Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
TRÍPOLI – Durante mi participación en el Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes de EE.UU. de 1993 a 2003, llegué a la conclusión que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es un anacronismo. Fundada en 1945 al final de la Segunda Guerra Mundial, la OTAN fue creada por EE.UU. como reacción a la supervivencia de la Unión Soviética como Estado comunista. La OTAN fue la póliza de seguro de EE.UU. para la continuación de la propiedad capitalista y la dominación de las economías europeas, asiáticas y africanas. Esto también aseguraría la supervivencia del apartheid global existente en aquel entonces.
La OTAN es un pacto de seguridad colectiva en el cual los Estados miembros prometen que un ataque contra uno es un ataque contra todos. Por ello, si la Unión Soviética hubiera atacado a algún Estado miembro europeo, se habría activado el escudo militar de EE.UU. La reacción soviética fue el Pacto de Varsovia que mantuvo un «cordón sanitario» alrededor de Rusia en caso de un ataque de la OTAN. Por lo tanto, el mundo fue dividido en bloques que dieron origen a la «Guerra Fría».
Los «guerreros confesos de la Guerra Fría» de la actualidad siguen viendo el mundo en esos términos, y por desgracia, no son capaces de superar la idea de una China comunista y de un imperio soviético amputado como Estados enemigos de EE.UU. cuyas acciones en cualquier sitio del planeta deben ser enfrentados. El colapso de la Unión Soviética suministró una oportunidad acelerada para ejercer la hegemonía de EE.UU. en un área de anterior influencia rusa. África y las tierras eurasiáticas con ex Estados satélites soviéticos y Afganistán y Pakistán junto con muchos otros «estanes» de la región, siempre han figurado prominentemente en las teorías de «contención» o de «hacer retroceder» que han guiado la política de EE.UU. hasta nuestros días.
Ante ese trasfondo, el ataque con cohetes de anoche de la OTAN contra Trípoli es inexplicable. Un área metropolitana de cerca de 2 millones de personas, Trípoli sufrió anoche entre 22 y 25 bombardeos, que hicieron temblar y quebrar ventanas y vidrios y estremecieron los fundamentos de mi hotel.
Dejé mi habitación en el Hotel Rexis Al Nasr, salí a la calle y pude oler las bombas estalladas. Había gente local por todas partes mezclada con periodistas extranjeros de todo el mundo. Más bombas cayeron en la ciudad mientras estábamos allí. El cielo enrojecía con explosiones y más cohetes de los cazabombarderos de la OTAN cruzaban las nubes antes de estallar.
Pude sentir el denso polvo causado por las bombas estalladas. Inmediatamente pensé en las municiones de uranio empobrecido que supuestamente están siendo utilizadas aquí- junto con fósforo blanco. Si estaban usando armas de uranio ¿qué efecto tendrían sobre la población civil de la ciudad?
Mujeres con niños pequeños salieron corriendo del hotel. Otras se apresuraron a lavar el polvo de sus ojos. Vehículos de emergencia iban con sus sirenas sonando hacia los sitios atacados. Podíamos escuchar las alarmas de los coches, puestas en marcha por las repetidas explosiones, por sobre las voces desafiantes de la gente.
Estallaron tiroteos esporádicos al parecer por todas partes. Euronews mostró vídeos de enfermeras y doctores coreando consignas incluso en los hospitales mientras atendían a los heridos por el último episodio de pavor y conmoción de la OTAN. Repentinamente, las calles alrededor de mi hotel se llenaron de gente que gritaba, del ruido de bocinas de coches; no pude establecer cuántos iban caminando, cuántos iban conduciendo. Dentro del hotel, una libia con un bebé se me acercó y me preguntó «¿por qué nos hacen esto?»
Sean cuales sean los objetivos militares del ataque (y yo y muchos otros cuestionamos el valor militar de estos ataques) sigue existiendo el hecho de que el ataque aéreo fue lanzado contra una gran ciudad repleta de cientos de miles de civiles.
También me pregunté si alguno de los políticos que autorizaron este ataque aéreo había sido alguna vez el objetivo de municiones de uranio empobrecido guiadas por laser. ¿Había visto alguna vez el terrible daño que esas armas hacen a una ciudad y su población? Tal vez si hubiera estado realmente en una ciudad bajo ataque aéreo, sentido la concusión de esas bombas y visto el caos que causan, no estaría tan inclinado a autorizar un ataque contra una población civil.
Estoy segura de que la OTAN no habría sido tan imprudente con el trato de la vida humana si se hubiera tratado de un ataque contra una importante ciudad occidental. Por cierto, estoy segura de que no hubiera decidido atacar una ciudad occidental. La OTAN solo ataca (como EE.UU. y sus aliados) a los pobres y desamparados del Tercer Mundo.
Solo el día antes, en un evento femenino en Trípoli, se me acercó una mujer con lágrimas en los ojos: su madre está en Bengasi y ella no puede volver para ver si su madre está bien o no. La gente del este y del oeste del país vivía junta, se quería, se casaba, y ahora, debido a la «intervención humanitaria» de la OTAN se agravan las divisiones artificiales. El reclutamiento de aliados de la OTAN en el este de Libia huele a la misma clase de belicismo de la Guerra Fría que trató de asesinar a Fidel Castro y destruir la Revolución Cubana con cubanos «originarios del país» dispuestos a cometer actos de terror contra su antigua patria. Más recientemente, la República Democrática del Congo ha sido amputada de facto después que Laurent Kabila rechazó una solicitud del gobierno de Clinton de separar la parte oriental de su país. El propio Laurent Kabila describió personalmente la reunión en la cual tuvo lugar esa solicitud y su rechazo. El plan de balcanizar y amputar un país africano (como se hizo en Sudán) no resultó porque Kabila dijo «no» mientras los congoleses en todo el mundo se organizaron para proteger la «integridad territorial» de su país.
Me horrorizó saber que supuestamente aliados de la OTAN en Libia (los rebeldes) han linchado, masacrado, a sus compatriotas de piel más oscura después que informes en la prensa estadounidense calificaron a los libios negros de «mercenarios negros». Ahora, decidme, por favor. ¿Cómo vais a sacar a los negros de África? Informes en la prensa han sugerido que los estadounidenses se «sorprendieron» al ver gente de piel oscura en África. Ahora bien, ¿qué nos dice algo semejante sobre ellos?
Lo lamentable, sin embargo, es que son los propios libios, los que han sido insultados, aterrorizados, linchados, y asesinados como resultado de los informes en la prensa que híper sensacionalizaron esa soez ignorancia. ¿Quién tendrá que rendir cuentas por las vidas perdidas en el frenético derramamiento de sangre desatado como resultado de esas mentiras?
Lo que me hace volver a la pregunta de la señora: ¿por qué sucede esto? Honestamente, no puedo darle la respuesta informada y razonada que buscaba. A mi juicio el público internacional se esfuerza por responder «¿por qué?»
Lo que sabemos, y es bastante claro, es lo siguiente: lo que presencié esa noche no es una «intervención humanitaria».
Muchos sospechan que tiene que ver con el petróleo bajo Libia. Llámenme escéptica, pero tengo que preguntarme por qué las fuerzas armadas combinadas marítimas, terrestres y aéreas de la OTAN y de EE.UU., que cuestan miles de millones de dólares, son lanzadas contra un país norteafricano relativamente pequeño y se espera que creamos que sucede en defensa de la democracia.
Lo que he visto en las largas filas para obtener combustible no es «intervención humanitaria». La negativa de permitir compras de medicinas para los hospitales no es «intervención humanitaria». Lo más triste es que no puedo dar una explicación convincente del motivo a gente que ahora está aterrorizada por las bombas de la OTAN, pero ahora es absolutamente obvio que la OTAN ha excedido su mandato, mentido sobre sus intenciones, y es culpable de asesinatos extrajudiciales – todo en nombre de la «intervención humanitaria». ¿Dónde está el Congreso cuando el presidente excede su autoridad para hacer la guerra? ¿Dónde está la «Conciencia del Congreso»?
Para quienes están en desacuerdo con la advertencia de Dick Cheney de que debemos prepararnos para la guerra hasta la próxima generación, por favor apoyad a cualquiera que detenga esta locura. Por favor, organizaos y luego votad por la paz. La gente en todo el mundo necesita que nos pongamos de pie y nos pronunciemos en alta voz por nosotros y ellos porque Irán y Venezuela también están en la mira. Los libios no necesitan helicópteros artillados, bombas inteligentes, misiles crucero, y uranio empobrecido de la OTAN para resolver sus diferencias. La «intervención humanitaria» de la OTAN debe ser denunciada por lo que es, con la luz brillante y reluciente de la verdad.
Mientras las tinieblas descienden sobre Trípoli, me prepararé con la población civil de la ciudad para otra noche de humanitarismo de la OTAN.
¡Dejen de bombardear África y a los pobres del mundo!
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Cynthia McKinney es ex representante de Georgia en el Congreso de EE.UU. Para contactos: [email protected].