Sanciones internacionales, negociaciones entre su gobierno y la oposición, suspensión de la Unión Africana (UA), aceptación de los resultados que lo consagraron vencedor. Todo eso generó Robert Mugabe en el primer día de la cumbre de la UA que tiene lugar en Egipto, donde todos hablaron, menos él. El día no empezó bien para el […]
Sanciones internacionales, negociaciones entre su gobierno y la oposición, suspensión de la Unión Africana (UA), aceptación de los resultados que lo consagraron vencedor. Todo eso generó Robert Mugabe en el primer día de la cumbre de la UA que tiene lugar en Egipto, donde todos hablaron, menos él.
El día no empezó bien para el presidente zimbabuense. Mientras aterrizaba en la localidad costera de Sharm el-Sheikh, los observadores electorales de la UA en Harare declaraban que los comicios de este domingo -en los que compitió él solo- «no alcanzaban los estándares democráticos» del continente.
Otra voz crítica que se escuchó temprano este lunes fue la de Asha Rose Migiro, vice-secretaria general de las Naciones Unidas, que recordó frente a los 53 líderes africanos la «violencia e intimidación» que marcaron el proceso electoral de ese país y que derivaron en el retiro de la oposición de la segunda vuelta electoral.
Por la tarde llegó la noticia a Egipto desde Washington de que el gobierno estadounidense preparaba un borrador de sanciones contra Mugabe para presentar ante el Consejo de Seguridad de la ONU, que incluiría el embargo de armas y el congelamiento de cuentas en el exterior del presidente y otros miembros del gobierno.
Pero la misma encargada de asuntos africanos en el Departamento de Estado de EE.UU., Jendavi Frazer, debió reconocer ante la prensa que la propuesta de sanciones internacionales a Zimbabue no tiene consenso entre los jefes de Estado africanos.
Acuerdo «a la keniana»
Mayor aceptación entre los miembros de la UA parece tener la posibilidad de un acuerdo entre el partido oficialista ZANU-PF y el MDC del líder opositor Morgan Tsvangirai, una idea apoyada por Sudáfrica, principal aliado de Mugabe en la región.
«ZANU-PF y MDC deben entrar en negociaciones que conduzcan a la formación de un gobierno de transición que saque a Zimbabue de sus actuales desafíos políticos», dijo este lunes el ministro de Relaciones Exteriores sudafricano, Nkosazana Dlamini Zuma.
Tsvangirai no se opone a negociar con Mugabe pero quiere tomar como base de cualquier acuerdo los resultados de la primera elección presidencial de marzo pasado, donde el MDC obtuvo una victoria parcial que no fue lo suficientemente abultada como para evitar una segunda vuelta.
Líderes africanos se han manifestado a favor de un gobierno de unidad en Zimbabue, similar al que terminó este año con la crisis interna de Kenia. Lo curioso es que los dos protagonistas de esa negociación no coinciden en qué hacer con Mugabe.
Mientras el primer ministro keniata, Raila Oldinga, pidió desde Nairobi que Mugabe sea suspendido por la Unión Africana hasta que se celebren elecciones justas en su país, el presidente keniata, Mwai Kibaki, dijo a la agencia Reuters en Egipto que la única solución posible es un acuerdo entre las partes involucradas.
Pero Kibaki no fue tan lejos como su par de Gabón, Omar Bongo, quien apoyó sin miramientos al que fuera reelecto mandatario de Zimbabue por sexta vez consecutiva.
«Él fue elegido, ha tomado un juramento y está aquí con nosotros, por lo tanto es el presidente y no le podemos pedir más».