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Una atrocidad sin límites

EEUU busca convertir Somalia en una tierra sin ley

Fuentes: Global Research

Traducido por Mariola y Jesús María García Pedrajas

No contentos con destruir el único vestigio de estabilidad que Somalia había conocido en casi las dos últimas décadas, proporcionando armamento, apoyando y participando en un brutal «cambio de régimen» con la invasión por parte de Etiopía, la Administración Bush quiere ahora convertir esta devastada tierra en una «tierra sin ley» internacional, una Fallujah gigante donde cualquier nación poderosa del mundo pueda lanzar incursiones armadas en suelo somalí, causando los estragos de los «daños colaterales» habituales, en la búsqueda de piratas – o de aquellos arbitrariamente designados como piratas.

El Régimen de Bush está redactando un borrador de resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que dará carta blanca a la «comunidad internacional» para «dar caza» a los supuestos piratas en tierras de Somalia, informa The Guardian:

Un borrador de resolución que permitiría a los estados combatir la piratería «tomando cualquier medida necesaria en tierra de Somalia, incluyendo su espacio aéreo» ha sido entregado a los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Se requerirá el consentimiento previo para estos asaltos de un débil y fragmentado gobierno de Somalia…

Como citamos recientemente aquí, el «gobierno somalí» es una coalición en rápido colapso de señores de la guerra pagados por la CIA y de colaboradores etíopes que «controlan» sólo algunos barrios de las ciudades sobre el total del país. Es inconcebible pensar que esta entidad cercana a la ficción quisiera o pudiera oponerse a la «petición» de una nación poderosa de enviar tropas a Somalia con la noble misión de tomar medidas drásticas contra los piratas. ¿Y qué ocurre cuando las fuerzas invasoras inevitablemente chocan con los otros grupos armados en esta guerra de todos contra todos, de múltiples cabezas como una hidra, que está teniendo lugar en el país? Pues que los invasores tendrán que tomar severas «medidas de protección», por supuesto.

La historia continua haciendo notar que la ubicación de «las guaridas de los piratas son bien conocidas»:

Junto a la costa del noreste de Somalia, pueblos y ciudades como Eyl, Haradheere y Hobyo proporcionan refugio y apoyo logístico a las bandas piratas que mantienen, al menos, 14 naves.

Y no es, ciertamente, sorprendente que los patrocinadores occidentales del «gobierno» somalí sepan donde se encuentran los piratas: ellos mismos les proporcionaron mucha ayuda durante su surgimiento, como citamos aquí hace tan solo unas semanas:

Por una vez, [The Times] da cuenta de algo que casi nunca se menciona en cualquier historia sobre Somalia, ni en los muy escasos artículos sobre el conflicto en sí mismo, ni en las mucho más numerosas historias sobre piratería y sus efectos en la navegación comercial (un asunto de más importancia que las vidas de 10.000 seres humanos inocentes, por supuesto): el hecho de que los principales patrocinadores y financiadores de las bandas de piratas «están vinculados con el gobierno pro-occidental del país.»

El periódico conservador británico da a continuación una explicación precisa de cómo estas facciones que apoyan a los piratas llegaron al poder – hechos que son casi universalmente ignorados por los medios «liberales» de Estados Unidos. (Por no mencionar a la «blogosfera progresista;» de hecho, puedes encontrar más referencias a la guerra de Somalia en la prensa corporativa que entre nuestros «disidentes» de Internet.»):

Años de violencia, abandono y políticas erróneas han convertido a Somalia en unos de los países más peligrosos y han creado un caldo de cultivo para la aparición de piratas que atacan una de las rutas mercantes más concurridas.

Hoy en día el área noreste del país, incluyendo Puntland, ha sido esculpida por señores de la guerra que se financian a sí mismos con el negocio de la droga y de las armas. Este el también el corazón de los piratas, cuyos principales patrocinadores están ligados al gobierno apoyado por occidente. Islamistas radicales controlan la mayor parte del sur, incluyendo el puerto clave de Kismaayo y el área fronteriza permeable con Kenia, un aliado occidental acérrimo.

Esto ha dado lugar a una pesadilla occidental, que se supone había sido destruida por la invasión etiope de Somalia apoyada por Estados Unidos hace dos años para apoyar a un gobierno títere creado por la comunidad internacional. Esa alianza extendió el espectro de radicales extremos a devotos musulmanes moderados. Los últimos tenían el poder.

Todos – menos al parecer los planificadores del pentágono – sabían que Somalia nunca se había mostrado un territorio fértil para un radicalismo islámico al estilo saudí. Sin embargo, el bombardeo indiscriminado de áreas civiles por parte de Etiopia, el enemigo histórico de Somalia, con un número enorme de víctimas, acabó con eso. Los islamistas fueron expulsados, los moderados se marcharon al exilio y los duros tomaron el control del sur con un apoyo popular que superaba con creces a nada que hubieran imaginado.

Un gobierno títere, instalado por una invasión extranjera, inmerso en el crimen y la corrupción, alienando y radicalizando a la población: aquí vemos la quintaesencia de la «Guerra contra el Terror», replicada fielmente en Irak, Afganistán, y Somalia – y pronto, quizás, en Pakistán.

Y ahora el régimen de Bush – diciendo adiós en una Götterdämmerung de sangre y furia dirigida contra el mundo (y el pueblo de Estados Unidos) – quiere intensificar el caos el Somalia, dejando abierta a más invasiones, «ataques de precisión,» operaciones de escuadrones de la muerte, y otras atrocidades, esta vez procedentes no solo de Washington y sus delegados en su Guerra contra el Terror, sino de todas direcciones. Esta es la respuesta del estado militarista de Estados Unidos a cualquier problema, tales como piratería o terrorismo: el ataque de una fuerza militar masiva por tierra, mar y aire; destrucción enorme, colapso social – y sufrimiento humando desatado e inconmensurable.

Esta es la realidad de la tan alabada «continuidad» en «los asuntos de seguridad nacional» que el nombramiento de Barack Obama promete. Esto es lo que «continuará.»

Artículo Original

http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=11375

 

Jesus Maria y Mariola Garcia Pedrajas son colaboradores de Rebelión. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a los traductores y la fuente.