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Del precipicio al techo

Fuentes: La Jornada

En un ambiente tan polarizado como el que se vive en Estados Unidos, pocos son los acuerdos que se cumplen sin dejar huella. El adagio según el cual después de la tempestad viene la calma, esta vez no necesariamente se cumplirá. En la negociación para evitar el precipicio fiscal, las dos fuerzas políticas más relevantes […]

En un ambiente tan polarizado como el que se vive en Estados Unidos, pocos son los acuerdos que se cumplen sin dejar huella. El adagio según el cual después de la tempestad viene la calma, esta vez no necesariamente se cumplirá. En la negociación para evitar el precipicio fiscal, las dos fuerzas políticas más relevantes sufrieron un desgaste cuyas consecuencias no son fáciles de prever. Difícilmente habrá calma, ya que dejaron el terreno fértil para una nueva confrontación de consecuencias imprevisibles: la del aumento del techo de la deuda estadunidense. La buena voluntad de los pocos que entienden que la única posibilidad de evitar disrupciones tan violentas como la que hubiera ocasionado la caída en el precipicio fiscal no pareciera estar en la mente de un buen número de congresistas, para ser más precisos, de la mayoría republicana en la cámara baja. A última hora se llegó a un acuerdo y cada parte cedió algo. El presidente, y con él los demócratas en el Congreso, cedieron en su pretensión de aumentar el impuesto a quienes ganan más de 250 mil dólares al año. El límite se amplió a 450 mil dólares anuales. Por su parte, John Boehner, líder republicano en la cámara baja cedió a la pretensión de no aumentar impuestos bajo ninguna condición y convenció a un número suficiente de compañeros sobre la necesidad de aprobar ese aumento. Al romper con la máxima conservadora de evitar a toda costa un alza, Boehner se echó a cuestas un pecado que pone en riesgo su liderazgo en la cámara baja. Lo importante de esto último es que en la negociación que se aproxima en torno al aumento del techo de endeudamiento, le será muy difícil obtener el consenso necesario para aprobarlo en momentos en que la fracción de su partido en esa institución esta dividida como pocas veces.

Recuérdese la crisis ocasionada por los republicanos más renuentes en la Asamblea de Representantes para aprobar ese aumento del techo de deuda. Ante la posibilidad de que Estados Unidos incumpliera sus obligaciones financieras, diversas instituciones y gobiernos, entre ellos China, amenazaron con exigirle pago del total de adeudos. El resultado final fue que perdió su calificación crediticia y además creó una verdadera conmoción en la comunidad financiera del mundo. No es fácil saber qué exigirán esta vez los republicanos más radicales en la cámara baja para evitar otra crisis.

Una de las secuelas de la reciente crisis es que Obama parece estar consciente de que, además de la negociación y el consenso, también es necesaria la firmeza frente a la necedad de sus adversarios. En el momento más crítico de las negociaciones para evitar el precipicio fiscal, hizo un llamado a los ciudadanos para que exigieran a sus legisladores aprobar un aumento en el impuesto a quienes más ganan. Esa decisión política es una muestra de que esta vez sí está dispuesto a aprovechar el apoyo que recibió de la mayoría de los estadunidenses.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2013/01/07/opinion/016o1pol