Traducido para Rebelión por Luis Aguilar
La locutora de la Radio Nacional Públics estaba tan excitada que pensé que se había orinado: El Presidente de los Estados Unidos había descendido su avión hasta 1700 pies de altura ¡para tener una mejor vista del daño causado por la inundación! Y hay una foto de nuestro Comandante en Jefe mirando por la ventana, se le veía muy serio y preocupado.
Eso fue ayer (el 1ro de Septiembre). Hoy él se fue a jugar golf. No es broma.
Estoy seguro que a las personas de Nueva Orleans les habría gustado mostrarle su aprecio, pero sus misiles tierra-aire estaban mojados.
Aquí no hay nada nuevo bajo el sol. En 1927, un Presidente Republicano se tomó una foto sobre el Mississippi camino a Nueva Orleans. Calvin Coolidge, «un hombre gordo y pequeño con un cuaderno de apuntes en su mano», prometió reconstruir el estado. Él no lo hizo. En lugar de eso, se fue a jugar golf con Ken Lay o el equivalente al barón del ferrocarril en sus días.
En 1927, el Partido Demócrata había muerto y esperaba su entierro. Cuando se aproximaba la depresión económica, los Demócratas en coma, como Franklin D. Roosevelt, demandaban un presupuesto balanceando. Entonces, cuando las aguas se estaban desbordando, finalmente un político dijo: «¡No están mintiendo! ¡El Presidente miente! Los más ricos nos están ahogando, y lo hará nuevamente y una y otra vez. Nos indujeron a dos guerras imperialistas para su propio beneficio, dejándonos sin escuelas y sin esperanza, y cuando usted se queja, ellos le echan la culpan a los negros, a los judíos y a los inmigrantes. Yo digo, ¡démosle una patada en el trasero y tomemos la parte que nos corresponde!». [Quien dijo esto fue Huey Long, Gobernador y Senador por Louisiana, tildado de populista y dictador por los ricos. Nota del traductor].
Huey Long diseñó un plan: La aplicación de un impuesto a la renta progresivo, inversión real en la educación, la reconstrucción de Louisiana y Estados Unidos, el fin de las guerras imperiales, y un fin para la oligarquía financiera. Las aguas retrocedieron, pero la cólera no, y Huey «Kingfish» Long fue elegido Gobernador de Louisiana en 1928.
En aquel tiempo, la educación era gratuita, pero no los libros escolares. El gobernador Long aplicó impuestos a las grandes compañías petroleras para pagar por los libros. Las compañías de Rockefeller se rehusaron a pagarlo, entonces Long ordenó a la Guardia Nacional tomar los campos petrolíferos de la «Standard Oil» en el Delta. Huey Long fue tildado de «demagogo» y «dictador» [curiosamente los mismos epitetos que se usan contra Hugo Chávez hoy en día. Nota del traductor]. Por supuesto. Porque fue Huey Long quien estableció el concepto que un gobierno de la gente debe proteger a las personas, a sus escuela, a sus viviendas, y darle a cada hombre o mujer el empleo que necesita.
El gobierno, dijo, somos «Nosotros, el pueblo», no los plutócratas ni los Halliburtons, debemos construir puentes y recaudar impuestos para que las aguas no pasen sobre nuestras cabezas. Todo lo que tenemos que hacer es compartir la riqueza de la nación que creamos como una nación. Pero lo que también quizo decir es que debemos enfrentarnos a lo que él llamó las «concentraciones de poder monopólico», para financiar las necesidades del público.
En otras palabras, Huey Long fundó al moderno Partido Demócrata. Franklin Roosevelt y el partido del establishment, asustados sin sentido por la ineluctable marcha de Long hacia la Casa Blanca, adoptaron su programa, le llamaron El Nuevo Contrato, y más tarde La Nueva Frontera y la Gran Sociedad. Estados Unidos y el partido prosperaron.
Estados Unidos puede usar a un Partido Demócrata otra vez y hay un rumor que eso está vivo-en alguna parte. Y ahora es el momento, como en 1927. Cuando los cuerpos flotan en las calles de Nueva Orleans, no es tiempo para que los Demócratas se esquiven o se escabullan, con la excusa de que «no pueden politizar» este desastre que podía evitarse.
Setenta y seis años atrás esta semana, Huey Long fue herido mortalmente a balazos, asesinado a la edad de 43 años [cuando aspiraba a la presidencia de EE.UU.]. Pero el legado de su combate permanece, desde el Seguro Social hasta los préstamos hipotecarios para los veteranos de guerra.
No hay tal cosa como un desastre «natural». Los huracanes ocurren, pero las muertes ocurren por la negligencia oficial, de la reducción de impuestos para los ricos que cortan el corazón de la protección pública. Los cadáveres en las calles son víctimas de una guerra de clases en la cual sólo un lado tiene a un general.
¿Dónde está nuestro Huey Long? Estados Unidos solo necesita a un «Kingfish» que se ponga de pie y diga que nuestra nación debe deshacerse del espantapájaros con risa de idiota, quién ha dejado a Estados Unidos herida y en peligro mientras él juega a ser Napoleón en otros continentes.
Me doy cuenta que en medio de la inundación infernal es un mal tiempo para darle lecciones de natación a los Demócratas; Pero hay que actuar ahora o todos nos hundimos.
Original en inglés:
http://www.gregpalast.com/detail.cfm?artid=453&row=0