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¡Despierten! Hay una rebelión yanqui

Fuentes: Rebelión

«Wake Up America» -«Despierta Estados Unidos» (1) – se leía en el cartel que portaba uno de los miles de manifestantes que ocupaba una de las calles aledañas a la Bolsa de Valores de Wall Street, en el Bajo Manhattan el pasado sábado 24 de septiembre, y que fue sacado a la fuerza por agentes […]

«Wake Up America» -«Despierta Estados Unidos» (1) – se leía en el cartel que portaba uno de los miles de manifestantes que ocupaba una de las calles aledañas a la Bolsa de Valores de Wall Street, en el Bajo Manhattan el pasado sábado 24 de septiembre, y que fue sacado a la fuerza por agentes de la policía de la Ciudad de Nueva York. Pero la rebelión continúa y no tiene fecha de expiración.

La ocupación de los «Indignados», como lo han llamado algunos sectores de la prensa, comenzó el pasado 16 de septiembre y ha continuado desde entonces a pesar de las lluvias, los violentos desalojos policiales y arrestos. Los voceros de la ocupación han declarado que permanecerán allí el tiempo que sea necesario, semanas o meses, hasta finalizar con la «corrupción del dinero» que ha minado «nuestra democracia», según reza el sitio www.adbusters.org, el sitio en el internet desde donde se inició la convocatoria para la «Ocupación de Wall Street».

Desde la década de los años 1960, cuando tuvo lugar los movimientos por los Derechos Civiles y contra la Guerra de Vietnam, los Estados Unidos no ha visto un movimiento de ciudadanos estadounidenses, particularmente jóvenes, tan decididos a protestar hasta cambiar las cosas.

Y esto parece inédito en una sociedad donde la mayoría aún parece adormecida a pesar del feroz impacto económico de la crisis en sus propias vidas y las de sus familias. Un impacto que no es temporal, como otras ocurridas a lo largo de las últimas tres décadas. En realidad lo que está ocurriendo a una gran mayoría es una drástica transición de vivir en una economía del Primer Mundo -una economía de oportunidades de ascendencia en la escala social- a una economía del Tercer Mundo, donde las oportunidades solo estarán para los más ricos o súper ricos.

El despertar de esta consciencia es, parafraseando a Mao en su encuentro con Nixon, un síntoma de la enfermedad histórica de los Estados Unidos en las últimas dos décadas, cuando las grandes corporaciones -desde la era Clinton- comenzaron a desindustrializar el país a cambio de aumentar sus voraces ganancias.

Y aunque los grandes medios de comunicación no lo dicen, esto también es una rebelión contra la Guerra de Clases entre los dueños del país -y parte del mundo- que es el 1% de la población, y el resto del país, que comenzó hace dos décadas y que nadie quiso admitirlo mientras se bailaba en la fiesta del Titanic, en tanto este se hundía.

Y lo más interesante es que la rebelión ha sido lanzada por los jóvenes que, de acuerdo a las propias estadísticas oficiales, están sufriendo en carne propia la pérdida de las oportunidades que, en la historia de la clase media estadounidense en los últimos70 años, ha sido la escalera de ascendencia social y económica.

Los indignados son lo que ahora se conoce como la «Generación Perdida», los jóvenes entre 20 y 30 años, muchos de ellos graduados de las universidades que hoy en día no tienen las oportunidades económicas que tuvieron sus padres o abuelos, cómo tener un trabajo con un salario decente que le permita construir su independencia económica. Ellos sólo sobreviven con trabajos de tiempo parcial, si es que lo consiguen, continúan viviendo en las casas de sus padres, y han postergado muchas decisiones importantes en sus vidas. En tanto que su futuro económico es muy incierto porque, cómo ya mencionamos, el país ha sido desindustrializado y se ha convertido en una economía de servicios al estilo de los Países del Tercer Mundo.

Y en este punto cabe señalar que esta rebelión es de aquellos que ya no tienen nada que perder, porque, como está conducido el país económicamente, ya lo perdieron todo. Son como los obreros desempleados en la época de la Gran Depresión, los que no tenían nada que perder porque la crisis de los 1930 los hizo perder todo, y que se organizaron a través de sindicatos y movimientos populares masivos, a través de todo el país, para presionar a F.D. Roosevelt por un Nuevo Contrato Social que finalmente lo lograron. Sin aquel movimiento popular que dio lugar a un poderoso sindicalismo industrial en los Estados Unidos entre 1933 a 1955, como lo indica el libro «Labor’s Giant Step» por Art Preis (1964), la clase media americana que dio lugar al «American Dream» no se hubiera logrado ante la feroz hostilidad de los dueños del país.

Más de siete décadas después, Estados Unidos enfrenta un gran dilema. O sigue dejando que el 1% más rico del país siga haciendo lo que le apetece, comprando con su dinero el poder político del país para que estos «administradores» del gobierno complazcan a sus amos; o se da un cambio radical en el cual, los Estados Unidos como país, tarde o temprano, dejará de ser la Superpotencia Global y deba alinearse a un nuevo orden multipolar.

En su discurso en Gettysburg, Abraham Lincoln dijo: «El gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo». Y eso comienza con los ciudadanos de a pie, como los indignados de Wall Street.

 

(1) Entiendo que también puede traducirse «Despierta América», pero al margen de que América es todo un Hemisferio dicha traducción sería similar al nombre de un programa matutino de la cadena televisiva en castellano Univision, el cual es exactamente lo contrario cualquier cosa que pueda asociarse con el despertar de la consciencia o rebelión social.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.