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Educar como Dios manda

Fuentes: El Colectivo - Rebelión

La decadencia de Estados Unidos como potencia mundial comienza en casa, siendo la educación un ámbito privilegiado para entender ese declive. Con esto se evidencia que la historia no marcha necesariamente hacia adelante siguiendo la senda irreversible del progreso y mejorando las condiciones existentes.

Cuando en varios estados de los Estados Unidos se han aprobado leyes que obligan a que en todas las aulas de las escuelas públicas se coloquen avisos con el texto de los Diez Mandamientos queda la impresión de que no estamos en el siglo XXI ‒momento en el que se supone gran parte de la población está alfabetizada y tiene algún nivel de formación escolar‒ sino que hemos regresado a períodos oscurantistas que se creían superados por la modernidad capitalista. En concreto, es el retroceso de la educación laica, uno de los principales logros de porciones importantes de la humanidad en los dos últimos siglos, hacia una educación clerical y confesional.

Se imponen los Diez Mandamientos en las escuelas

En Luisiana se ha aprobado una ley que obliga a fijar en todas las aulas de escuelas y universidades a la vista pública (pegados en avisos que sean visibles en las paredes) el texto de los Diez Mandamientos. En Texas fue aprobado hace pocas semanas una ley similar para escuelas públicas, desde el jardín de infantes hasta la secundaria.

Esta legislación precisa que los Diez Mandamientos no son solamente un texto religioso sino algo más, hitos históricos porque son “documentos fundacionales de nuestro gobierno estatal y nacional». Por eso, se agrega que el texto de los Diez Mandamientos no debe fijarse en forma aislada, ya que es necesario que vaya acompañado de una “declaración de contexto” de, por lo menos, cuatro párrafos en los que se le explique a los profesores y estudiantes que esa doctrina formó parte de la educación pública de los Estados Unidos durante tres siglos y ha influido en la ley y la moral de Occidente.

Estas leyes imponen un ambiente clerical en las escuelas con la hegemonía de una creencia (la de los cristianos evangélicos), violan la libertad de culto, en un país en donde existen múltiples creencias religiosas por la diversidad étnica e histórica de sus habitantes y fomentan un ambiente antiilustrado y anticientífico en todos los ámbitos de la vida, empezando por la educación. Vale recordar que, desde hace décadas, en muchos Estados de la Unión Americana está prohibida la enseñanza de la teoría de la evolución de Charles Darwin y en su lugar se enseña la “ciencia del creacionismo”. Incluso, existen Estados en los cuales un profesor puede ser expulsado si postula que la evolución es un hecho y no una “discutible teoría”.

Cruzada antiilustrada

La legislación señalada no es un caso aislado. Forma parte de una estrategia amplia de los neoconservadores de extrema derecha de los Estados Unidos que hace tiempo libran una campaña sistemática para destruir la educación laica y la libertad de conciencia en escuelas y universidades.      

Esa cruzada ha impuesto la censura, la prohibición y hasta la quema de libros en escuelas, acciones que son promovidas por asociaciones de padres de familia que consideran que sus hijos no deben ser contaminados con doctrinas diabólicas, que son todas aquellas que no se correspondan con los textos bíblicos. También se persigue y expulsa a todos los profesores que no acepten los currículos cristianos que se imponen en las entidades escolares, lo cual destruye la libertad de cátedra y de pensamiento.

Esta cruzada de los cristianos evangélicos es una guerra cultural que abarca todas las esferas de la sociedad, la política y la educación, y se apoya en unos supuestos elementales: la vida es una lucha del bien (representado por ellos) contra el mal que encarnan los demás; Estados Unidos está asolado de enemigos, dentro y fuera del país, a los que es necesario destruir; los cristianos blancos son la expresión de un Dios viril y machista que exige orden y violencia; toda la sociedad es un tinglado de batalla en el que se libra una guerra por apropiarse del alma de todos los “buenos estadounidenses”… Por ello, los cristianos son violentos, militaristas, machistas, cultores de las armas y de la muerte, individualistas y competitivos. Sus concepciones religiosas no tienen nada que ver con la idea de un cristiano amable, pacífico y solidario y si en algún lugar aquellos antivalores deben imponerse desde la infancia es en la escuela. Hay que implantar en la mente de los niños el dogma de la lectura cristiana del evangelio, con el culto a la autoridad, a la familia, al ejército, al machismo, a la empresa privada…

Este neoconservadurismo de tinte religioso pregona, con un claro tono neoliberal, que los mercados libres son un resultado de la voluntad divina y que la competencia que generan solo puede dar como resultado mejores escuelas para todos, eso sí siempre y cuando en las escuelas predominen los valores cristianos, en lo que si no existe ninguna amplitud competitiva en términos religiosos.

Como resultado, Estados Unidos está retrocediendo en materia educativa, si por legislación se trata, más de 60 años, porque sólo hasta comienzos de la década de 1960 el Tribunal Supremo dispuso que no se rezara en las escuelas y si, por formación cultural se refiere, el retroceso es de varios siglos, hasta los tiempos de la colonización inglesa en que los santos evangelios eran los textos centrales de la educación, norma que se impuso en Estados Unidos durante el siglo XIX y gran parte del siglo XX.  

El país en que los mandamientos son letra muerta

En rigor, para qué fijar el texto de los Diez Mandamientos, si la mitad de lo que allí se dice lo violan todos los días los cristianos evangélicos de Estados Unidos, pues ellos matan, roban, mienten, codician los bienes ajenos, lo cual ameritaría una reforma de ese texto, para que se actualice en concordancia con los santos principios criminales de los Estados Unidos, adentro y afuera de su territorio. Porque entre los mandamientos que rigen la vida real de los Estados Unidos y de gran parte de sus habitantes, el sexto dice “Debe matarse a todos los malos y enemigos y por eso todo cristiano tiene derecho a comprar y usar armas a su antojo”, el octavo afirma “Robarás todo lo que encuentres a tu paso, sobre todo si son bienes naturales, materiales y energía de otros países”, el noveno sostiene que “Debe mentirse a diestra y siniestra sin reparos”, como lo hace Donald Trump y compañía, y el décimo señala “Codiciarás y te apropiarás de la casa del prójimo, violarás a sus mujeres, matarás a sus niños, los expulsarás de sus tierras”, tal y como lo ponen en práctica los genocidas de Israel, patrocinados en gran medida por los cristianos evangélicos, uno de los componentes centrales del lobby sionista en Estados Unidos.

Publicado en papel en El Colectivo (Medellín), No. 110, agosto de 2025.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.