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Deslocalización económica en EEUU, una amenaza mayor que el terrorismo

Fuentes: CounterPunch

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

La ilusión se ha establecido en EE.UU. Washington ya no diferencia entre realidad y fantasía. Tampoco los medios lisonjeros, ni los economistas no pensantes.

La administración Bush es el primer gobierno en la historia que inicia una guerra basada enteramente en la fantasía – fantasía sobre «armas de destrucción masiva» inexistentes – fantasía sobre «vínculos terroristas» inexistentes, fantasía sobre «la liberación» de un pueblo de su cultura, fantasía sobre una invasión «que va a ser un paseo», fantasía sobre la omnipotencia de EE.UU.

La realidad aún no llega a la Oficina Oval o a la conciencia de los «estados rojos» de EE.UU. La invasión infundada de Irak, la tortura y los crímenes de guerra han hecho que se desprecie a EE.UU. en todo el mundo. Nuestras antiguas formidables alianzas se han destrozado.

El mundo musulmán, que percibe a EE.UU. como el autorizador de la opresión de Palestina por Israel, se ha vuelto uniformemente en nuestra contra.

300.000 millones de dólares – deudas hasta el último centavo – han sido gastados en una guerra y una ocupación sin sentido que provoca a los revolucionarios islámicos, que tendrán más éxito que EE.UU. en el cambio de Oriente Medio.

La invasión de Bush en Irak ha demostrado los límites del poder militar «hegemónico» de EE.UU.: ocho divisiones altamente blindadas de alta tecnología de EE.UU. están bloqueadas por unos pocos insurgentes con armamento ligero que controlan la mayoría de las carreteras y muchos pueblos y ciudades.

Cualquier colaboracionista con la ocupación de EE.UU. suficientemente estúpido como para abandonar la «zona verde» altamente fortificada, es muerto a tiros o con bombas en las calles.

Un tal resultado es calificado de «éxito» por la Casa Blanca, los políticos republicanos y los medios glorificadores.

La realidad es que una administración Bush ignorante y atolondrada ha creado una media luna chií que va de Irán a Líbano, que está revolucionando todo Medio Oriente. La realidad no penetrará en la administración Bush. La realidad contradice la fantasía de Bush y va «contra nosotros». Los hechos que no apoyan la fantasía de Bush son «liberales» y «anti-americanos». La verdad es descartada como propaganda contra Bush.

El cambio de régimen ocurrió en EE.UU. La administración Bush constituye una revolución jacobina. Sus fanáticos han declarado la guerra mundial contra la diversidad política. La primera víctima de la «guerra contra el terror» de Bush es la Declaración de Derechos. En su lugar tenemos un incipiente estado policial.

Se podría concluir fácilmente que Bush es el primero a ser engañado, pero mientras más se observa el romance de los economistas con el outsourcing [deslocalización, tercerización o externalización], más hay que preguntarse si los economistas no son los más engañados de todos.

El outsourcing convierte bienes y servicios suministrados desde el interior en importaciones. Divorcia a los estadounidenses de los ingresos y carreras asociados con la producción de los bienes y servicios que consumen los estadounidenses.

Ese divorcio es altamente dañino para los estadounidenses. A medida que se utiliza mano de obra en el exterior en lugar de trabajadores estadounidenses en la producción de bienes y servicios comerciabilizables, la fuerza laboral desplazada de EE.UU. busca empleo en servicios interiores que no pueden ser externalizados. Esto aumenta el suministro de mano de obra, deprimiendo los salarios en aquellos mercados laborales que ya han sido golpeados por el ingreso de gran número de inmigrantes legales e ilegales.

Al pasar de la producción interna a realizar importaciones, el outsourcing aumenta el déficit comercial. EE.UU. paga la cuenta por las importaciones entregando la propiedad de su riqueza, y las corrientes de ingresos producidos por las riquezas, a extranjeros. Por lo tanto, los estadounidenses no sólo pierden puestos de trabajo y carreras, sino también la propiedad de sus compañías, de los bienes raíces, de bonos corporativos y gubernamentales. Los ingresos de esos activos perdidos pasan de estadounidenses a extranjeros.

En la actualidad el consumo de EE.UU. y los déficit presupuestarios del gobierno son financiados por extranjeros, sobre todo asiáticos. Hay ahora tantos dólares en manos extranjeras que disminuye la disposición de extranjeros a poseer más dólares. Durante los últimos tres años los bancos centrales extranjeros han estado diversificando sus reservas, abandonando el dólar a favor de otras divisas.

El resultado ha sido la aguda baja del dólar respecto a muchas otras monedas. Como los precios se ajustan a los nuevos valores de la moneda, los estadounidenses se empobrecen.

Cuando los economistas predican que EE.UU. se beneficia con el outsourcing, niegan toda la evidencia, igual que los republicanos cuando hablan del «éxito» en Irak. ¿Cómo se va a beneficiar EE.UU. de un proceso que destruye puestos de trabajo, disminuye los ingresos, y reduce el valor de cambio del dólar?

Lo que el outsourcing esta haciendo por EE.UU. es destruir sectores enteros de manufactura estadounidense, ocupaciones completas de alta tecnología, el valor de una educación universitaria, la capacidad de diseño e innovación de la economía de EE.UU., y el dólar como moneda de reserva. Es mucha destrucción. Ha ido más allá del daño que puedan infligir los terroristas.

Hasta ahora, en el Siglo XXI, EE.UU. ha sufrido una pérdida neta de puestos de trabajo. Hay menos estadounidenses empleados actualmente que cuando el presidente Bush fue investido por primera vez. Nada semejante ha ocurrido desde la Gran Depresión de los años treinta.

Cuando los economistas afirman que EE.UU. mejora gracias al outsourcing, ignoran la evidencia de la pérdida de puestos de trabajo, de ingresos estancados y de un dólar que se derrumba.

Un ejemplo perfecto es un reciente ‘estudio’ de tres economistas del que se informa en la edición de 21 de marzo de Barron’s. Los economistas utilizaron modelos económicos para calcular los beneficios del outsourcing para los estadounidenses. Un modelo económico está formado por suposiciones sobre relaciones. Muchas relaciones son históricas y reflejan la dominación económica de EE.UU. después de la Segunda Guerra Mundial, que ya no corresponde a la realidad.

Los economistas concluyeron que los beneficios del outsourcing para los estadounidenses varían entre 7.100 y 12.900 dólares por familia.

Según la Oficina de Estadísticas Laborales, los salarios promedio por hora de trabajadores no-agrícolas, no-supervisores, produjeron un ingreso anual de 33.072 dólares en febrero de 2005.

Sólo economistas totalmente desligados de la realidad pueden llegar a creer que las familias estadounidenses deben una parte tan importante de su ingreso al outsourcing, que los amenaza con una moneda que se deprecia y la pérdida de sus puestos de trabajo y carreras.

Una de las defensas más estúpidas del outsourcing es la afirmación de que la historia muestra que EE.UU. se beneficia con el libre comercio. Ante todo, ha habido muy poco libre comercio. Los economistas quieren decir que EE.UU. se benefició del comercio durante las décadas después de la Segunda Guerra Mundial cuando el resto del mundo se recuperaba de la guerra o se asfixiaba en el socialismo. Es fácil beneficiarse del comercio cuando se es la única economía.

En segundo lugar, outsourcing no es comercio; es arbitraje de la mano de obra. Outsourcing es un fenómeno nuevo nacido del colapso del socialismo en el mundo y del crecimiento de Internet a alta velocidad. Refleja la operación, no de la «ventaja comparativa» sino de la «ventaja absoluta» – el flujo de capital y tecnología a través de las fronteras hacia la mano de obra más barata. Outsourcing es usar mano de obra en el extranjero en lugar de mano de obra interna. Reduce la demanda de mano de obra interna y reduce los ingresos.

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Paul Craig Roberts fue Secretario Adjunto del Tesoro en la administración Reagan. Fue Editor Asociado de la página editorial del Wall Street Journal y Editor Colaborador de National Review. Es co-autor de «The Tyranny of Good Intentions». Su correo es: [email protected]

http://www.counterpunch.org/roberts03212005.html