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«Democracia», estilo USA: «¡Ya ni se esconden!»

Fuentes: Cubadebate

SI en Ohio grupos populares han observado, en las elecciones de noviembre, la existencia de un verdadero patrón de fraude que ha permitido modificar fuertemente los resultados del voto a favor del candidato republicano George W. Bush, en la Miami de la mafia cubanoamericana, el fraude se realiza ya a plena vista, alcanzando el nivel […]

SI en Ohio grupos populares han observado, en las elecciones de noviembre, la existencia de un verdadero patrón de fraude que ha permitido modificar fuertemente los resultados del voto a favor del candidato republicano George W. Bush, en la Miami de la mafia cubanoamericana, el fraude se realiza ya a plena vista, alcanzando el nivel de la farsa. Colmo de lo ridículo: el voto realizado sobre el tema de las máquinas de juego, simultáneamente al voto para la Presidencia.

En los condados de Miami-Dade y Broward, los electores, inscritos y que llegaron a votar, tenían que pronunciarse sobre la Enmienda 4, que autorizaba a los hipódromos y sinódromos a instalar y operar máquinas de juego, comúnmente llamadas tragamonedas. Los primeros resultados anunciados en las horas siguientes al voto, indicaron una mayoría en contra de esa propuesta controvertida.

Sin embargo, al día siguiente se anunciaba de repente que la Enmienda fue aprobada por los votantes, porque la máquina donde se tabularon los resultados electorales tenía «un programa interno» diseñado para que cuando el número de votos llegara a 32 000 empezara a «restar» votos.

De un solo golpe, con la complicidad de la prensa, se anunciaba fríamente un error en la tabulación y, aún más escandaloso, que las máquinas de voto tienen «programaciones» que prevén alteraciones de la votación.

También se afirmó que este programa no debió ser utilizado para esta Enmienda y por tanto se determinó que la misma había ganado por 97 000 votos, es decir alrededor del… 1%.

Tres veces, desde 1978, los electores de Florida rechazaron las medidas que permitirían el juego en los casinos. Pero, gracias a la tecnología «moderna» la historia ahora cambió y el 51% de los votos se orientó sorpresivamente a favor de la Enmienda 4, convirtiendo al estado en un terreno de juego… para el hampa.

De hecho, la aprobación del proyecto de ley constituye un primer paso que llevara, tarde o temprano, según varios observadores, a una autorización completa del juego bajo todas sus formas. Ha sido ampliamente demostrado que, en los Estados Unidos el mundo del juego y de los casinos, desde Las Vegas hasta Atlantic City, pertenece, de manera general, al crimen organizado.

Según el Nuevo Herald, «los hipódromos y frontones de jai-alai gastaron cerca de 15 millones de dólares para que la proposición fuera a votación» usando un argumento algo extravagante… de que las máquinas tragamonedas «son una buena forma de recaudar dinero para las escuelas».

Más de 3 millones aparecieron de los «generosos» dueños del Casino Isle of Capri en Biloxi, Mississippi.

94% A FAVOR DE LOS TRAGAMONEDAS

Un artículo del Miami Herald titulado sobriamente Un error en el voto sobre el juego afecta el resultado (Gambling vote glitch mars tally), firmado por Erika Bolstad y Curtis Morgan, explicaba el 5 de noviembre, con una seriedad asombrosa cómo ha ocurrido el espectular «error» de cálculo.

«El problema» que hizo aparecer de un solo golpe 78 000 votos «apareció a la luz justo después de media noche » (sic) cuando la oficina donde se contabilizaban los votos de Broward iba a cerrar.

Opositores a la Enmienda contaron al Herald que «empezaron» a sospechar la trampa cuando se dieron cuenta que de los 78 000 «nuevos votos» encontrados… 94% eran a favor de la ésta.

El «programa» se usó en elecciones celebradas en el 2002. El mal funcionamiento había sido «descubierto hace dos años pero nunca corregido», afirma el artículo.

Ha sido publicado en diferentes medios de la prensa alternativa que las compañías que manufacturan las máquinas de voto tienen vínculos con la rama más reaccionaria del Partido Republicano y la industria de la guerra. Entre los equipos informáticos usados en los últimos comicios se encuentran los de la Diebold, subdivisión de Kellog Brown & Roost, otra división de Halliburton, la empresa donde el vicepresidente Dick Cheney fue el ejecutivo principal.

El condado de Broward, situado al Norte de Miami, es esa misma circunscripción electoral donde «desaparecieron» en octubre, tres semanas antes de las elecciones, 58 000 papeletas enviadas por correo a los electores. El colmo en esa absurda situación: el servicio de Correos negó cualquier responsabilidad. En aquel momento, se publicó en la prensa que el FBI de Florida del Sur, de dudosa reputación, ahora dirigido por un «experto de la corrupción», el Special Agent, Clemens había abierto una «investigación». No se supo nada más del tema.

En el 2000, en el condado de Broward, más de 7 000 boletines se declararon nulos, 800 de éstos porque los agujeros no estaban perfectamente perforados; en Miami-Dade se desecharon 17 000 votos por distintas razones y en Palm Beach más de 12 000 votos fueron eliminados por estar insuficientemente perforados, a los que hay que añadir otros 19 000 perforados por duplicado. También fue ahí donde los delincuentes cubanoamericanos de Vigilia Mambisa y su jefe, Miguel Saavedra, a solicitud del congresista Lincoln Diaz-Balart, crearon disturbios en los lugares donde se hacía el laborioso recuento de votos y se encargaron de poner fin al show democrático.

Según un equipo de especialistas de la Universidad californiana de Berkeley, que estudiaron estadísticamente el voto de noviembre en Florida, las máquinas electrónicas contabilizándolos pudieran haber otorgado en exceso entre 130 000 y 260 000 votos a George W. Bush. El estudio demuestra una discrepancia inexplicada de votos a favor de Bush en condados usando aparatos informáticos y los que usan métodos tradicionales.

Siemptre hay que repetir que en la «democracia» de Florida manejada por Jeb Bush, 600 000 ex sancionados, en su gran mayoría negros y, por consecuencia demócratas, son excluidos permanentemente de las listas electorales. El elocuente resultado es insipración directa de las leyes heredadas en la época de la esclavitud. La prensa comercial norteamericana evita sistemáticamente hablar del tema.

Lo ocurrido en Miami con el voto sobre la Enmienda 4 pudiera ser materia para reírse si este mismo sistema de voto no fuera el que impone al mundo entero un emperador. El voto sobre la Enmienda 4 en Miami-Dade y Broward ilustra con claridad el nivel de corrupción alcanzado en un país que pretende dictar al resto del mundo sus criterios en materia de democracia.

«Ya ni se esconden», comentó un observador de Miami, desilusionado.