El Profesor Victor Mzuzi Mbembe, de la República Democrática del Congo, visitó Madrid con motivo del III Foro de la Migraciones, que se celebró en septiembre en Rivas Vaciamadrid. Su discurso fue tan brillante, sagaz, ameno e ingenioso, que, sumado a su simpatía e inteligencia natural, sus ademanes expresivos y sus comentarios perspicaces, la audiencia […]
El Profesor Victor Mzuzi Mbembe, de la República Democrática del Congo, visitó Madrid con motivo del III Foro de la Migraciones, que se celebró en septiembre en Rivas Vaciamadrid. Su discurso fue tan brillante, sagaz, ameno e ingenioso, que, sumado a su simpatía e inteligencia natural, sus ademanes expresivos y sus comentarios perspicaces, la audiencia entera caía a sus pies en cuestión de minutos. Las intervenciones que hizo fueron comentadas y rememoradas por todos los asistentes.
Victor Mzuzi, es agricultor, profesor y coordinador de una Asociación de agricultores, además de organizar redes de campesinos que luchan unidos por sus derechos, entre otras muchas ocupaciones. Comenzó su discurso diciendo que su país está en el centro de África y se llama la República Democrática del Congo, «aunque quiero entrecomillar lo de República y lo de Democrática, porque ni la república ni la democracia se ve por ningún lado en mi país».
Congo R. D. lleva en guerra más de 10 años, periodo en el que ha habido más de 5 millones de muertos, tiene la mayor misión de la ONU del mundo, con 17.000 cascos azules destinados allí. Aunque desde que se realizó esta entrevista hasta hoy, las cosas han empeorado más aún. El Congo nunca ha podido vivir tranquilo. Aunque para Mzuzi el tener problemas no es una excepción en el continente, fijémonos en Uganda, que no termina de finiquitar el conflicto del norte; en Ruanda, que vivió los genocidios en los años 90; en Kenia que acaba atravesar una crisis política de las que ya se creía que no iban a afectarle; en Zimbabue, incapaz de instaurar la democracia; en Suráfrica, que parece que ya venció su principal obstáculo, el apartheid, en los 90, y se tambalea ahora por la crisis política; Somalia…, sin comentarios; Etiopía… Todos los países africanos tienen problemas y todos poseen unas riquezas naturales extraordinarias, en mayor o menor medida. En octubre se celebró la cumbre Europa – África, en París. Antes de ello, Mzuzi ya aseguraba: «Yo ya sé lo que se va a decir en esa cumbre: señores africanos quédense en su casa con su miseria, que nosotros ya nos traeremos sus riquezas». «Acaban de aprobar la ‘Directiva de retorno’ ¡eso es lo que queremos los africanos! Una directiva de retorno de nuestra riqueza».
Su discurso crítica continuamente arrancaba aplausos tan apasionados que Víctor tuvo que apaciguar comentando «no aplaudan tanto que no me va a dar tiempo a exponer toda mi intervención». Victor Mzuzi cuestiona la decisión del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional de perdonar la deuda a Congo R. D. porque considera que no han hecho más que perdonar la deuda a un dictador, a nivel personal, como fue Mobutu. Ahora, todo el dinero que Mobutu robó a su país está en los bancos de Suiza, que ha propuesto a Congo recuperar su dinero. La condición administrativa que pone Suiza para devolver el dinero de Mobutu al antiguo Zaire es que debe reclamarlo con argumentos jurídicos. El plazo de reclamación está a punto de caducar. Los congoleños presionan a su Gobierno para que reclame ese dinero que les pertenece, pero el Gobierno se ve paralizado, Mzuzi piensa que por incapacidad para presentar «argumentos jurídicos», ya que no existe tal cosa, digamos que no hay recibos debidamente archivados de las actividades de corrupción de Mobutu. Si este plazo caduca, Suiza se quedará con el dinero. Victor Mzuzi considera esta actitud del país europeo «poco moral» y va más allá dejando en el aire una pregunta: «Quien roba, es un ladrón. Y quien ayuda a un ladrón a esconder su dinero ¿no es culpable como cómplice de ese ladrón?».
Mobutu robó tanto dinero porque era dinero que recibía el país para grandes proyectos. El profesor congoleño opina que enviar dinero a los gobiernos no es una ayuda. La verdadera ayuda sería hacer una ley justa para regular los recursos minerales y forestales del Congo. El código de la selva que editó el Banco Mundial hace unos años, en respuesta a este vacío legal, no ha sido muy acertado. Por ejemplo, no reconoce por ninguna parte que hay habitantes en las zonas a explotar, como por ejemplo los pigmeos. Este pueblo vive de la selva, pero su medio de vida está siendo explotado y saqueado por extranjeros, que les han obligado a marcharse. A Mzuzi le hace especial gracia la lucha de «los europeos y los americanos» por proteger la selva y sus gorilas. «Pero bueno ¿y los pigmeos?», exclama el profesor llevándose las manos a la cabeza.
La fórmula es simple, es la misma que repitieron incombustibles los africanos en el Foro. Mzuzi la resume una vez más, gracias a su capacidad esquemática de profesor: «El saqueo de nuestros bienes por parte de Europa y Estados Unidos, causa pobreza y la pobreza causa emigración». Y añade que si hay alguna necesidad que pueda resumir todas las necesidades de África, esa se resume en JUSTICIA.
Rosa Moro: ¿Qué opina del efecto de la información sobre la cuestión de la migración?
Victor Nzuzi: Creo que, a pesar de haber mucha información, muchas de las cosas que pasan en África, no se dicen como deberían ser dichas en Europa. La información se transforma cuando llega aquí. Por ejemplo, de la resistencia que hay en África, no se dice nada en Europa. Creen que los africanos aceptan gratuitamente ser maltratados por los dirigentes, pero eso no es cierto. En mi país, la República Democrática del Congo (RDC), durante el mes de febrero, hubo un fuerte movimiento de resistencia, contra la mala distribución de la riqueza nacional. El Gobierno reprimió este acto, con el resultado de doscientos muertos. De eso no se ha dicho nada porque Europa ha apoyado las elecciones en el Congo y ha formado a esa policía que disparó a los civiles.
Tampoco se habla de muchas de las verdaderas causas de la pobreza en África, como por ejemplo del saqueo de recursos naturales por parte de las multinacionales europeas. No se habla de eso porque es la riqueza, pero ¿de dónde viene la riqueza de Europa? Cuanto mejor vive el europeo, peor vive el africano. Cuanto el europeo cuenta con mil euros, es porque el africano ha perdido mil euros. Deberíamos hablar de eso. También se dice que África no aporta nada al comercio internacional, ¡esto es una barbaridad! La madera, el oro, los diamantes, el cobre, el cobalto o el coltan, imprescindible para vuestros teléfonos y tecnología, que provoca muchos muertos en el Congo. Se echa de menos una información de verdad. Creemos que se debe llegar a hablar de estas cosas.
R.M.:: Pero los medios africanos tampoco hablan de la resistencia…
V. N.: Porque se presenta como una «Guerra tribal», como si nos peleáramos porque somos salvajes. Pero también podemos hablar de otras resistencias, las que no son violentas. Por ejemplo, en el caso de El Congo, el dictador Mobutu después de robar al país, se refugió en Marruecos, donde murió plácidamente. El dinero de Mobutu está ahora en Suiza, pero no se habla de cómo ha llegado allí. En diciembre, Suiza va a confiscar ese dinero si el gobierno congoleño no consigue reclamar con documentos jurídicos este dinero pero, ¡si el dinero del Congo hay que devolvérselo a los congoleños! Nosotros nos movilizamos allí para exigir que se envíe al Procurador General de la RDC, para que vaya a Suiza a reclamar nuestro dinero y para que sea devuelto al tesoro público del Congo, no a la familia de Mobutu sino a los congoleños. Que se investigue sobre ese dinero… ¡esa es la verdadera cooperación!
Mobuto, el dictador, también tenía buenas relaciones con Juan Carlos, el rey de España. Nosotros necesitamos que esa riqueza de Mobutu que se encuentra en España vuelva al Congo, y que España investigue sobre esa riqueza, sobre esta familia que se encuentra aquí en Madrid, que utiliza el dinero de los congoleños, que se van a otro país… esa es la cooperación!
R.M.: Que opina del dinero de cooperación que Europa destina a detener la inmigración. ¿Ha ayudado al desarrollo de sus comunidades?
V. N.: ¡Qué va! De diez millones que se dan, tan solo llegan 100 dólares. La mayoría se queda aquí. Por un lado, los dictadores roban una parte que depositan en los bancos de Europa, y por otra, la cooperación en si misma gasta el resto: en enviar expertos técnicos con buenos salarios, misiones auditoras para verificar qué hemos hecho con ese dinero, billetes de avión en primera clase, expertos cooperantes, etcétera, etcétera. Finalmente, no llega nada a África. La cooperación también impone las maquinas que hay comprar, casi siempre en los países donantes de la cooperación. Al final, la cooperación beneficia a los que donan el dinero y no al pueblo al que va destinado. Es una falsa cooperación.