Los dos agentes israelíes que se apropiaron de «una biblioteca de documentos del Pentágono», según la investigación del FBI, no tendrán que enfrentar ante el tribunal cargos de espionaje. La decisión altamente política -y necesariamente consultada al más alto nivel- ha sido anunciada por Dana Boente, fiscal interina del distrito Este de Virginia. Boente sostuvo […]
Los dos agentes israelíes que se apropiaron de «una biblioteca de documentos del Pentágono», según la investigación del FBI, no tendrán que enfrentar ante el tribunal cargos de espionaje.
La decisión altamente política -y necesariamente consultada al más alto nivel- ha sido anunciada por Dana Boente, fiscal interina del distrito Este de Virginia.
Boente sostuvo en una moción presentada ante una corte de Alejandría que el caso estaba «abandonado por previas decisiones de la corte». De acuerdo con la funcionaria federal estas decisiones «generaron dudas de que el gobierno ganaría el caso en contra de los dos presuntos espías».
Steven Rosen y Keith Weissman, dos ex dirigentes del Comité de Asuntos Públicos Estadounidense Israelí (más conocido por su sigla AIPAC), fueron acusados de conspiración por pasar información secreta de defensa a un diplomático de la Embajada de Israel entre abril 1999 y agosto 2004.
El AIPAC, el multimillonario lobby israelí que subsidia a la mayoría de los políticos norteamericanos, mantiene en la capital norteamericana miles de «representantes» que están en contacto permanente con políticos y funcionarios.
En su libro The Israel Lobby and U.S. Foreign Policy, un best-seller del New York Times publicado en septiembre de 2007, el investigador John Mearsheimer afirma que el AIPAC «es un agente de facto de un gobierno extranjero».
Rosen, Weissman y un oficial del Departamento de Defensa que les regaló miles de documentos secretos, Lawrence Franklin, fueron acusados en 2005 bajo el Acta de Espionaje luego de una investigación del FBI.
Franklin se declaró culpable y fue sentenciado en 2006 a más de 12 años de prisión. A pesar de la gravedad del crimen, se encuentra en libertad condicional.
Los dos espías israelíes siguieron han continuado libres.
Franklin no era un funcionario cualquiera: trabajó directamente con el Subsecretario Douglas Feith, entonces descrito como «el Número Tres» del Pentágono, que asesoraba sobre los temas del Medio Oriente y de Irán.
Más aún, Franklin declaró ante el tribunal que «ocasionalmente» se reunía con el Secretario a la Defense Donald Rumsfeld y el ex Asesor del Pentágono Paul Wolfovitz para asesorarlos.
El material de inteligencia entregado a los dos agentes se refería al Medio Oriente y Al-Qaeda, temas extremadamente sensibles.
El caso de Rosen y Weissman volvió a los titulares hace poco cuando se reveló que la representante demócrata por California, Jane Harman, había acordado buscar un trato complaciente para Rosen y Weissman.
Mientras tanto, cinco cubanos arrestados por el FBI en Miami cuando infiltraban grupos terroristas de esa ciudad y luego acusados de conspiración para espiar cuando nunca se acercaron ni a la sombra de un documento secreto, esperan en prisión una decisión de la Corte Suprema.
Desde su juicio trucado, René González, Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Fernando González siguen encarcelados en cinco prisiones distintas del inmenso territorio norteamericano con contactos severamente restringidos con sus familiares.