, firmado por las/os guerrilleros de AGE.

(Debo al lector, por congruencia, una explicación sobre mis presentes líneas, ya que, recientemente, afeé en el diario «Levante» a Joan Ribó (ex Coordinador de Esquerra Unida del País Valencià y diputado autonómico saliente, tras tres legislaturas) que repetidas veces censurase, a no decir intentase dinamitar, en los media, a los principales cargos orgánicos de dicha EUPV por el resultado de las Elecciones del 27-M. Mas se lo afeé, desde el respeto a su libertad de expresión… por hacer tales manifestaciones, urbi et orbi, antes que se reuniese para analizar la cuestión el Consell Nacional d’EUPV, órgano supremo entre Asambleas «autonómicas», reunión que tenía lugar sólo cinco días después de la noche electorera; y porque, para más inri, Ribó, tras esas redobladas deposiciones en medios de comunicación, no asistió al Consell Nacional. Primero, escándalo en prensa; luego, missing ante EUPV).

Volvamos al sábado 30 de junio. Como siempre, acudieron a la Asamblea de AGE varios/as guerrilleras/os y enlaces menos que un año antes. La edad los va segando, el más joven y fuerte está en frontera de los 83. Ya no vino Miguel Padial, de Granada, muy enfermo, ni Felipe Matarranz, «Lobo«, con 90 y tantos tacos, de la Agrupación Cántabro-Astur. Gerardo Antón, «Pinto«, de la de Extremadura, en los 92, acudió con un asistente de salud. Cuando firmó el escrito que uno trasladó al Consejo Federal de IU, apenas pudo garabatear su nombre. Pons Prades ya no está, murió hace mes y algo, Julián Antonio Ramírez, guerrillero de los Pirineos, y de las ondas desde París, también acaba de morir.

No sigo esta amarga letanía. Sí estaba Jesús de Cos, «Comandante Pablo«, cántabro, siempre tenaz, incombustible (los fascistas de Santander ya han ultrajado varias veces el monolito de recuerdo, allí, a los héroes oficialmente ignorados por la transición de olvidos infames, mas Jesús y alguno más lo vuelven a reconstruir); estaba, agarrado a su bastón, José Murillo, de la Agrupación Guerrillera de Sierra Morena, «Comandante Ríos«, al que hicimos un homenaje en su pueblo, El Viso, en diciembre de 2.001 (cuando suponíamos que, después de las «pragmáticas» postergaciones de F. González y el indigno periodo de Aznar, estas mujeres y hombres serían al fin reconocidos igual que los combatientes antifascistas de toda Europa, Este y Oeste… menos España), homenaje en que dieron do de pecho Montxo Armendáriz y Puy Oria, allí presentes, igual que Javier Corcuera, con sus respectivos filmes Silencio roto y La guerrilla de la memoria, y tuvo uno el honor de compartir mesa de debate junto a ellos; estaba Esperanza Martínez, «Sole«, de Zaragoza, y Quico… Nos acompañaron, también, Florián, «Grande«, de AGLA (Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón), igualmente encima de los 90, y su mujer maqui, Remedios Montero, «Celia«. Y no cito todos.

Recordé, el día 1, en el Consejo Federal de Madrid, para quienes miran hacia otro lado, que nuestros guerrilleros antifranquistas de los años cuarenta y cincuenta son los grandes traicionados por la democracia del trágala y el embudo –desde que, muerto Franco, sus fragas y otros alguaciles y corchetes dijeron a los demócratas: o tragan ustedes esto y esto y esto, o no hay democracia en años, y seguimos con las cárceles, los conesas torturando, los partidos sin legalizar, ustedes en la clandestinidad, los iniestas y díaz de mendívil con el sable enhiesto, o la pistola–, de modo que éste es el único país de Europa en que se ha impuesto la impunidad del fascismo, donde el führer/duce español aún cabalga en el patio de la capitanía general de Valencia, mientras el digno y gran militar, hasta gran católico, general Vicente Rojo Lluch, jefe del Ejército de la República, valenciano, no tiene una calle en Valencia.

Junto a esto, en do menor, hube de nombrar el no reconocimiento público-institucional a la Unión Militar Democrática, UMD, a la dignidad de sus miembros, a su acción disuasoria, cuando cascó el «caudillo», cabe los militares opuestos a la democracia. Recordé, en fin, ante el Consejo Federal de IU, que el Art. 1 de sus Estatutos (y el 5) propugnan el republicanismo y sus valores, lo cual parece olvidado respecto a los últimos soldados guerrilleros de la República, cuyos iguales son héroes en toda Europa, con medallas, pensiones, rango honorífico (o efectivo) militar, mas aquí todavía bandoleros. Y parece que todos prefieran que se mueran de una vez, pues muerto el perro…

Mas, ¡atención!, la gran mayoría de militantes, y de votantes, de IU y EUPV, al menos los que yo conozco –dije directamente a Llamazares– rechazan el pacto del 19 de abril (terribles casualidades: 70 años después de la «unificación» de falangistas y requetés, por orden del mando). Y aquí yace una gravísima cuestión política, porque IU cree, estatuye y practica, en su funcionamiento, una línea política, moral y jurídica (Art. 20 de sus Estatutos, aprobados en la Asamblea Federal del 10 a 12 de diciembre de 2.004: «los miembros de todos los órganos de dirección y representación de IU serán revocables por decisión mayoritaria de los órganos que lo eligieron») en que quienes eligen a un Coordinador/a de cualquier nivel pueden retirarle su confianza cuando fuere, si no cumple la voluntad y encomienda de sus electores, y poner otro en su lugar, sin que ninguno sea inamovible durante un tiempo fijo en el que pueda hacer lo que le rote. Éste de IU es el llamado, en Derecho y Ciencia Política, «mandato imperativo«, que llevaba a indeseables consecuencias en la Edad Media y el Absolutismo, por la disgregación, provincianismo y egoísmos comarcales y de la nobleza, pésimas comunicaciones, etcétera; pero que es el auténticamente democrático, sobre todo hoy: por eso lo establece y practica IU, casi nadie más.

Mas las Constituciones «burguesas» siempre han temido, por no decir odiado, tal línea de exigencia y coherencia «imperativa», que fue inaugurada por la mejor Constitución de las varias de la Revolución Francesa, la primera no monárquica, de 1.793, y luego continuada por «la Comuna». Apoyándose en alguna fictio iuris, como la de Rousseau sobre la «voluntad general» –que tuvo sentido hace dos siglos y medio, para remediar los males citados del medievalismo y absolutismo–, el sistema de poder y control político en los siglos XIX y XX se ha esforzado en desvincular a los parlamentarios de sus electores, de modo que aquéllos, una vez elegidos por éstos, pasan a representar no a quienes los eligieron, sino a «toda» la «Nación», con lo que pueden hacer lo que les parezca «mejor» o estupendo, y sus electores a aguantarse. Lo han llamado «mandato representativo», que suena bonito mas trastoca demasiado el sentido de «representar», y, especialmente, vacía a la democracia de gran parte de su contenido sustancial en beneficio de aspectos puramente formales de exiguo contenido participativo. Poco más que ir a votar cada equis años.

A lo que se ve, Llamazares, al menos en la materia de que hablamos, está por no hacer lo que quieren y sienten los que le hemos votado. Sino él decide qué es «lo bueno» (¿lo patriótico?) para el país (como «el mando» de 19-4-37, para ganar la guerra a la República, con perdón). Agarrándose inmoralmente (en el mejor de los casos para él) al Art. 67 de la Constitución, en contra de la historia y tradición de su partido, como de la nítida línea democrática de los Estatutos de IU, firma lo que no quieren sus electores. Tampoco, que uno sepa, cumple el último párrafo del Art. 28 de los Estatutos: «Las asambleas de base deberán ser consultadas en el caso de colaboración con otras fuerzas políticas». Y, cuando en Valencia preguntan a Isaura Navarro cómo se atreven los diputados/as de IU a tanto, contesta: «Ah, preguntadle a Gaspar». Todo esto dije, apretadamente, en el Consejo Político Federal, y pedí a Llamazares una explicación, que no dio.

Lo más tragicómico, en fin, puede ser que, después de esta infidelidad a las bases de IU, vascos y catalanes no apoyen la Ley que Gaspar ha pactado con el PSOE. Será/sería, digo, de risa y pena. Mas aún queda ver qué pasa si los traicionados ancianos de noventa años se encadenan a las puertas del Congreso delante de toda la prensa europea, de los países donde serían héroes, sólo acá bandidos. ¡Qué país, el nuestro!

José Luis Pitarch,

Vicepresidente de Unidad Cívica por la República