Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
- Además de oficiales militares y agentes de inteligencia de EE.UU., «Unified Quest 2008» reunió a participantes del Departamento de Estado y de otras agencias gubernamentales de EE.UU., académicos, periodistas, y oficiales militares extranjeros (incluidos representantes militares de varios países de la OTAN, Australia e Israel), junto a los contratistas militares privados que ayudaron a realizar los simulacros de combate: Rand Corporation y Booz-Allen.
- La lista de opciones para el escenario nigeriano varió de la presión diplomática a la acción militar, con o y sin la ayuda de naciones europeas y africanas. Un participante, el teniente coronel del Cuerpo de Marines de EE.UU., Mark Stanovich, elaboró un plan que especificaba el despliegue de miles de soldados de EE.UU. dentro de 60 días…
- Entre los escenarios examinados durante los juegos estuvo la posibilidad de intervención militar directa de EE.UU. involucrando unos 20.000 soldados estadounidenses a fin de «asegurar el petróleo,» y la cuestión de cómo manejar posibles divisiones entre facciones dentro del gobierno nigeriano. El juego terminó sin intervención militar porque una de las facciones rivales ejecutó un exitoso golpe y formó un nuevo gobierno que buscaba estabilidad.
- Cuando el general Ward apareció ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara el 13 de marzo de 2008 citó la creciente dependencia de EE.UU. del petróleo africano como un tema prioritario para Africom y continuó para proclamar que combatir el terrorismo sería «el objetivo número uno de Africom en todo el teatro de operaciones.» Apenas mencionó el desarrollo, la ayuda humanitaria, el mantenimiento de la paz o la solución de conflictos.
En mayo de 2008, el United States Army War College en Carlisle, Pensilvania, fue la sede de «Unified Quest 2008,» los simulacros de combate anuales del ejército para probar la capacidad de las fuerzas armadas estadounidenses de encarar el tipo de crisis que podrían enfrentar en el futuro cercano. «Unified Quest 2008» fue especialmente notable porque fue la primera vez que los simulacros de combate incluyeron escenarios africanos como parte del plan del Pentágono de crear un nuevo comando militar para el continente: el Comando África o Africom. No hubo representantes de Africom en los simulacros de combate, pero oficiales de Africom estuvieron en estrecho contacto durante todo el evento.
Los simulacros de combate, de cinco días de duración, fueron diseñados para considerar qué crisis podrían estallar en diferentes partes del mundo dentro de entre cinco y 25 años y cómo EE.UU. podría encararlas. Aparte de oficiales militares y agentes de inteligencia de EE.UU., reunió a participantes del Departamento de Estado y de otras agencias gubernamentales de EE.UU., académicos, periodistas, y oficiales militares extranjeros (incluidos representantes militares de varios países de la OTAN, Australia e Israel), junto a los contratistas militares privados que ayudaron a realizar los simulacros de combate: Rand Corporation y Booz-Allen.
Uno de los cuatro escenarios que fueron simulados fue un ensayo de cómo Africom reaccionaría ante una crisis en Somalia – fijada para 2025 – causada por un aumento de la insurgencia y de la piratería. Por desgracia, no existen informaciones sobre los detalles del escenario.
Hay mucha más información sobre el otro escenario – fijado para 2013 – que fue un ensayo de cómo Africom reaccionaría ante una crisis en Nigeria en la cual el gobierno nigeriano estaría cercano al colapso, y facciones rivales y rebeldes combatirían por el control de los campos petrolíferos del Delta del Níger y por el poder en el país que es el sexto proveedor por su tamaño de importaciones de petróleo de EE.UU.
La lista de opciones para el escenario Nigeria variaba de la presión diplomática a la acción militar, con o sin la ayuda de naciones europeas y africanas. Un participante, el teniente coronel del Cuerpo de Marines de EE.UU., Mark Stanovich, elaboró un plan que especificaba el despliegue de miles de soldados de EE.UU. dentro de 60 días, lo que hasta él mismo consideró indeseable…
A medida que el juego progresaba, según el ex embajador de EE.UU. David Lyon, se hizo evidente que el gobierno de Nigeria era una gran parte del problema. Como lo describió: «tenemos un círculo de elites [el gobierno de Nigeria] que se han apropiado de recursos y que tratan de perpetuarse. Sus intereses no son exactamente los de la gente.»
Además, según el mayor del ejército de EE.UU., Robert Thornton, oficial en el Joint Center for International Security Force Assistance en Fort Leavenworth, Kansas, «empezó a ver que era realmente [el sector] verde (el gobierno de la nación anfitriona) el que tenía la iniciativa, y que cualesquiera acciones de [el sector] azul (el gobierno de EE.UU. y sus aliados) dependían de lo que verde estuviera dispuesto a tolerar y a acomodar.»
Entre los escenarios examinados durante los juegos estuvo la posibilidad de intervención militar directa de EE.UU. involucrando unos 20.000 soldados estadounidenses a fin de «asegurar el petróleo,» y la cuestión de cómo manejar posibles divisiones entre facciones dentro del gobierno nigeriano. El juego terminó sin intervención militar porque una de las facciones rivales ejecutó un exitoso golpe y formó un nuevo gobierno que buscaba estabilidad.
Las recomendaciones que los participantes elaboraron para el Jefe del Estado Mayor del Ejército, general
George Casey, parecen no estar a disponibilidad del público, de modo que no sabemos exactamente lo que concluyeron finalmente los participantes. Pero sabemos que ya que los simulacros de guerra tuvieron lugar durante la campaña de elección presidencial, el general Casey decidió informar tanto a John McCain como a Barack Obama sobre sus resultados.
El Proyecto de Investigación de Seguridad Africana ha preparado informes que suministran información detallada sobre la creación, misiones y actividades de Africom. En particular, revelan que ni el comandante de Africom, general William Ward, ni su adjunto, vicealmirante Robert Moeller, tienen alguna ilusión sobre el propósito del nuevo comando.
Por lo tanto, cuando el general Ward apareció ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara el 13 de marzo de 2008, citó la creciente dependencia de EE.UU. del petróleo africano como un tema prioritario para Africom y continuó para proclamar que combatir el terrorismo sería «el objetivo número uno de Africom en todo el teatro de operaciones.» Apenas mencionó el desarrollo, la ayuda humanitaria, el mantenimiento de la paz o la solución de conflictos.
Y en una presentación por el vicealmirante Moeller en una conferencia de Africom realizada en Fort McNair el 18 de febrero de 2008 y colocada posteriormente en la web por el Pentágono, declaró que la protección «del libre flujo de recursos naturales de África al mercado global» era uno de los «principios guía» de Africom y específicamente mencionó «la discontinuidad del petróleo,» el «terrorismo,» y la «creciente influencia» de China como importantes «desafíos» para los intereses de EE.UU. en África.
Desde entonces, como el general Ward ha demostrado en una entrevista con AllAfrica, se ha hecho más adepto a adherirse a la posición oficial pública del gobierno de EE.UU. sobre los objetivos de Africom y sobre la escalada de sus operaciones militares en el continente africano.
Estas actividades incluyen actualmente la supervisión de las ventas de armas, de los programas de entrenamiento militar y de los ejercicios militares de EE.UU., la supervisión de la creciente presencia de fuerzas navales de EE.UU. en el Golfo de Guinea rico en petróleo y frente a la costa de Somalia; la dirección de la nueva base de EE.UU. en Camp Lemonier en Djibouti; y la administración de la serie de bases militares africanas a las cuales EE.UU. ha obtenido acceso gracias a acuerdos con los gobiernos anfitriones de países africanos en todo el continente. Esos países incluyen a Argelia, Botsuana, Gabón, Ghana, Kenia, Mali, Marruecos, Namibia, Sao Tome, Senegal, Sierra Leona, Túnez, Uganda, y Zambia.
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El presidente Obama ha decidido expandir las operaciones de Africom en todo el continente. Ha propuesto un presupuesto para el año fiscal 2010 que incluye un aumento de la ayuda a la seguridad a gobiernos represivos y antidemocráticos en países ricos en recursos como Nigeria, Níger, Chad, la República Democrática del Congo, y a países que son aliados militares clave de EE.UU. como Etiopía, Kenia, Djibouti, Ruanda y Uganda.
Y realmente ha preferido escalar la intervención militar de EE.UU. en África del modo más conspicuo al suministrar armas y entrenamiento al acosado Gobierno Federal Transicional de Somalia, como parte de su esfuerzo por convertir África en un campo de batalla central en la «guerra global contra el terrorismo.» De modo que obviamente es hacerse ilusiones si se cree que el conocimiento de los verdaderos riesgos de una tal estrategia revelados por esos escenarios hipotéticos le haya dado una mejor idea de los riesgos que representa una estrategia semejante.
Daniel Volman es director del Proyecto de Investigación de la Seguridad Africana en Washington, DC y miembro del consejo de directores de la Asociación de Eruditos Preocupados por África. Ha estado estudiando la política de seguridad de EE.UU. hacia África y las actividades militares de EE.UU. en África durante más de 30 años.
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